Debate ambiental y económico en la prórroga del cerro Campanario en Bariloche

Se realizó la segunda audiencia pública para extender la concesión por 25 años.

La prórroga de la concesión municipal de Bariloche para explotar el cerro Campanario, a la empresa familiar que lo opera desde hace 60 años, tuvo una nueva instancia de participación ciudadana con la segunda audiencia pública en la que las observaciones vecinales se centraron en lo ambiental y el rédito económico que dará el contrato a la comuna.

El proyecto de extensión de la concesión por 25 años, con compromiso de obras con un SUM y ampliación de confitería en la cima y el pago de un canon basado en la facturación de boletería y alquileres, fue presentado por el intendente Gustavo Gennuso el año pasado y en junio fue aprobado en primera vuelta por mayoría en el Concejo Municipal.

Claudio Otano, secretario de Ambiente y Desarrollo Urbano, quien expuso en primer orden recordó que la empresa Campanario SRL es de origen familiar local y señaló que “se pone en debate un contrato, no una licencia para construir, que luego será considerado en cuanto a las obras a desarrollar dentro de sus códigos y consideraciones técnicas y normativa específica”.

La aclaración del funcionario antes de dar la palabra a los oradores tenía que ver con las profusas críticas que vecinos del oeste y ambientalistas esgrimieron durante los últimos meses por la magnitud de las obras que se realizarán en la cumbre de la montaña y que nuevamente en la audiencia fueron tema central.

La segunda audiencia pública por la concesión del cerro Campanario tuvo un amplio debate.

La empresa apeló a su historia familiar


Matías Jerman, en representación de la empresa, hizo un repaso histórico del origen del complejo turístico y sus cambios a lo largo de los años y prometió respeto a la normativa, sin pedir excepciones al municipio.

Indicó que la construcción que se propone como parte de las obras de mejoras en los próximos años se emplaza “sobre la misma confitería actual” y que mantendrán el vínculo con la comunidad como hasta el momento. En este punto también por la empresa Griselda Ingrassia destacó las acciones de responsabilidad empresaria que se realizan desde el origen de la firma.

Vamos a sujetarnos siempre a toda la normativa que sea de rigor cumplimentar para llevar adelante el proyecto de la nueva confitería giratoria en la cima del cerro Campanario”, afirmó Ingrassia.


Vecinos y ambientalistas, con objeciones


Entre los oradores hubo planteos ambientales por las obras y las restricciones en la zona. “El complejo Campanario está incluido en reserva natural urbana laguna El Trébol”, afirmó la ambientalista Ana Wieman que reclamó de manera enfática el cumplimiento de los planes de manejo que están vigentes.

Soledad Anselmi, pobladora del oeste, reclamó que dentro de la normativa que se apruebe se exprese de manera “taxativa” que el predio de la concesión está dentro de la reserva natural y se cumplan los parámetros de construcción que allí se contemplan, que son mucho más exigentes que si se tratara de la normativa general del Plan del Oeste.

Luciano Celsi, delegado del Consejo de Planeamiento Estratégico, expuso que la misma empresa concesionaria adeuda una obra de ampliación de la confitería, de 60 m2, comprometida en el contrato que hoy está vigente, que no habría sido aprobada por el municipio años atrás, luego de cambios de parámetros. Y con estos antecedentes pidió que se tenga en cuenta la posibilidad de que las nuevas obras prometidas en el convenio no se concreten.

La arquitecta Graciela Antolín, que no estuvo presente pero se leyó su exposición, hizo un pormenorizado análisis del tratamiento administrativo en distintos consejos y espacios participativos que tiene el municipio y que este proyecto no tuvo, y planteó cambiar el espacio interpretativo que se pretende construir y llevarlo a otra zona como el Jardín Botánico, como aporte a la ciudad.

En materia económica muchos oradores pusieron en discusión el canon que recibirá el municipio que se aplicará sobre la facturación de la boletería y alquileres (de confitería y espacio de antenas) a una razón del 12% el primer año de concesión y que irá en aumento hasta llegar al 21%.

La objeción es que no se incluya en el canon la facturación de la confitería y los futuros nuevos espacios de la cumbre.

Luis Rossi además planteó que con el nivel de facturación de Campanario, la inversión realizada en las obras comprometidas se recuperará en al menos 15 años y por eso propuso realizar una concesión por un plazo menor a los 25 años propuestos.

Los concejales ahora deberán analizar el proyecto y llevarlo a segunda vuelta para su aprobación final o no.


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