Los habitantes de la vera del río Neuquén, a metros del millonario mirador de dos plantas

Tienen 35 años y 24 años y llegaron a la costa del río luego de deambular por todos lados, durante muchos años, inclusive en situación de calle.

La mitad de la construcción es de nylon y otra mitad de maderas cortadas, no muy grandes, y con algunas chapas de reparo. “Había traído unos palos largos, pero los tuve que quemar, todo, porque hacía frío”, se lamentó Franco, hermano de Juan José, habitantes de la precaria construcción bajo la línea de alta tensión, al lado del mirador de dos plantas cotizado en más de 83 millones de pesos.

Hace unos dos años que viven a la vera del río Neuquén. Tienen 35 años y 24 años y llegaron a la costa del río luego de deambular por todos lados, durante muchos años, inclusive en situación de calle por los barrios de Neuquén, en tiempos que no cifran pero que, pero en el que perdieron la escolaridad.

«El tiene estudios», dijo Franco con orgullo de su hermano mayor Juan José, que asegura haber hecho primario, secundario y 9 cursos, pero que no le dan trabajo debido a sus episodios de epilepsia.

Comparten el lugar con su mamá, Elisa, que poco habla mientras su hijos explicaron su condición de ocupantes en la zona del trazado del paseo de la costa del río Neuquén, una zona que inició esta semana la ejecución a cargo de RJ Ingenieria, por 120 días y una contratación de más de 83 millones de pesos.

Juan José vive con sus hermanos y su madre bajo la línea de alta tensión, a pocos metros de la ejecución del mirador de dos niveles sobre el río Neuquén (foto Matías Subat)

“Antes alquilaba, pero después no se pudo”, dijo Elisa. Juan José, Franco y una hermana (que se mantuvo atenta, pero distante y en silencio) viven de changas, de lo que se consiga en arreglos de patio, una pared para pintar, hacer un piso o limpiar un baldío.

Franco explicó que cuando llegaron al barranco, le pidieron permiso para levantar la vivienda al vecino de al lado, con su casa de más de 20 años a la vera del rio Neuquén, ya construída con parte de material. El hombre es grande, vive de trabajos de jardinería, y a veces, no está en todo el día”, aseguraron.

“Estuvimos en otros lugares donde te cobran para entrar, pero resulta que después no son dueños y perdés la plata; hay lugares donde se vive con demasiado desacuerdo”, explicó Juan José.

El trazado del paseo costero sobre el rio Neuquén en construcción. El mirador en un bajo en el medio y al fondo el Bocahue (Matías Subat)

Aseguraron que sólo la policía los fue a ver para que salieran del lugar. No les hablaron de la reubicación y cuando comenzaron los trabajos de máquina en el mirador millonario, los funcionarios no les hablaron ni los incluyeron en algún plan de reubicación.

Dicen que la última vez, antes de estar en una toma en otro lugar, permanecieron 5 años en la calle. Antes de llegar a la costa del río, hubo quien les aconsejó ir a la toma “El Trebol”, pero allá “no hay agua, ni luz, ni medios de movilidad. Acá nos manejamos con el río”, dijo Franco.

“Al principio viviamos abajo del barranco, más cerca del río; pero del otro lado (Cipolletti) vienen a tirar a los patos y por seguridad subimos, porque nos silbaban los tiros”, explicó Juan José.

Detrás del Parque del Este, a la vera de la Cosentino, comenzaron los trabajos del mirador que tendrá una planta baja que «balconeará» el pelo del río para avistaje. En el barranco, también viven dos familias en casillas precarias (foto Matias Subat)

La familia de Juan José, Franco su madre y hermana no están en la toma de Virgen de Lujan, entre Sapere y Provincias Unidas, un centenar de familias que hace unas dos décadas viven en las inmediaciones de la línea de alta tensión y que están en tratativas con el municipio para la relocalización.

“Porqué no les dicen a ésos que se vayan de la Costa del Río”, preguntaron los hermanos con claras señas hacia los coquetos patios del Bocahue, el barrio cerrado a pocos kilómetros del mirador en construcción, que se ve desde el barranco. Consultados si no temen que les ocurra algo debajo de la línea de alta tensión, se preguntan “qué me va a pasar, si se tienen que caer los cables encima, que se caigan. No tenemos dónde ir”, se defendieron.

Franco dijo que como viste con ropa humilde, desgastada y desentona entre los habitantes del Parque del Este «me paran todo el tiempo acá, cuando salgo a buscar leña o trabajo, al lado de los ricos; pero la policía ya sabe que vivimos acá, que no tengo antecedentes, algunos me conocen de antes, porque Neuquén parece grande, pero todos se acuerdan», dijo.



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