Murió el sindicalista Lorenzo Miguel

Un dirigente que construyó poder desde las sombras. Construyó un poder férreo que le permitió negociar con gobiernos e imponer ministros.

Lorenzo Miguel murió a los 75 años.
El mítico líder sindical Lorenzo Miguel murió ayer en el Sanatorio Mitre de Capital, donde había sido internado por una afección renal complicada por un cuadro de diabetes.

Miguel -de 75 años, quien había sido internado el lunes pasado- ocupó durante más de 30 años la conducción de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), y si bien nunca encabezó formalmente la conducción de la CGT, siempre se mantuvo estrechamente ligado a la cúpula del máximo ente sindical.

Los restos del fallecido dirigente eran velados ayer en una casa de sepelios de la calle Murguiondo 3350 de Capital, y hoy serán inhumados en el cementerio porteño de Flores.

Nacido el 27 de marzo de 1927, Lorenzo Miguel logró, desde las sombras, construir un poder férreo y duradero que le permitió negociar con distintos gobiernos, sacar y poner ministros de Trabajo, influir en la interna del PJ, incidir en otros gremios y designar jefes de la CGT.

De bajo perfil, poco amigo de las declaraciones y apariciones mediáticas, «Lorenzo», «El Loro», «El Zorro», «El Tejedor» o «El Tordo» -según algunos de los apelativos con que se lo conoció- supo armar una red de «lealtades» y «compromisos» que lo convirtieron en una persona de consulta de poderosos y de temer para quienes pensaran en enfrentarlo.

Emblemático representante del sindicalismo burocrático, que condujo la UOM durante 32 años sin permitir que surja una oposición seria y antiburocrática, combatió a la izquierda dentro y fuera del peronismo, en los difíciles años de la década del «70.

Nunca ocupó cargos partidarios ni político, a excepción de la conducción de las otrora poderosas 62 Organizaciones Peronistas, desde donde influyó para designar jefes sindicales, como José Ignacio Rucci -ajusticiado el 25 de septiembre de 1973 a dos días de haber sido electo Juan Perón por tercera vez presidente- o el más cercano Rodolfo Daer, de quien se distanció en los últimos años del gobierno de Carlos Menem.

Su poder además le permitió jugar un importante rol en la designación de los candidatos del PJ, como cuando apoyó la candidatura de Italo Luder en 1983, y más acá con Menem, quien en ese momento parecía debilitado ante Antonio Cafiero quien tenía detrás el aparato del PJ.

Pero ya en los tiempos del último gobierno de Perón había tenido gravitación, e incluso las crónicas de la época lo registran como uno de los pocos dirigentes sindicales que estuvo en la Casa Rosada en las horas finales de Isabel Martínez, intentando parar lo inevitable: El golpe de Estado de 1976.

La llegada de los militares lo llevó a prisión, donde compartió la reclusión entre 1976 y 1978 con Menem en el buque «33 Orientales», oportunidad en la que forjó una no muy buena opinión del entonces ex gobernador riojano, por su conducta en ese período que consideraba poco decorosa.

Aunque investigaciones periodísticas sostienen que una misteriosa y casi secreta relación con el ex hombre fuerte de la Armada Emilio Eduardo Massera le permitió pasar a ser blanqueado como preso político y su posterior arresto domiciliario que duró hasta 1980, previo paso por el buque «Ciudad del Rosario» y el penal de Magdalena.

Sin embargo, su política «pendular», que fue afilando a lo largo de los años, no le impidió respaldar a Menem en su camino a la Rosada y luego, por razones desconocidas, combatirlo incluso con un tono y discurso de avanzada al final de su gestión. La mala salud lo llevó a varias internaciones y su última aparición pública fue en la Casa Rosada, durante el gobierno de De la Rúa. (DYN y Télam)

Una extensa trayectoria gremial

Lorenzo Miguel había ingresado a la actividad laboral el 26 de marzo de 1945 en la fabrica metalúrgica CAMEA, del barrio porteño de Lugano, donde creció y pasó la mayor parte de su vida.

A los 24 años salió electo delegado, luego integró la comisión gremial interna del mismo establecimiento, para en 1952 ser convocado como colaborador de la seccional Capital de la UOM, donde después fue miembro de la Comisión Directiva.

Tras ser despedido por su actividad sindical, «El Loro» ingresó en la firma «Pirelli», a la que continuó permaneciendo hasta hoy, y continuó su carrera en ascenso que se corona el 20 de marzo de 1970, cuando ocupa la conducción de la UOM Nacional, el sindicato más importante en aquella Argentina industrial.

Entre 1959 a 1962, con la aplicación del Plan Conintes, Lorenzo había conocido la cárcel al estar confinado en las barcazas «BDT-6» y «BDT-7», en el buque «Bahía Tethis» y en las cárceles de Caseros, de Viedma y de Santa Rosa.

De acuerdo con el testimonio de quienes lo conocieron, Miguel siempre fue un hombre de una inmensa «paciencia», que supo «escuchar» y, sobre todo, «con una gran capacidad para consensuar posturas», que sumada a sus dotes «para saber medir los tiempos» le permitieron llegar adonde llegó.

Casado con su novia de la juventud, Elena Ramos, Miguel tuvo dos hijos Mariana, de 32 años, y Lionel, de 28, y vivió hasta hace una década en su barrio de Lugano, donde además desplegó su pasión por el fútbol -era hincha de San Lorenzo-, la pelota paleta, el tenis y el box. (DYN)

Duhalde despidió a su «querido amigo»

El presidente Duhalde despidió ayer los restos de su «querido amigo» Lorenzo Miguel.

El primer mandatario concurrió minutos después de las 16 a la casa velatoria ubicada en Murguiondo 3350, del barrio porteño de Villa Lugano, para dar el último adiós al jefe de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).

Duhalde manifestó que Miguel fue «el dirigente gremial que ha sostenido la rama política del PJ durante muchos años».

Además de manifestar -antes de ingresar a la sala velatoria-, que Miguel era «un querido amigo», el presidente también dio el pésame a la «familia» del dirigente sindical, «por la que todos tenemos un gran afecto».

«Ha sido un gran querido amigo», un representante «del sector gremial, un símbolo del sindicalismo peronista que ya no quedan», dijo Duhalde.

El diputado y extitular de la CGT Saúl Ubaldini calificó ayer a Miguel como «un líder indiscutido de las 62 Organizaciones peronistas», y consideró que su muerte es «una cruel realidad».

Al conocer la noticia, Ubaldini dijo que el ex conductor de la Unión Obrera Metalúrgica «fue un hombre que nunca peleó un cargo para él, y nunca tuvo un cargo político».

Consultado por las radios porteñas, Ubaldini lamentó «la pérdida de un amigo, líder indiscutido de las 62 organizaciones. Hoy nos encontramos con esta cruel realidad.

«Lorenzo Miguel no solamente fue un ejecutor de la política de su sindicato, sino que a través de las 62 Organizaciones Gremiales peronistas él jugaba un valor sindical político de gran trascendencia en la faz movimientista».

Según indicó, Miguel «fue un hombre que siempre otorgó posibilidades para ir a desempeñar funciones y nunca pidió nada para él». A la sala velatoria concurrieron una serie de referentes políticos, sindicales y hasta deportivos, como el ex candidato a gobernador bonaerense Herminio Iglesias y el ex director técnico de San Lorenzo -cuadro del que era hincha fanático- y actual de Newell´s, Héctor «Bambino» Veira, entre otros. (DYN y Télam)


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