Nación avanza en una reforma del plan gas para lanzarlo en esta primavera

Nación avanza en modificaciones al plan de incentivos del sector con el objetivo de evitar una nueva caída en la producción para el año que viene. El desafío es atraer inversiones sin impactar de más en las tarifas.

La definición del nuevo plan de incentivos para la producción de gas natural en el país no resultó tan fácil como se pensaba. El proyecto inicial del Esquema del Gas 2020/2024 no terminó de cuadrar en el sector y desde el gobierno nacional se avanza a contrarreloj en una reforma del programa que permita por un lado garantizar las inversiones necesarias para reactivar el segmento pero a la vez sin generar un serio impacto en las tarifas de los consumidores.

La necesidad de realizar una reforma al plan antes de ser lanzado radica precisamente en la perspectiva de fracaso de uno de esos objetivos centrales que persigue el gobierno. Es que según se supo, habrían sido muy pocas las empresas que, con el esquema diseñado bajo la órbita del ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, habrían ratificado que reactivarían sus inversiones para producir más gas.

Dicho en concreto, el plan como estaba diseñado no generaba las suficientes condiciones para que las empresas se decidan a invertir en un sector en donde desde hace más de un año casi no se realizan nuevos pozos porque el precio que se obtiene por el gas no repaga esas inversiones.

De momento la única firma que está realizando una campaña para sumar nuevos pozos de gas es la Compañía General de Combustibles (CGC) en Santa Cruz, en su área El Cerrito – Campo Indio. Pero se trata de un plan de pozos alimentado por los aportes del anterior plan gas, el de la Resolución 46 que le garantiza a la firma un precio de 6,50 dólares por millón de BTU, muy lejano a los 2 a 2,50 dólares que se perciben por el gas sin subsidios y que podrían elevarse hasta 3,90 con el esquema planteado.

Desde el gobierno nacional además se acaba de generar un cambio, con letra mayúscula, en la secretaría de Energía de la Nación, que no solo pasó de depender del ministerio de Desarrollo Productivo de Matías Kulfas, al de Economía de Martín Guzmán, sino que también incluyó el descabezamiento de su titular, Sergio Lanziani.

Pocas áreas lograron mantener la generación que mostraron el invierno pasado.

El neuquino Darío Martínez es su sucesor, pero en la práctica aún no hubo asunción oficial por lo que las negociaciones emprendidas por el saliente presidente de la comisión de Energía de la Cámara de Diputados de la Nación son, en la práctica, extraoficiales.

Desde este nuevo sector coinciden con sus predecesores en la necesidad de generar un incentivo para la producción de gas natural ante la caída en la generación que este invierno ya provocó problemas como la interrupción del ministro en algunas fábricas de Buenos Aires.

Es que el pronóstico indiscutido es grave: si no se comienzan a realizar nuevos pozos en los próximos meses la producción para el invierno que viene caerá aún más, obligará a multiplicar las importaciones con el agravante de que desde fines de 2018 Argentina cuenta con un solo buque regasificador tras la despedida del barco que captaba las importaciones en Bahía Blanca.

El dato

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son los pozos perforados pero no terminados con destino a gas que hay en los yacimientos de Neuquén.


De necesitarse una inyección extra de gas en el invierno del año que viene, el país no sólo debería generar una sangría de divisas para por ejemplo centrar la generación térmica en combustibles líquidos -más costos que el gas-, sino que además es posible que se deba dar marcha atrás con los logros que se creyó haber alcanzado.

Esto es, volver a importar gas desde Chile, y volver a sumar un segundo buque regasificador, para lo cual además habría que liberar la barcaza licuefactora que alquiló YPF a Exmar y que hoy ocupa el lugar en donde el regasificador puede conectarse.

Desde el gobierno nacional se advirtió que se trabaja con todos los actores de la cadena del gas para definir una reforma al Esquema del Gas que genere el interés de las empresas para reactivar sus trabajos, pero apuntan a que sean cambios sobre el armado del plan ya diseñado para que el mismo pueda ser lanzado esta primavera, entre la última semana de este mes y las primeras de octubre.


Uno de los puntos que se están observando está en el mismo nombre del plan, dado que desde la nueva secretaría de Energía y el ministerio de Economía se habrían puesto reparos a que el programa de incentivos contemple contratos entre las productoras y las distribuidoras que superen el mandato del gobierno.

Los contratos a cuatro años que prevé el proyecto que se presentó a las empresas semanas atrás, son uno de sus principales atractivos pero también un arma de doble filo al estar fijados en dólares en un país en donde el peso acumula en apenas un par de años una devaluación de más del 150%.

El precio al cual se avalarían esos contratos entre las partes de la industria y también Cammesa es otro de los ejes de preocupación, dado que en momentos de crisis como el actual, el dilema de la sábana corta en el mercado del gas hace que sea más corta que nunca.

Desde hace más de un año son escasos los nuevos pozos de gas que se perforaron en el país.

Esto se debe a que si se avala un precio alto que permita a las productoras mejorar sus ingresos y repagar sus inversiones, ese mayor precio deberá ser soportado por el otro extremo del mercado, los usuarios o el Estado a través de subsidios.

Los encargados de la reforma del plan saben que corren contra el tiempo por el plazo de hasta nueve meses que toma un nuevo pozo entre que comienza a ser perforado y entra en producción. Pero desde el mismo sector saben que algunas empresas, y en especial YPF, tienen un as bajo la manga, y estos son los más de 60 pozos orientados al gas que están perforados pero sin terminar en Vaca Muerta y que podrían llegar a tiempo para campear el invierno que viene si el plan de incentivos se demora un poco más.

Opinión: La clave de la confianza del inversor

El presidente de Shell Argentina, Sean Rooney, aseguró esta semana que el principal desafío del sector hidrocarburífero es recuperar la confianza para volver a invertir.

Y el éxito del plan de estímulo al gas que se lance dependerá en gran medida de que las empresas y sus inversores vuelvan a apostar a producir en un país en donde en poco más de un año se cambiaron varias veces las reglas del juego.

Es que el gobierno que busca ahora tentar a las empresas con un precio alto tiene en el pasado muy reciente la media derogación de la Resolución 1053 que abona las diferencias acumuladas en el precio del gas del 2018.

El lanzamiento definirá si se logró recuperar la confianza o si como en la fábula ya nadie le creerá al pastor cuando grite que viene el lobo.


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