“¿Nadie es responsable?”

Neuquén

Un joven trabajador de 24 años cae en una sumamente tóxica pileta de purga. Su compañero (34), alarmado, avisa del accidente a la base pero sabe que no tiene mucho tiempo, decide entonces arriesgar su vida para salvar a su hermano de clase.

Sueños compartidos. Trabajar en el petróleo, hacerse la casa, construir un futuro. ‘Safarla’ en una de las pocas ramas que crece en el contexto de la catástrofe macrista. El trabajo es duro pero se paga. La gallina de los huevos de oro es caníbal. La otra cara de la usura capitalista: 8 vidas ha devorado en los últimos 15 meses para producir huevos de oro negro en el pantano de la desidia. Una muerte cada 60 días. ¿Cuántos sueños rotos? ¿Cuántas familias destrozadas?

Error humano, titula el diario. Lo mismo insinúa el burócrata que flexibilizó el convenio, la empresa y el gobierno. Desde Macri para abajo, el entramado de intereses es demasiado elevado para ponerlo en crisis por algunas vidas obreras. En una famosa obra de Ibsen, el doctor Stockman se gana el repudio de la clase media y el gobierno por denunciar que el balneario que es la fuente de ingresos de su pueblo está contaminado

¿Quién será el ‘enemigo del pueblo’ que se anime a señalar y alzar la voz contra vaca muerta? Todos los políticos patronales hacen silencio, todos los medios desvían el eje de la discusión. Error humano, dicen. ‘La culpa es de los laburantes’. Nadie se hace responsable.

Esto no puede seguir. La maraña de podredumbre intoxica cada dólar ganado a costa de la sangre de nuestra clase. ¿Hasta cuándo unos parásitos usureros van a seguir enriqueciéndose a costa del sufrimiento de millones? Es el capitalismo de conjunto, que una vez más nos muestra su verdadero rostro. Hoy se cobró la vida de dos jóvenes que tenían toda una vida por delante. La salida es cambiar este sistema de raíz. Cualquier otra posición se queda a mitad de camino.

La patronal, el gobierno y el sindicato son responsables por ambas muertes y deben pagar, tarde o temprano, por todos sus crímenes. Por Nico, Maxi, y todas las víctimas de este sistema que día a día demuestra que nada bueno tiene para ofrecer más que miseria, hambre, explotación y muerte.

Solo los trabajadores pueden salvar a los trabajadores, luchando ellos mismos por derribar este sistema podrido.

Facundo Maceira

DNI 33.417.632


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