«No me olvidaré de un papá abrazando a su hijo»
Freddy Carbajal hace 36 horas que no puede dormir. Fue uno de los sobrevivientes del trágico accidente en la cuesta de Collón Cura, y ayudó junto a otro muchacho a los heridos del colectivo. Describe el terror que vivió, y la desesperación por ayudar a los heridos. También el frío y la oscuridad en medio de un esce
NEUQUEN (AN).- «No puedo borrar la imagen del papá abrazando a su hijito muerto y alentando a su mujer para que no se duerma. Se estaba ahogando en sangre y le decía a su mujer que no se duerma, que si se dormía no iba a volver. Creo que ya sabían que el chiquito había fallecido».
Freddy Carbajal lleva más de 36 horas despierto, está despeinado y habla con la adrenalina arriba.
«Sacarle su hijito muerto a Joaquín (Marino) fue lo más duro, lo más difícil… El nene (que también se llamaba Joaquín) estaba destrozado. No sé cómo hice, lo saqué, lo envolví con las cortinas del colectivo y lo puse arriba. El chiquito no tenía pulso y estaba helado, lo puse en el portaequipajes y anoté su nombre en el celular, por si había que hacer un reconocimiento. Después me dediqué a Joaquín, que murió cuando lo trasladaban a Neuquén». Las cortinas y los cables y los cortó con un encendedor «que llevé de pura casualidad. Eso y el teléfono como linterna me fueron de mucha utilidad».
El muchacho de barba crecida y espaldas anchas trabajó durante tres horas entre los cadáveres y los fierros retorcidos del colectivo y el camión que impactaron de frente.
«Los de adelante estaban todos muertos, sus cuerpos seccionados y sus miembros quebrados, había sangre por todos lados. Junto con un chico (Juan Jara) fuimos acomodando a los que estaban vivos y los llevamos para atrás. Hacía mucho frío y estaba oscuro, no se veía nada y había mucha gente que gritaba. Saltamos de una temperatura de 25
grados a otra de cero grado», afirma Freddy, de 26 años, desde su casa en el barrio Cordón Colón.
Entre las sombras, se encontró con un hombre que buscaba a su hijo: «Estaba muy lastimado y desesperado, traté de calmarlo y con la luz del celular fuimos andando entre la gente que estaba aplastada… lo encontramos debajo de un asiento, ileso, no sé ni cómo se llama ese señor pero hoy me llamó para agradecerme».
Freddy cuenta que al momento del choque estaba en el fondo del colectivo. Voló por el pasillo y de alguna manera, a pesar de su porte, pudo acomodarse en posición fetal. «Creo que eso fue lo que me salvó, no creo que haya sido un héroe, tuve mi momento de egoísmo. Cuando reaccioné de lo que había pasado llamé a mi mamá , si ella se enteraba del accidente antes se moría un infarto. La llamé a las 5 y 26…el accidente fue a las 5 y 26, hoy me fijé».
Además de los golpes, Freddy tiene un esguince en el pie derecho. Entre él y Juan Jara, arrancaron los asientos.
«Me acuerdo de una mamá que estaba con un bebé lleno de sangre. La mujer tenía una crisis de nervios porque creía que la sangre era de la criatura pero era de ella, tenía un corte en la cabeza, y la sangre le caía al bebé. Le expliqué, la abracé y la calmé… iba con otro nene que estaba al lado, se lo acerqué y los dejé abrazados y abrigados con mi campera. Por eso estoy resfriado, hacía mucho frío».
La baja temperatura «acentúa los dolores y había gente que sufría mucho. En medio de todo ese torbellino vi que habían cajas que eran de medicamentos y le dije al otro chico que se fije si había algún calmante. Me gritó que lo único que había era Ibu-Evanol y yo le dije que sí, que lo traiga, que eso era ibuprofeno y le fuimos dando dos a cada uno».
Entre los cuadros más terribles, Freddy recuerda a una mujer muerta junto a una ventana con el torso afuera.
«Era la madre de uno de los nenes que también murió, el chiquito cayó afuera en un charco de agua helada y no lo vimos. Nadie lo vio hasta alrededor de las seis y media cuando llegó un patrullero que alumbró…el nene estaba vivo, con las piernitas fracturadas pero estaba vivo. Murió después, cuando lo trasladaban».
Freddy pregunta por qué no se envió algunos de lo helicópteros de la provincia, aunque sea con médicos: «estuvimos solos hasta que llegó un oficial de policía y una medica. Cuando llegaron los bomberos, sacaron la tijera neumática y no anduvo, creo que hay muchas cosas para las que hay que estar preparados».
Freddy espera poder dormir, lograr algún tipo de contención psicológica y que se recuperen los heridos. Se siente mal por todo lo que no pudo hacer.
Notas asociadas: TRAGEDIA DE COLLÓN CURA: La Angostura sin consuelo tras el entierro de tres víctimas
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