Así trabajan con varones que ejercen violencia machista en Neuquén

Hay 100 usuarios activos y una lista de espera por falta de recurso humano. "No vamos a disminuir la violencia si no trabajamos con los varones", explicó María Angélica Riquelme, integrante del dispositivo de atención.

«Si hay una mujer que atraviesa una situación de violencia en un 90% de los casos hay un varón que la ejerce, y por lo tanto ese varón tiene que empezar a ser mirado y no quedar en un espacio residual o periférico«, explicó María Angélica Riquelme, integrante del dispositivo de atención a varones de Neuquén que brinda herramientas para la resolución pacífica de los conflictos.

El DAV se encuadra en las leyes 2785 y 2786, que involucran las violencias por razones de género. Hoy tiene 100 usuarios activos adultos, en distintas instancias (admisión, grupo, monitoreo), y 25 jóvenes de entre 16 y 25 años (ver aparte).

La mayoría llega por orden judicial, ya que dentro del repertorio de las medidas cautelares de las que dispone el juez o la jueza de Familia se incluye la de ordenar la asistencia obligatoria a programas psicosociales tendientes a modificar conductas violentas. También se puede ingresar por demanda espontánea.

La atención debió adaptarse a las condiciones que impuso la emergencia sanitaria. Durante un tiempo trabajaron solo con atención telefónica -de marzo hasta el 30 de agosto recibieron un promedio de 40 llamados semanales- y ahora retomaron las entrevistas en sede. Cuentan con un equipo de trabajadores sociales, profesionales de la psicología, sociología y el derecho. Sin embargo hoy tienen en lista de espera a 17 varones ya que falta recurso humano para la asistencia.

«Al principio (de la pandemia) fue fuerte porque las situaciones de violencia se recrudecieron. En la primera parte del aislamiento muchas mujeres debieron quedar encerradas o aisladas con sus agresores, muchas situaciones terminaron siendo de exclusión de los varones, como una situación de código A, de alto riesgo», aseguró Riquelme. Ahí fue clave la articulación con la Línea 148.

Aclaró que es un espacio psico-socioeducativo no terapéutico, en términos clásicos. Hay una etapa de admisión y luego se pasa a un trabajo grupal, que como mínimo se extiende seis meses, pero a veces supera ese plazo.

«Es un proceso que tiene idas y vueltas, altos y bajos, que en algunos momentos los encuentra a los varones con mucha capacidad para producir, para mirarse, para reflexionar, para evaluar sus conductas, para responsabilizarse de eso, para empezar a generar cambios, y momentos donde todo se vuelve más empastado, más lento y muchas veces se retrocede, donde vuelven las justificaciones», agregó Mauro Andrade, miembro también del equipo que depende del ministerio de Ciudadanía.

Señaló que no todos los varones están en condiciones de acceder. «Las personas que tienen causas por denuncias de abuso sexual no ingresan al dispositivo, femicidas o personas que tengan algún tipo de estructura de personalidad psicopática porque nosotros no tenemos herramientas para brindar este tipo de intervención, dependen de otro nivel de especialización», dijo.

Ambos plantearon que es imposible hablar de varones como un todo homogéneo, sin pensar en otras dimensiones o intersecciones que atraviesan su vida.

«Si hubiese que hacer algún tipo de aproximación diagnóstica a los varones que llegan al DAV, indudablemente no llegan los profesionales con altas trayectorias en las áreas que desempeñan en los espacios públicos. Generalmente llegan trabajadores, cuentapropistas, no jueces, ni médicos, ni abogados, ni ingenieros, que seguramente llegan a los espacios privados. En los countries hay muchísima violencia, pero nos enteramos cuando aparecen en los medios de comunicación porque ha habido un femicidio», remarcó Riquelme.

Para Andrade la vuelta de los varones al espacio doméstico que impone el distanciamiento social «trae consigo algo que yo lo divido en dos, por un lado esto que se torna insoportable para las personas que padecen las agresiones, pero algo que también le resulta insoportable a ese varón que no es visto en público, que es donde el varón mejor se desempeña, donde no puede mostrar todo su poder, toda su jerarquía».

Desde el año pasado hay un espacio dentro del DAV para jóvenes de entre 16 y 25 años. «A más temprana edad mejora muchísimo el pronóstico porque casi estás haciendo una prevención primaria», aseguró Riquelme. Andrade dijo que son muy cuidadosos con los adolescentes: «se están construyendo, están creciendo y hay que poder acompañarles a transitar.»

«Yo soy una convencida después de tantos años de trabajar este tema que no vamos a disminuir la violencia si no trabajamos con los varones, que por este sistema patriarcal son los que están habilitados a ejercerla. No podemos pensar que el varón por arte de magia va a renunciar a sus privilegios. Estas cuestiones no son genéticas, ni tienen porqué ser heredadas«, concluyó Riquelme.


¿Qué es el DAV?


*Es un espacio que está encuadrado en las leyes provinciales 2785 y 2786, que involucran las violencias por razones de género.

*Está destinado a varones, a partir de los 16 años, y tiene como objetivo revisar las prácticas en los que respecta a sus vínculos afectivos y familiares.

*Propone un abordaje grupal dispuesto en talleres semanales en los que se trabaja sobre los roles y socialización de género, masculinidades, paternidades, crianza, infancias, violencia en el noviazgo, entre otros temas.

*Se puede ingresar por orden judicial o por demanda espontánea.

*Hay una instancia de admisión. El espacio no trabaja con varones denunciados por abuso sexual o acusados de femicidio, porque eso requiere otro tipo de especialización.

*Si tenés entre 16 a 25 años podés comunicarte al número 299-4522101. Si sos mayor de 25 llamá al 299-5818627/ 299-4521189.


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