Nuestro pasado nos condena

La educación y el respeto a los semejantes constituyen los pilares de la formación de una persona. Y cuanta más gente reúna esas características mejor le irá a un país determinado. La adultez deja entrever qué enseñanzas, aprendizajes, valores incorporó en la infancia y adolescencia. Es la consecuencia de lo que recibimos en las etapas anteriores.

La forma de pensar, de obrar, de comunicarnos con los demás habla de nuestro pasado. De algún modo, nuestro pasado nos condena. En algunos casos tal vez esto no sea lineal, pero en una gran proporción sí. Hoy, ciertos comportamientos humanos están vinculados con décadas anteriores.

Solo basta observar las barbaridades de la vida cotidiana, desde insultos en la vía pública, maltratos, falta de cordialidad, de respeto al prójimo, violencia física y verbal, deshonestidad, desinterés por lo ajeno, ausencia de afecto, y así sucesivamente.

Las reflexiones sobre nuestras conductas y la toma de conciencia escasean, y quizás esto obedezca a la soberbia, omnipotencia, que nos impiden pedir disculpas ante los errores propios.

Es innegable que en educación y respeto a nuestros pares sacamos una baja calificación.

Hay que asumir esto, pero también modificar las maneras de relacionarnos con los otros sujetos. Ojalá, haya un mea culpa sobre ciertos comportamientos y emerjan cambios significativos.

Marcelo Malvestitti

DNI 18242927

Rosario


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