Olivosgate: un Fernández devaluado obligó a salir a jugar fuerte a Cristina
La Vicepresidenta se vio obligada a ponerse al frente de la campaña del Frente de Todos para tratar de minimizar los daños colaterales que puedan impactar en las urnas. CFK trata de contener ahora lo que el presidente achica por el escándalo de Olivos.
El Olivosgate promete ser mucho más que un escándalo transitorio para el gobierno nacional y para el Frente de Todos porque terminó de convertir una apreciación social en una certeza política: la devaluada imagen de Alberto Fernández perdió las virtudes que le permitieron al oficialismo ampliarse más allá de las fronteras kirchneristas.
El fenómeno ya se percibe en las primeras encuestas sobre la polémica que se instaló cuando se conocieron las fotos y los videos de la cena en la residencia presidencial para celebrar el cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yáñez, en julio del 2020, sin respetar la cuarentena.
El acontecimiento impactó en las estrategias electorales del FdT y Juntos por el Cambio (JpC).
El Olivosgate ya demostró su efecto bisagra con la reaparición de Cristina Kirchner . Se puso al frente de la campaña para tratar de minimizar los daños .
Los analistas de la consultora Synopsis elaboraron un informe, sobre la base de 1.623 encuestados, que da muestra de las interpretaciones más inmediatas sobre el escándalo.
El Olivosgate pone un techo al FdT para recuperar el voto moderado que se le fue y la entrada de CFK puede complicar más las cosas”.
Carlos Fara, analista político.
La primera conclusión es que la mayoría de las personas (93,1%) tenían presente el hecho. Es decir, las estrategias comunicacionales del gobierno, con las que cuestionó la veracidad de las primeras fotos que se difundieron, no lograron contener la onda expansiva del escándalo.
La foto causó un sinfín de sensaciones negativas: “bronca”, “indignación” y “asco”. Para el 71,7% de los consultados, se trató de “un error, un delito, una inmoralidad” del presidente Fernández. El dato que sobresale es que ese diagnóstico también lo tuvieron el 92,8% de las personas que dijeron haber votado al FdT en 2019.
“Lo más llamativo, y el elemento con el que vamos a tener que familiarizarnos, es que se ha disociado la evolución de la imagen del Presidente y la imagen del gobierno de su base electoral. Que quiero decir, hoy tenes más del 10% de los que van a votar al Frente de Todos con imagen negativa de Alberto y del desempeño del gobierno”, explicó Lucas Romero, director de Synopsis.
Números similares arrojó una medición de las consultoras D´Alessio IROL y Berensztein, sobre un universo de 800 personas. “Haciendo foco en los votantes del Frente de Todos, el 24% considera que impactará en su voto en las próximas elecciones y no repetirá su apoyo al oficialismo: el 79% se inclinará ahora por candidatos de Juntos, un 5% cambiaría su voto a Liberales, en igual proporción optaría por otros partidos, un 5% votaría en blanco y un 6% prefiere no contestar”, señaló el estudio.
Para el analista político Carlos Fara, el Olivosgate “le pone un techo” al FdT “para poder recuperar el voto moderado que se le fue por el camino” y sumó un riesgo inevitable porque la entrada en escena de Cristina Kirchner, para galvanizar el voto propio, podría complicar más el camino.
“Se especulaba con que Cristina iba a desaparecer y que se iba a recurrir a la fórmula de 2019: Cristina contiene y Alberto amplía. En aquel entonces, Alberto le agregaba apoyo electoral al Frente de Todos, traía un votante más independiente. Como eso hace rato que lo perdió el gobierno, hoy el lema que sostenemos es que Cristina contiene lo que Alberto achica”, evaluó.
Fara indicó que “Cristina decidió tomar el mando como líder y candidata” para “obturar cualquier tipo de pérdida” en el FdT con un renovado ataque hacia la figura del ex presidente Macri.
Leandro Boyer – Corresponsalía Buenos Aires
El Olivosgate promete ser mucho más que un escándalo transitorio para el gobierno nacional y para el Frente de Todos porque terminó de convertir una apreciación social en una certeza política: la devaluada imagen de Alberto Fernández perdió las virtudes que le permitieron al oficialismo ampliarse más allá de las fronteras kirchneristas.
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