OPINION: 2009, un serio examen

Noticia de la Argentina deportiva del 2008, la designación de Diego Maradona como nuevo DT de la selección fue polémica primero, ilusión luego y se convierte en un interrogante enorme y preocupante para el 2009.

Ocurre que ya pasaron los tiempos de la euforia y la fiesta y ahora la escena será dominada por la realidad. Y esa realidad indica que Argentina comparte el tercer puesto con Chile y saca sólo tres puntos de ventaja a Uruguay, quinto clasificado y último cupo con chance de ingreso al Mundial de Sudáfrica.

Nadie en el mundo del fútbol, dentro y fuera de Argentina, se imagina seguramente a la selección «blanquiceleste» afuera de Sudáfrica 2010. Pero a esa tabla de posiciones preocupante se agrega un fixture que obligará a Argentina a jugar de visitante en la altura ante Bolivia y Ecuador, ante un Paraguay que marcha firme líder de la eliminatoria y, ya en la última fecha, contra un Uruguay que seguramente estará precisado de puntos. Todos compromisos riesgosos fuera de casa. Porque el rival también cuenta.

A ello se agregan amistosos al menos frente a Francia y España, dos de las selecciones más poderosas del mundo, especialmente la primera, campeona en el 2008 de la Eurocopa con un equipo que sí supo demostrar que se pueden juntar jugadores de características ofensivas pero siempre y cuando haya un sentido colectivo y solidario del juego.

Se trata de un panorama, en eliminatorias o en amistosos, que no debería preocupar a una selección que siente chances y deseos de ganar el Mundial.

Pero otra vez la realidad obliga a parar la pelota: la Argentina de Lionel Messi, el «Kun» Agüero, Carlitos Tevez, Javier Mascherano y compañía viene de un año pobrísimo en resultados y en juego. Ello provocó la salida de Alfio Basile en plena eliminatoria, algo que no ocurría desde hace décadas en la selección (Marcelo Bielsa también se fue en pleno proceso pero con la selección virtualmente clasificada al Mundial de Alemania).

Y el primer partido con Maradona, a no engañarse, fue pura ilusión y expectativa. Pero el juego, hay que recordarlo, fue parecido al de antes. Sólo las enormes limitaciones de Escocia impidieron que el debut del Maradona-DT comenzara de modo más amargo.

Paradójicamente, además del potencial de los jugadores, uno de las mayores fundamentos para estar confiados lo ofrece el propio Maradona. Hacía realmente mucho tiempo que no se lo veía tan enfocado, tan dispuesto a evitar las polémicas inútiles y a asumir que, aunque se trate de fútbol, está empezando de cero.

Lo que Julio Grondona debe resolver cuanto antes -sin esperar que se acerque el debut oficial de marzo ante Venezuela en River- es la conformación del cuerpo técnico, un punto donde reina la improvisación. Las lágrimas de Carlos Bilardo en una entrevista reciente, triste porque Sergio Batista aparentemente está enojado con él, no ofrecen tranquilidad. Las debilidades o desbordes emocionales son más adecuadas para los hinchas, no para un cuerpo técnico que está obligado a dar muestras de profesionalismo para así aventar todos los temores que provocó su designación, como lo reflejaron las encuestas.

El 2008, se sabe, fue el año de los Juegos Olímpicos, donde Argentina, como lo exigía el nivel de equipo con el que fue a la cita, cumplió al ganar otra vez el oro.

El 2009 será un examen más serio para la selección que, como en los tiempos de Maradona, cuenta hoy con el jugador más desequilibrante del planeta. Porque Mascherano es clave, como ya lo ha dicho el propio Maradona («en mi selección juegan Mascherano y diez más»). Es una opinión que se presta a la polémica. Será el propio Messi el primer encargado de modificarla.

 

EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES


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