100 días para enamorarse
El decreto de convocatoria a elecciones provinciales encuentra a los partidos -incluido JSRN- con importantes construcciones pendientes.
Río Negro finalmente tiene decreto de convocatoria a elecciones. La firma de la gobernadora, Arabela Carreras, quedó estampada el viernes y con el anuncio oficial se activó una cuenta regresiva de 100 días exactos hasta la llegada a las urnas.
Hay mucho por construir en todo el arco político. Y bien lo sabe el oficialismo, que repitió la estrategia utilizada en el 2019 (esta vez con el factor sorpresa licuado), llamando a votar lo más cerca posible del inicio de año, cuando los principales partidos de la oposición todavía disputan sellos y debaten renovaciones de alianzas.
La gobernadora hizo su aporte a esa estrategia, limitando la campaña a 30 días, cuando la ley vigente habilita que propaganda y proselitismo se activen hasta dos meses antes de las urnas.
La ventaja es grosera para un partido que tiene a disposición los recursos del Estado -y que no tuvo tapujos en usarlos en procesos anteriores- para favorecer a sus candidatos.
Carreras dijo el viernes que ese plazo acotado respondía a un principio de “austeridad”, teniendo en cuenta la crisis económica nacional y la “saturación” que podría sufrir la ciudadanía, que más tarde deberá atravesar también las campañas para cargos nacionales, y en algunos casos los municipales.
El argumento entra en contradicción con decisiones incluidas en su propio decreto, porque prestar el servicio electoral a los municipios que voten el 16 de abril o el 11 de junio no debe ser para nada económico para las arcas provinciales.
Y en lo relacionado al cansancio ciudadano, basta con recordar que fue el propio oficialismo rionegrino el que impulsó la reforma que impidió la simultaneidad de las elecciones provinciales con los comicios nacionales. De manera que, si el gobierno realmente quisiera hacer menos tedioso el 2023 electoral, debería calibrar el rumbo de sus acciones legislativas y asumir el costo que significaría poner en juego el poder el mismo día que lo hagan el presidente y su vice.
La gobernadora Carreras y el senador Weretilneck siguen sin reunirse, pero cruzan mensajes. “Todavía hay mucho que conversar”, aseguró la mandataria sobre su partido.
Pero al margen de esas evaluaciones, lo concreto es que el cronómetro se puso en marcha y los tiempos para las definiciones apremian.
El senador Martín Doñate y el PJ oficial deberán resolver rápido si serán colectora de la fórmula Weretilneck-Pesatti; la UCR tendrá que pasar por el mismo camino, pero con el cargo adicional de explicar por qué a nivel nacional siguen aliados al PRO y a la Coalición Cívica pero en Río Negro los enfrentan; Cambia RN ya no podrá dilatar definiciones sobre la cuestionada integración de Juan Pablo Alvarez Guerrero a la fórmula con Aníbal Tortoriello; el sorismo tendrá que mostrar cuántas fichas reales apuesta por la candidatura de Silvia Horne…
Varios ejemplos sobre las decisiones relevantes que traerán los próximos días, que de todas maneras no ocultarán la gran construcción pendiente en el esquema de poder provincial.
La gobernadora Carreras y el senador Weretilneck mantienen una especie de “guerra fría”, que esta semana quedó a la vista con una frustrada reunión para definir estrategias de corto, mediano y largo plazo.
El trajín de la interlocución quedó en manos, una vez más, del presidente de la bancada oficialista, Facundo López, a esta altura merecedor de un diploma honoris causa en relaciones internas partidarias.
El problema -para todos los rionegrinos- es que López no puede intervenir 24/7 y la mandataria y el senador deberán atravesar una extensa transición, en un eventual escenario de triunfo oficialista en abril.
“Todavía hay mucho que conversar”, dijo la gobernadora el viernes, después de firmar el decreto y jactarse de que no ocurriera “nada diferente a lo que dijimos que íbamos a hacer”.
Serán 100 días intensos, con vínculos para consolidar dentro y fuera de los partidos. 100 días para enamorarse, no en forma literal ni como una analogía de la famosa telecomedia. Esa producción fue galardonada como “la mejor ficción diaria” y la ciudadanía también está saturada de las campañas electorales que adquieren ese sentido.
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