Adónde va el PJ de Soria y Doñate
A las internas en el gobierno nacional se le suma la crisis en la que quedó el partido luego de la derrota legislativa del año pasado y la parálisis de sus principales dirigentes.
La gravedad de la crisis del PJ de Río Negro pasa inadvertida por el mismo peso de su caída: sus dirigentes casi no gravitan en la política provincial, sus principales referentes apuestan por sus propios juegos y los (pocos) intendentes que quedan con los pies adentro del plato se ajustan el cinturón bien fuerte para que la turbulencia no termine afectando sus liderazgos locales.
Hay razones internas suficientemente claras como para hacer un diagnóstico de esta caída pero como existen interferencias externas tan grandes, dirigidas por Alberto Weretilneck, no es tan sencillo, para los que no quieren saber nada de sacarse una foto con el senador, pasar a una fase de recuperación, con un nuevo líder y un proyecto claro de poder.
En los últimos 50 años los rionegrinos fueron a las urnas para elegir gobernador o gobernadora en once ocasiones. El peronismo sólo ganó dos elecciones, Mario Franco en 1973 y Carlos Soria en 2011. Ninguno de los dos terminó su mandato: el primero fue derrocado por un golpe militar a los tres años y el segundo fue asesinado por su esposa apenas 20 días después de asumir.
Ya sea con Sodero Nievas, Costanzo, Soria o Pichetto el peronismo rionegrino tiene una larga tradición de liderazgos.
Weretilneck se cuela en los devenires internos de la mano de Doñate y sueña con sumar al Frente de Todos en su camino hacia la gobernación. Soria y los intendentes resisten.
En la última elección, la de diputados nacionales del año pasado, el PJ tocó un piso tan bajo de apoyo popular que se quedó sin la banca que renovaba.
El padre de esa derrota es Martín Doñate, el compañero de Weretilneck en el Senado que está dispuesto a asociarse con Juntos Somos Río Negro en el armado de la propuesta electoral para 2023.
Con la certeza de que el partido provincial irá con Weretilneck como candidato a gobernador, lo que licúa la esperanza de la gobernadora Arabela Carreras de quedarse en Viedma hasta 2027, y de que la elección ya está perdida, en el PJ conviven dos vertientes:
•Los que sostienen que hay que profundizar el trabajo territorial con los intendentes y llevar un candidato a gobernador propio para sumar volumen político en la Legislatura, aunque se pierda la elección.
•Y los que creen que hay que sumar a Weretilneck a un proyecto nacional, el del Frente de Todos, cuya existencia está en crisis, lo mismo que el gobierno del presidente Alberto Fernández.
Qué hace cada uno
Sin Carlos Soria y con Miguel Pichetto con residencia en Vicente López y afiliación macrista, ya no hay padres pero sí referentes claros en el PJ rionegrino. Igual, se lucen jugando a las escondidas:
•Martín Soria. El ministro de Justicia de la Nación fue el último candidato a gobernador. Surfea en el convulsionado gabinete del presidente.
•María Emilia Soria. La intendenta de Roca decidió (sabiamente, se podría decir) que en 2023 irá por la reelección. En los comicios legislativos del año pasado su partido ganó en su ciudad, pero el margen fue el más exiguo de las últimas décadas.
•Martín Doñate. El senador es miembro de La Cámpora y propicia el acercamiento con Weretilneck, que a su vez negocia con Cristina Kirchner y con Sergio Massa. Su futuro político es incierto, no así su mandato, que vence en 2025.
•Silvina García Larraburu. La tercera senadora está alineada con la reconstrucción del partido y en contra de sumarse a la alianza con Juntos. Es cierto que nunca intentó ir por un cargo ejecutivo pero después de todo el partido tiene muchos referentes de perfil parecido que ni siquiera ganan en sus ciudades.
Si el PJ decide finalmente apoyar a Weretilneck en las elecciones provinciales que todo indica que serán en abril de 2023 o, por el contrario, mantiene el Frente de Todos, es “algo que no se va a decidir en Río Negro sino en Buenos Aires”, advirtió uno de los legisladores pejotistas.
“Nosotros no somos mercenarios. No le vamos a dar el partido a Weretilneck para que se lo quede como hizo con la UCR”, dispararon desde el sector de los intendentes. “Como juega el gato maula con el mísero ratón”, les faltó decir.
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