Dejar el MPN atrás

¿Cómo pasar de un fenómeno de permanencia en el poder único en América Latina a ser uno más en el repertorio de La Neuquinidad?

¿Puede un partido que gobernó una provincia por más de seis décadas fundirse a la intrascendencia en apenas un año? ¿Cómo pasar de ser un fenómeno de permanencia en el poder casi único en América Latina, objeto de estudio de investigadores, a ser un sello más en el repertorio de La Neuquinidad?

Son preguntas que ya empezaban a asomar meses atrás, cuando el Movimiento Popular Neuquino confirmó su rendición incondicional al espacio de Rolando Figueroa, pero volvieron con más ímpetu la semana pasada, cuando el gobernador reunió a todos los intendentes para comprometer su apoyo en las elecciones de este 2025.

Hay alrededor de 30 de esos líderes municipales que pertenecen al MPN, claro, pero la lealtad hoy no está ahí, sino con quien conduce los destinos de la provincia desde el 10 de diciembre.

Cuando Figueroa ganó la elección, la pregunta que se hizo hasta el hartazgo fue si iba a volver al MPN. Si era un interrogante estéril entonces, hoy lo es doblemente. El gobernador construyó una estrategia que superó al partido invencible sin inventar ninguna receta, usando su mismo repertorio simbólico (desde el mapita hasta la idea de la neuquinidad) y aún muchos de sus mismos dirigentes.

Leído así no deja de ser llamativa la extraordinaria debilidad que, al final del día, evidenció tener el partido. Por qué nadie lo pudo hacer antes, posiblemente dependa de muchos factores: el desgaste natural de los años, un candidato débil, un Figueroa que supo mostrarse como opción ganadora y fisuras internas que generaron escándalos externos como fue la estafa con planes sociales.

Su derrota mostró también su imposibilidad de supervivencia por fuera de la estructura del Estado porque no tuvo ningún intento de ser o parecer oposición. El MPN es aliado en el gobierno, donde colocó muchos funcionarios, en la Legislatura, y lo será este año en las elecciones nacionales.

El diputado y jefe de la bancada, Gabriel Álamo, hizo esta semana una recorrida en el interior con la ministra de Desarrollo Humano, Julieta Corroza, que se interpretó casi como una visita de campaña. Ninguna de las dos candidaturas están confirmadas, pero pareciera una fórmula posible para la boleta de senadores que llevará como sello La Neuquinidad.

Es una evolución del Neuquinizate que Figueroa usó para la campaña del 2023: del imperativo a la concreción. La palabra, además, es sencilla de incorporar en cualquier discurso sin hacerlo estrictamente de campaña. Vamos a empezar a escucharla y leerla cada vez más conforme se acerque el tiempo electoral.

Es más, el sitio web de noticias del gobierno se había adelantado y, desde el inicio de la gestión, tiene una pestaña dedicada con un popurrí de historias que se cuentan bajo esa definición.

La Neuquinidad también tiene sus propias redes sociales con el mapita (no el del MPN, el nuevo, el mismo) que recoge testimonios de pobladores, paisajes y hasta enumera “cosas que son muy neuquinas” como el viento, el piñón y el himno.

El patrimonio que alguna vez fue de uso exclusivo del MPN, que fue su piedra fundante y la clave de su permanencia ahora cambió de dueño.

Todo indica que el presidente Omar Gutiérrez y el titular de la Convención, Jorge Sapag, tendrán algún lugar formal en el aval para que el partido participe de la alianza con Figueroa en la nueva Neuquinidad o bien desista de ir con su sello en la competencia para dejarle vía libre. Pero será apenas una reacción frente al pedido de los intendentes.

Las urnas de abril ya hablaron, pero falta que lo hagan las de octubre: son las únicas que definirán si la estrategia de pago chico alcanza o no contra las armas de la (permítanme, mal llamada) “libertad”.


¿Puede un partido que gobernó una provincia por más de seis décadas fundirse a la intrascendencia en apenas un año? ¿Cómo pasar de ser un fenómeno de permanencia en el poder casi único en América Latina, objeto de estudio de investigadores, a ser un sello más en el repertorio de La Neuquinidad?

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