El plan del Fondo… al fondo

*Darío Tropeano


Hubo errores de mala praxis en la conducción política y económica del país y opciones equivocadas que parecieron no entender los condicionantes de la economía nacional.


Los tiempos aciagos no son de todos, pero sí de la mayoría. La situación macroeconómica argentina es muy delicada y la del salario decididamente grave. Hubo errores de mala praxis en la conducción política y económica del país y opciones equivocadas que parecieron no entender los condicionantes de la economía nacional. Tal vez me equivoque, y más que falta de entendimiento se debió a privilegiar algunos sectores minoritarios sobre el conjunto.


Luego del aceptable acuerdo con los acreedores privados en abril del 2020 (endeudados como ningún otro país durante los años 2016/2018 tanto con inversores externos y con el FMI ) en plena pandemia y párate económico, fuimos intentando recomponer el desbarajuste general.


Durante 2020/2021 obtuvimos un superávit comercial de casi U$S 28.000 mil millones, lo cual evidencia a las claras que el país puede acumular dólares. Pero el problema es cómo se gastaron, y a quién les facilita el BCRA esos dólares, más aún teniendo en cuenta que esta acumulación de dólares la obtuvimos genuinamente, dado que no tenemos acceso al crédito internacional luego de la fase de endeudamiento público (2016/2019) más breve y brutal de la historia argentina (casi U$S 102.000 MD). De enero a mayo de este año acumulamos casi U$S 3.200 (mil millones) de acuerdo al INDEC.


Mantener un dólar oficial más barato que el dólar blue o paralelo a fin de evitar que el aumento de este último se traslade a los precios y genere inflación es el resultado de vincular el precio del dólar a los precios internos. Como los dólares que ingresan por exportaciones salen rápidamente del país (ganancias de las empresas, importaciones, turismo en el exterior , pago de deuda) la cantidad de dólares no alcanza. La necesidad de comprar dólares para el pequeño y mediano ahorrista cuando no hay se traslada al blue, aumentando su precio, y aunque es un mercado pequeño en cantidad, determina el aumento de los precios internos aun para las grandes empresas – que lo aprovechan- pero adquieren dólares del BCRA o a través de otros negocios financieros (no salen a comprar blue al arbolito).


Volvamos a los casi U$S 31.000 millones de dólares de superávit que tuvimos en el 2020/21 y parte del 2022 y dónde se han ido. Una parte cercana al 25% a pagar deuda (a valor dólar oficial, es decir dólar barato) de grandes empresas argentinas que tienen deuda en dólares en el exterior (cerca de U$S 7.300 millones), casi U$S 6.000 mil millones al FMI durante todo el transcurso de la negociación de la deuda (2020/2021), otro parte a importaciones, viajes al exterior, y algo a deuda en dólares con privados. En el caso de las importaciones -que es tal vez el mayor rubro de dólares oficiales utilizados (las empresas compran productos e insumos importados a dólar oficial)- se han producido inconsistencias notorias: se sobrefacturan importaciones (aumento el precio real de los productos adquiridos en el exterior) pagándolos a dólar oficial y “sacando” de esta manera más dólares al exterior que los realmente comprometidos, a menor precio . Este entramado de complejidades producto de la existencia de “dos tipos de dólares” se une a la vinculación entre los precios en dólares y pesos de los productos locales, tendencia que vienen impulsando las grandes empresas nacionales desde la época en que se modificó la ley de entidades financieras (gobierno militar) que autorizó la libre compra y venta de dólares, que se mantiene aún.


En este marco, el acuerdo que obtuvimos con el FMI en marzo del 2022 ha venido a establecer una serie de condiciones imposibles de cumplir por Argentina, incluido un círculo vicioso que retroalimenta la inflación: aumento de tasas de interés y acercamiento del valor del dólar oficial al dólar blue, situaciones éstas que se trasladan a los precios porque los valores nominales de ambas variables (tasas de interés y dólar) aumenta constantemente. Además, el acuerdo con el FMI establece un ajuste periódico de tarifas públicas que también se trasladan a precios, en tanto aumentan los costos de los operadores económicos. Estas cuestiones, unidas a la propia crisis política que viene azotando al Gobierno, justamente por las diferencias existentes por el acuerdo con el FMI ,y la tensión de los distintos sectores por mejorar sus ganancias o el salario, han deteriorado sobremanera la situación económica general . Ha existido una muy grave amenaza institucional en los últimos días a propósito del cambio de ministro de Economía que pretendía desestabilizar la situación general del país, y no se originó precisamente desde los distintos sectores del oficialismo.


Como lo adelantáramos inmediatamente de cerrado el acuerdo con el FMI en estas páginas (“Acuerdo con el FMI : Juntos por el pago” 5/2/2022) se trataba de un acuerdo de muy difícil cumplimiento, lo cual auguraba periódicas renegociaciones y condicionamientos. Esto último es lo que viene en breve, en un marco de conflictividad social en aumento. Sin un acuerdo nacional (ver “El acuerdo nacional es ahora” 3/6/2020) no vamos a superar el proceso de postergación que venimos padeciendo hace décadas.
En la argentina no habrá vencedores ni vencidos.


*Abogado. Docente de la Facultad de Economía (UNCo).


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*Darío Tropeano

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