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IA y los datos personales: la importancia de legislar

La ley 25.326 de protección datos personales en nuestro país quedará desbordada y desactualizada ante la irrupción de las nuevas tecnologías.

Los grandes descubrimientos e inventos han otorgado avances a nuestra sociedad nunca imaginado por nuestros ancestros. Así como a nuestros abuelos les sorprendió la irrupción de la era atómica y los viajes espaciales, a nuestra sociedad actual la está sorprendiendo los avances informáticos y la inteligencia artificial.

Toda nueva invención o descubrimiento ha tenido como una moneda su cara y su cruz. La energía nuclear irrumpió con masiva destrucción, pero actualmente alimenta nuestros hogares con electricidad o nos ayuda a descubrir y curar enfermedades tan nocivas como el cáncer. Fleming por casualidad descubrió un antibiótico, cuya aplicación salvó millones de vidas, pero hoy nos enfrentamos a la resistencia microbiana por el abuso de los mismos.

Así también esta era no podría haberse desarrollado tan rápido y globalizado a tal nivel como hoy vemos sin la ayuda de la informática y de internet, que borró las fronteras entre las naciones y redujo los tiempos a instantes.

Una nueva revolución

La Inteligencia Artificial (IA) sumará un nuevo capítulo a esta revolución y necesitamos aprender rápidamente para sacarle el máximo provecho a nuestro favor, explotar los beneficios, pero minimizar los riegos.

Será necesario comenzar a crear marcos jurídicos acordes y legislar a favor de la inteligencia humana.

La IA podrá ser de valiosa utilidad en acortar los tiempos judiciales y obtener respuestas rápidas que necesita una justicia tan aletargada.

Quizás el lector se pregunte cómo vamos a legislar algo tan nuevo que no ha tenido tiempo siquiera de andar.

Lo cierto es que está avanzando a pasos agigantados. Ni Internet se masificó y desarrolló tan rápido.

La cuestión es no llegar tarde y repetir los errores pasados, como cuando nos dimos cuenta como sociedad de la importancia trascendental de los derechos humanos después de los holocaustos.

Surgen preguntas de cómo utilizará la inteligencia artificial nuestros datos personales, o que tratamiento le dará a los mismos. Hemos presenciado por los noticieros filas de personas por escanear sus iris por unas cuantas criptomonedas e indudablemente nos hace indagar qué entidad brindará la protección ante el correcto alojamiento o tratamiento de los datos.

Tomemos como ejemplo para entender el uso de datos, el caso Playpen de Estados Unidos. Dicha investigación se centró en el delito de distribución de imágenes de abuso sexual infantil.

Cazando pedófilos

Los usuarios utilizaban navegadores que otorgaban anonimato de IP, el navegador TOR como forma de eludir investigaciones que den con su geolocalización.

A fin de poder “cazarlos”, el FBI utilizó sistemas de spyware que se distribuían desde el servidor “ocupado” por la agencia y logró así recolectar datos vitales para la identificación de los autores en base a lo recolectado por los programas espías que infectaban las máquinas de los imputados. En aquella ocasión se llevó a los estrados a más de 100 acusados.

El caso así planteado, resultó loable en la lucha contra dicho delito.

Por otro lado, nos hace indagar sobre el uso de nuestros datos, que dicho de paso no existe el anonimato absoluto, frente al uso por parte de agencias estatales y organizaciones criminales, preguntándonos si podremos estar seguros de que no se utilicen para fines distintos a los que hemos brindado autorización.

Es una respuesta en estado incipiente a la luz del avance tecnológico y de la IA.

La ley 25.326 de protección datos personales quedará desbordada y desactualizada ante la irrupción de las nuevas tecnologías.

Hoy en día si un ‘bot’ malicioso se apodera de nuestros datos personales o financieros y se aloja en indeterminados servidores dispersos por el planeta o inclusive en el espacio, no tendremos juez al que acudir para recuperarlos o solicitar que se nos brinde justicia.

Es camino por recorrer recién comienza y se presenta sinuoso. Será responsabilidad de las autoridades a cargo velar por la protección de los ciudadanos, que hoy claman por “seguridad física” pero se avecinan tiempos de inseguridad virtual que tienen que ser atendidos.

Supondrá un nuevo paradigma de justicia que trascienda fronteras. Un nuevo capítulo, sino un nuevo libro en derecho internacional.

Abogado. Miembro del Instituto de Derecho e Inteligencia Artificial, del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén.


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