La amistad viva y en movimiento

No existen amistades perfectas, seguras ni eternas pero cuando las intenciones son claras y armoniosas resultan más sanas y duraderas. La comunicación así como en cualquier vínculo es de suma importancia.

Redacción

Por Miriam Rudaeff, Nadina Camus. Magdalena Jacobs*

El 20 de julio de cada año, los argentinos esperamos con ansias el emotivo ritual del saludo, abrazo o recuerdo de aquellos a los que consideramos amigos, enconmemoración al día en que el hombre conquista el espacio y aterriza por primera vez en la Luna.

Aunque no tan festejado, el 30 de Julio, es el día internacional de la Amistad, designado por la ONU, cuyo objetivo es promover la unión de la humanidad para luchar contra la pobreza, la violencia, las violaciones a los derechos humanos y toda forma de explotación y sometimiento.

En ambos casos la unión es por motivos nobles y de amor. Parafraseando a B. Shaw: “El único espejo que un amigo puede realmente prestarte es el de sostener un espejo frente a ti, en el que puedas ver una imagen noble de ti mismo.”

¿Qué es la amistad? Cada uno puede tener una concepción distinta de lo que significa, ya que cada vínculo, así como cada persona que lo compone es único e irrepetible.

En este sentido, podríamos decir que es un tipo de relación afectiva de intimidad donde prevalecen sentimientos mutuos de confianza y lealtad, resulta semejante al amor de pareja pero desprovisto de connotaciones románticas ya que la amistad tiene otras reglas.

Jorge Luis Borges decía: “La amistad no necesita frecuencia. El amor sí, ya que está lleno de ansiedades, de dudas. Un día de ausencia puede ser terrible”.

Luis Kancyper, psicoanalista argentino, en este mismo sentido expresó: “El amor es inclusive más vulnerable que la amistad, está siempre al borde del fracaso, es más frágil porque se reaniman afectos más regresivos que en las relaciones amistosas. El amor se resume en la posesión reciproca, poseer lo que nos posee, la amistad en cambio, en la correspondencia reciproca sin dominación. En el amor más en el estado de enamoramiento, se resignifican angustias primitivas que evocan el desamparo original del infans”.

Con el correr de los años y frente a los cambios epocales, se nos permite repensar los espacios en los que se forjan las amistades. No mucho tiempo atrás, eran “los amigos del barrio”. Quienes fueron niños y niñas en 1960 recuerdan con evidente nostalgia jugar en la calle, la sensación de seguridad de poder explorar y vivir aventuras con los amigos vecinos. Hoy en día, también podríamos agregar los amigos de internet, entre los que se comparten juegos y experiencias virtuales.

Desde lo cultural, incontables canciones, películas, novelas y series reflejan diferentes ideas sobre la amistad. Estamos atravesados por estos conceptos que a veces nos dicen que se trata de tener amigos fieles, un millón de amigos, que los amigos son para siempre, incondicionales y la familia que elegimos.

Si rastreamos el significado de la palabra Amigo observamos que viene del latín amicus la cual deriva del verbo amare (amar). Una etimología poética dice que viene de animi (alma) y custos (custodia), o sea el “guarda-alma”. Es así como los amigos son esa red protectora, esa plataforma que existe entre la seguridad y confianza (en el mejor de los casos) de la vida familiar y el resto del mundo desconocido.

“Uno para todos y todos para uno”, versaba la famosa frase en la novela de “Los tres mosqueteros” de Alexandre Dumas. De ahí que la sola idea de perderlos abruma y angustia.

No existen amistades perfectas, seguras ni eternas pero cuando las intenciones son claras y armoniosas resultan más sanas y duraderas. La comunicación así como en cualquier vínculo es de suma importancia, evita futuros desencuentros y frustraciones respecto de las expectativas de cada uno.

La idea de que se pueda sellar la amistad de una vez y para siempre, arrojando la llave del candado, es una fantasía infantil sostenida por la creencia psíquica de que es incondicional para toda la vida. La amistad así como el resto de las relaciones se cuida y cultiva.

En el consultorio y en conversaciones cotidianas escuchamos con frecuencia el concepto de lo permanente y lo efímero: los amigos de siempre. Y a la vez nada es para siempre. Entonces ¿en qué quedamos? Tomando como ejemplo la cantidad de migraciones que existen actualmente por cuestiones socioeconómicas y culturales, es cierto que muchos vínculos se ponen a prueba.

Sabemos que la hiperconectividad y su inmediatez ayudan a sostener relaciones, pero no reemplazan la experiencia del encuentro, el cuerpo a cuerpo, la mirada o el mate compartido.

Nos gusta pensar la idea de la amistad como movimiento. No como agua de estanque, sino como agua de río, a veces más turbulenta, a veces más calma. Al fin y al cabo es eso lo que permite su oxigenación y purificación.

Como dice el cantautor Jorge Drexler: “Estamos vivos porque estamos en movimiento”. Queremos amistades vivas y poder asumir que cuando eso no ocurre es mejor dejarlas ir.

*Psicoanalistas de la Asoaciación psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA).


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