Milei y el dilema de combatir la casta desde su populismo


Milei sabe que está en esta lógica populista, y la elige para lograr lo que han hecho otros, en otros lugares del mundo; pero es un atajo muy peligroso para la democracia liberal.


Su estilo vertiginoso lo lleva a tener pliegue y repliegue en sus discursos aforísticos, es decir en oraciones sencillas y cortas que intentan explicar parte de sus ideas centrales. Como lo es: “destruiría el Banco Central”.

Hago consulta con el Dr. Google ¿qué países no tienen Banco Central?: Andorra, Estados Federados de Micronesia, Islas Marshall, Isla de Man, Kiribati, Mónaco, Nauru y Tuvalu. Conozco solo Andorra y Mónaco, que son ciudades Estados como la antigua Atenas. Mil disculpas por no conocer los otros.

Pero estoy seguro de que Milei sabe que no tener un Banco Central es la excepción, la rareza, y no la regla.

También sabe que en este mundo no hay eventos unicausales. Que la inflación en Argentina es producto de muchas causas y cosas, como (por ejemplo) la triple alianza peronismo-sindicatos-empresariado anti competitividad que determina muchas de las políticas corporativas que no nos dejan salir de esta encerrona desde el año 1950.

También sabe que Argentina creció hasta 1918 porque casi todos los países del mundo crecieron de manera exorbitante en ese momento. Que esas políticas a su vez produjeron la crisis mundial con el crac 1929, que llevo a un replanteo de ese liberalismo. En uno de esos replanteos surgido en el Coloquio de Walter Lippmann, en agosto del 1938, emerge el nombre neoliberalismo como contraposición a lo que hoy vuelve a plantear Javier Milei. Rarezas de la historia. ¿No?

Y también sabe que Argentina tiene una cultura populista que se acentúa cada vez más por la crisis. ¿Entonces?

En esos pliegues y repliegues de su estilo vertiginoso, se puede encontrar la matriz de su populismo de derecha (pro mercado) si lo analizamos desde “La razón populista” de Ernesto Laclau. Sí; Laclau: el filósofo de cabecera del hombre tatuado en los brazos de Mayra Mendoza, y su viuda vicepresidenta. El filósofo de la grieta creada por el kirchnerismo.

Primero creó esa figura de su “pueblo de mis leones”. Laclau habla de significante vacío, porque pueblo puede tener varios significados. Se hace necesario otro procedimiento clave: darle un significado desde una hegemonía.

Segundo, creó la frontera antagónica donde puso del otro lado a su enemigo: la casta política y sus privilegios, como lo fue -para el kirchnerismo y sus seguidores patológicos- la oligarquía terrateniente, o los “grupos concentrados”. Esta frontera antagónica logra reforzar la pertenencia del “pueblo de leones”, que se identifica en lo que no quiere ser, más que en lo que quiere ser.

Tercero, tiene una retórica basada en aforismos y metáforas de simplificación, que son el pegamento de su pueblo. En el caso de los K “el asado en la heladera”, que con esa frase tan sencilla logro simbolizar a su “pueblo”.

Cuarto, él ha logrado ser la encarnación de esa idea y “su pueblo” le ha dado ese paso que Laclau denomina investidura radical donde el líder es el pueblo encarnado en uno.

Quinto, posee lo que Laclau define como significante flotante, que es lo que puede ser compartido con otros espacios políticos y eso le permite ir a buscar a otros lugares. En su caso, se trata nada menos que la libertad, y el mercado.

El presente análisis está lejos de ser para combatir a Milei; es para debatir y mejorar las oportunidades; que lo nuevo no sea deglutido por la misma lógica que nos trajo hasta acá.

Que lo nuevo nos permita mejorar la competencia y no ver como se mimetizan con lo que da resultado electoralista en la política argentina, y ahí termina su existencia.

Estoy seguro de que Milei sabe que está en esta lógica populista, y elige esa postura para lograr lo que han hecho otros, en otros lugares del mundo; pero para mí es un atajo muy peligroso para la democracia liberal que, además de defender los derechos inalienables de los individuos, busca evitar la concentración del poder político y económico, que son los “neototalitarismos”.

Por eso se necesita la división de poderes y una justicia contramayoritaria para evitar la dictadura de la mayoría, como hoy se discute en el consejo de la Magistratura.

Por otro lado, la democracia liberal tampoco sobrevive a los monopolios económicos -populismo de derecha seria del privado y en el de izquierda del Estado.

Por eso las leyes antimonopolio, y todas las instituciones inclusivas que se han ido creando en los países que se van desarrollando cada vez mejor por entender la importancia de tener la mirada en incluir y no de excluir. Otra cultura, en la que la diversidad es un valor señero. La lógica amigo-enemigo ha sido el cáncer que más daño nos ha hecho en la Argentina. Pero también miremos el horror de la guerra en Ucrania basada en esta lógica, como tantos otros hechos en el mundo.

La humanidad, y dentro de ella la Argentina, es mucho mejor con más diversidad y más cantidad de participantes; que es lo que promueve el liberalismo de la tolerancia. Pensar en iluminados en ideas y soluciones políticas o sólo en los más exitosos empresarios, es una humanidad reducida y con muchas más chances de fallar.

El único mecanismo social que nos hace crecer y lograr un mejor presente es una mejor democracia liberal; los mesianismos siempre se extinguieron con catástrofes. No repitamos ese error político de nuevo, porque ese error es el sistema que nos hace tener déficit fiscal, inflación, pobreza y sobre todo el sufrimiento de no poder ser lo que podríamos ser; un país con su gente menos frustrada por creer en una persona que termina siendo otro caudillo más que nos deglute por su deseo de poder y nada más.

* Ex diputado nacional Río Negro


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