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Propiocepción e interocepción: sentidos que transforman el bienestar humano… y la IA

Ambas funciones son sentidos invisibles, ocultos e internos, fundamentales para nuestro equilibrio homeostático, físico, emocional, adaptativo y cognitivo de las personas.

Chris Martin, de Coldplay. (Foto: gentileza prensa DF Entertainment)

Sentidos internos para reconectar con nosotros mismos


Chris Martin, líder y vocalista de Coldplay,  anunció en redes que “la práctica de la propiocepción lo ayudó a gestionar su depresión, estar agradecido y feliz de nuevo”.

¿Y qué es la propiocepción? Es la capacidad de “sentir” el propio cuerpo, gracias a nuestros receptores en músculos, articulaciones y la piel, nos permiten saber dónde está cada parte sin mirarnos, caminar sin observar los pies, escribir sin ver nuestras manos. Es esencial para nuestra coordinación y autonomía física, movernos con seguridad y precisión.

Ahora bien, se relaciona con otro sentido interno, la interocepción, la capacidad de sentir los estados del cuerpo: hambre, ritmo cardíaco, temperatura corporal, respiración, necesidad de descanso, dolor visceral, etc. Escuchar lo que tu cuerpo necesita. Es fundamental para la autorregulación emocional y la toma de decisiones, reduce el estrés, genera mayor empatía al reconocer en otros lo que uno aprende a detectar en sí mismo.

Ambas funciones son sentidos invisibles, ocultos e internos, fundamentales para nuestro equilibrio homeostático, físico, emocional, adaptativo y cognitivo. Forman parte de una red sensorial interna que influye directamente en nuestras emociones, nuestra capacidad de adaptación y nuestro bienestar integral. Trabajan en conjunto para mejorar la autoconciencia corporal. Nos hablan denuestro mundo interior, nos reconectan con el adentro: el cuerpo, las emociones, la conciencia corporal. Dos sentidos básicos para la detección del estado emocional y de su regulación, claves para el ejercicio de la dirección o el liderazgo de personas en el entorno actual.

Sentidos externos que nos conectan con el entorno


En cambio, los otros sentidos, que todos conocemos y nos enseñan de niños, conocidos como exteroceptivos clásicos, son aquellos que nos permiten captar estímulos del mundo exterior: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Estos sentidos nos vinculan con el entorno, con el mundo físico que nos rodea, nos conectan con el afuera, lo visible y audible.

Ahora bien, en un mundo hiperdigitalizado, donde la atención suele estar fuera de nosotros, recuperar la escucha interna es vital para prevenir el estrés, los trastornos del ánimo y mejorar la salud mental, volver a escucharnos desde adentro es más que una estrategia de autocuidado y una necesidad, puede ayudar a prevenir el estrés, mejorar el bienestar escolar y fomentar una empatía más profunda entre personas. De hecho, terapias como el mindfulness,  programas de atención plena  y el mismo Método  Costello, señalado por también el cantante, integran estas prácticas para fomentar el bienestar emocional.

Tecnología con cuerpo: ¿puede la IA sentir?


La inteligencia artificial avanza hacia una imitación cada vez más compleja de las capacidades humanas. Tradicionalmente, la IA fue diseñada como un “cerebro sin cuerpo”. Ahora, con la incorporación de propiocepción e interocepción, se entrena como un organismo, no basta con simular el pensamiento; es necesario simular el sentir físico.

La inteligencia artificial encarnada sostiene que para que una máquina actúe con verdadera inteligencia en el mundo físico debe tener un cuerpo —real o simulado— que le permita sentir, adaptarse y aprender desde su experiencia, no solo desde datos externos.

Actualmente se desarrolla la interocepción artificial: diseñando sistemas que monitorean “estados del cuerpo”, “sienten” su temperatura, nivel de batería, estado funcional, “cansancio computacional”, y ajustan su comportamiento adaptándolo en tiempo real, previene fallos y toma decisiones autónomas más eficientes, imitando la homeostasis biológica, un primer paso hacia la autoconciencia robótica. Por ejemplo: un dron que reduce actividad si detecta sobrecalentamiento y modifica su comportamiento para enfriarse, sin intervención externa.

Respecto a la propiocepción robótica, se usan sensores y algoritmos en articulaciones y piel artificial, para que el robot “sepa” la posición de sus extremidades y pueda moverse con precisión, adaptarse y aprender de su entorno físico, corregir sus movimientos en tiempo real y aprender de la interacción con el entorno. Por ejemplo: prótesis inteligentes que se adaptan a los movimientos y estilos del usuario. Esto reemplaza la lógica de control por una lógica de ajuste y exploración, más parecida a cómo aprenden los seres humanos.

El cuerpo deja de ser un “soporte” pasivo y se convierte en una fuente activa de datos de entrenamiento. Porque sin cuerpo no hay verdadera inteligencia. A fin de desarrollar sistemas artificiales más adaptativos, sensibles y humanos.

Educación y alfabetización sensorial


Educación y alfabetización sensorial debe enseñarse a leer el cuerpo desde dentro. La interocepcion y la propiocepción  son solo piezas clave para el bienestar individual y conceptos centrales para el futuro de la tecnología.

En tiempos de sobreestimulación y desconexión, enseñar a las personas a escuchar su cuerpo y a los ingenieros a programar sistemas que comprendan mejor el cuerpo humano, es una forma de tender puentes entre la biología y la inteligencia artificial.

Para los humanos, redescubrir estos sentidos es un camino de regreso al equilibrio, reconectar con estos sentidos es una forma de volver al centro en tiempos de sobreestimulación. Y para las máquinas, imitarlos es un paso hacia una inteligencia más situada, más humana, es una vía para evolucionar más allá de la lógica computacional pura, hacia una inteligencia encarnada y contextualmente consciente. Si una IA comienza a actuar en base a lo que siente de sí misma, ¿cuánto falta para que se le reconozca algún grado de dignidad operacional?

*Directora del Instituto de Derecho e I.A del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén


Chris Martin, de Coldplay. (Foto: gentileza prensa DF Entertainment)

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