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Formación y sentido común

Desde el gobierno nacional y provincial intenta reducir la educación a un servicio. Sus argumentos revelan falta de formación y de idoneidad para abordar la temática.

Las reformas educativas son parte constitutiva del sistema educativo, ya que responden a los cambios y necesidades de cada época. La educación no es algo estático; se construye en contextos históricos determinados que influyen en sus fundamentaciones, enfoques, contenidos y metodologías, buscando dar respuesta a las transformaciones políticas, sociales, culturales y tecnológicas.

Esta estrecha relación entre contexto y educación hacen imposible pensar en una educación apolítica, la formación académica define, sin lugar a dudas, que la educación es esencial y profundamente política.
Numerosos autores hacen analizan esta dimensión; Antonio Gramsci expresa que la educación es un medio de reproducción de la hegemonía cultural y política de las clases dominantes, para mantenerse en esa situación; en el mismo sentido Michael Foucault analiza cómo las instituciones educativas ejercen poder y control, convirtiendo la educación en un acto político que moldea las subjetividades y las relaciones de poder en la sociedad. También Paulo Freire sostiene, en su Pedagogía del Oprimido, que la educación nunca es neutral, siempre está vinculada con relaciones de poder.

Cuando el presidente Javier Milei y gobernador Alberto Weretilneck sostienen, fundamentan y defienden hasta la represión que la educación es un servicio y no un derecho; evidencian su falta de formación académica en educación. Del mismo modo, cuando la diputada nacional Lorena Villaverde repudia enérgicamente el “adoctrinamiento” en las instituciones educativas de la provincia, fundamentando desde neutralidad de la educación; evidencia la misma falta de formación académica, que el presidente y el gobernador.

Pareciera que nos encontramos en una época en donde los dirigentes políticos expresan públicamente sus opiniones desde el sentido común. En La Libertad Avanza no es algo nuevo. Ya en la campaña electoral se argumentaba desde ese lugar, pretendiendo hacernos creer que la economía de un país se maneja igual que la familiar: “cuando en una familia se gasta más de lo que ingresa…” decían; actualmente, en contraposición a ese modo de argumentar, se pretende convencer de que el crédito del FMI es necesario para que el Banco Central se pague a sí mismo.

Queda claro que el sentido común opera en el ámbito de lo cotidiano, y es justamente ahí en donde es válido y valioso para dar respuestas adecuadas a situaciones de la vida diaria. Sin embargo en el ámbito educativo no lo es, como tampoco en lo macroeconómico.

Estas reflexiones no tratan de enfrentar la formación académica contra sentido común, sino de pensarlas en los ámbitos de pertenencia y validez. Todos los ciudadanos y ciudadanas podemos opinar sobre educación, es más, debemos hacerlo, para que esas miradas puedan ser analizadas académicamente y aporten en la toma de decisiones. Sin embargo, quienes han sido elegidos para representarnos deben estar formados para que sus expresiones y decisiones se fundamenten en marcos teóricos construidos y en normativas vigentes.

Resulta evidente la falta de formación y de idoneidad para abordar esta temática por parte de este tipo de representantes políticos. Parecen no conocer que la Ley de Educación Nacional establece como uno de sus objetivos “promover mayores niveles de responsabilidad y compromiso de los medios masivos de comunicación con la tarea educativa…”. Con sólo una mirada a estos mass media, podemos advertir la falta de preocupación de Lorena Villaverde y compañía.

Del mismo modo en que el gobierno nacional publicó en medios oficiales el vergonzoso video de Agustín Laje “Memoria por la Verdad y la Justicia”. En el mismo se desconoce la ley nacional de educación que en su artículo 92 define que deben formar parte de los contenidos curriculares de todas las provincias: “El ejercicio y construcción de la memoria colectiva sobre los procesos históricos y políticos que quebraron el orden constitucional y terminaron instaurando el terrorismo de Estado, con el objeto de generar en los/as alumnos/as reflexiones y sentimientos democráticos y de defensa del Estado de Derecho y la plena vigencia de los Derechos Humanos”. Aquí no se escucharon las voces preocupadas y alteradas de Lorena Villaverde, ni de quienes comparten ese espacio político.

Cuando la diputada nacional por Río Negro se horroriza por, según ella “el adoctrinamiento” en las escuelas rionegrinas no hace otra cosa que mostrar, al decir de Gramsci, una de las características del sentido común, que es la de ser adoptado acríticamente, sin conciencia teórica clara, ni mayor problematización; es decir, con un carácter no racional.

Aunque sabemos que el carácter de sus dichos es profundamente político, buscando cercenar la capacidad reflexiva de la juventud, siempre que esta sea ajena a la forma social dominante y no contribuya al sostenimiento de ella.

(*) Profesor de Ciencias Sociales en el IFDC


Las reformas educativas son parte constitutiva del sistema educativo, ya que responden a los cambios y necesidades de cada época. La educación no es algo estático; se construye en contextos históricos determinados que influyen en sus fundamentaciones, enfoques, contenidos y metodologías, buscando dar respuesta a las transformaciones políticas, sociales, culturales y tecnológicas.

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