Oportunidad perdida

Opino que el presidente de la Nación y el gobernador de Buenos Aires no han estado a la altura de los mandatos que les confirió la ciudadanía.

Porque toleraron que una horda armada para “arrancarles alguna medida o concesión” (artículos 226 y 229 del Código Penal) se atreviera a presentarse en banda ante sus respectivas residencias, osara exhibir el armamento que se les entregó para otros fines y ejerciera la arrogancia de negarse a conversar con la máxima autoridad de la república.

Permitieron que funcionarios públicos abandonaran sus tareas, utilizaran suministros pagados por el Estado (móviles, combustible, armas, municiones, intercomunicadores) para perpetrar esos delitos de rebelión y sedición y generaran todo tipo de angustias -entre las cuales no fue la menor la violación del distanciamiento social-, y se dejaron “arrancar medidas o concesiones”.

Violaron sus obligaciones de funcionarios públicos al no aplicar los recursos a los que debían echar mano (Art. 231 del Código Penal).

Dejaron pasar la oportunidad de exonerar a los sediciosos ahí mismo, hacerlos desarmar por otras fuerzas de seguridad, retirarles todo el material policial -que ya no les correspondía debido a la exoneración- y mandarlos a sus casas a pie, desarmados y sin uniformes ni credenciales.

Y lo peor: si no sancionan a la brevedad una norma que determine que cualquier repetición de estos hechos acarreará el inmediato congelamiento por un año de todos los sueldos de la repartición a la que pertenezcan los sublevados, se está abriendo la puerta no solo a la reiteración de estos crímenes contra la democracia, sino a un eventual golpe de Estado.

Hugo Ansaldi

DNI 11.266.618

El Bolsón


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