Panadería al paso

Scioli sigue aglutinando detrás suyo al PJ, sindicatos, La Cámpora y al sector más apegado al modelo K.

Redacción

Por Redacción

Las PASO funcionan como un horno que no está para bollos. Allí se van cocinando los precandidatos. Los más apetecidos pertenecen al Frente para la Victoria, dominado hoy por un kirchnerismo anatematizado por el liberalismo, y a Cambiemos, el principal conglomerado opositor en el que uno de sus líderes, con buena acogida en la derecha pro mercado, hizo para disgusto de muchos de sus seguidores aclaraciones discursivas en las que rescató basamentos del gobierno de Cristina. Los maestros panaderos, Daniel Scioli y Mauricio Macri, son hombres prácticos que prefieren no atarse a ideologías. El primero pertenece a un movimiento que le da al intervencionismo estatal un rol central, y el segundo marcha asociado con una fuerza tradicional que le reclama abrir el juego y dar debates públicos y otra, desde una ética severa, tilda a algunas de sus manifestaciones como demagógicas. Con menos fuego en la hornalla, más atrás asoma Sergio Massa, del Frente Renovador, quien volvió a “respirar” con la confusión generada en el Pro debido al nuevo libreto escrito por Jaime Durán Barba y Marcos Peña. Montada en la excelente elección porteña de Martín Lousteau, la dirigente Margarita Stolbizer, de Progresistas, también aportará un poco de aire cálido al invierno dentro de dos semanas. Los comportamientos de Scioli y Macri reciben explicaciones tácticas. Aplaudido de pie como nunca por la presidenta Cristina Fernández, el excampeón de motonáutica se considera con las manos libres para ir, persuasivamente, en busca de independientes e indecisos. Al margen de gobernadores e intendentes del Justicialismo, encolumnó detrás de sí a los chicos de La Cámpora y hasta se tomó un café con la desconfiada titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Eje del polo refractario al kirchnerismo (pese a Peña, se distanció de las “minorías ciegas anti”, de ambos lados), el jefe de gobierno porteño trató de tranquilizar a los dos tercios de los argentinos que reciben ingresos del Tesoro nacional o provinciales. Por eso, recalcó que mantendrá la Asignación Universal por Hijo (AUH), que no privatizará Aerolíneas Argentinas sino que la hará más eficiente y que defenderá la gestión de Miguel Galuccio al frente YPF, a cuya confiscación se opuso en su momento, según recordó. La intensidad de la cocción provocó algunas fugas de gas. Hablando a todo el país, desde el sur, apoyada en datos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Cristina embistió contra los gurúes que pronosticaron que la economía se derrumbaría para esta época y fomentaron corridas cambiarias por añadidura. Lo más jugoso vino cuando le reprochó a Macri y sus aliados haber discutido en el pasado la recuperación de las AFJP y la movilidad en las jubilaciones, y el haber votado en contra de la nacionalización de YPF y AA. “No cambiamos para que nos voten. Creemos profundamente en lo que hacemos. Hasta la oposición, ahora, nos da la razón”, ironizó. En el Pro, mientras se tratan de contener y encauzar los cuestionamientos de Ernesto Sanz y “Lilita” Carrió, se sigue valorando como gran estratega al ecuatoriano Durán Barba, el asesor que proclama ser “un tipo de izquierda”, aunque considera que en la actualidad la gente está alejada de los partidos y de dirigentes a los que consideran “arcaicos”. Los estudios permanentes realizados por los focus groups macristas llevaron a Marcos Peña a distinguir entre la administración que se hizo cargo del poder en el 2003 y lo que representa quien aspira a la sucesión. “Scioli es un conservador, su trayectoria lo demuestra, no así el kirchnerismo que aplicó reformas”. Sorprendió en ese punto, tras lo cual destacó las características “profundamente transformadoras de Mauricio”. Como Macri, en el ordenamiento de sus filas, no cargó las tintas contra el kirchnerismo y aseguró que la discusión no debe ser entre lo público y lo privado, sino si las cosas funcionan bien o no, recibió un duro ataque de “Lilita”. Si bien Carrió se proclamó firme defensora de la República e instó a que en Cambiemos florezcan por igual los tres integrantes de la alianza, fue implacable con “el giro” del Pro. “Soy antikirchnerista. Esto es una dictadura. Hay que investigar a los ladrones de YPF, que no es una empresa estatal, eso es mentira, argentinos y españoles se la robaron… tampoco estamos prendidos con tener una aerolínea de bandera, sino de dar el mejor servicio a los pasajeros, sin déficit… demagogia, yo no hago… quiero presos a todos”, se distinguió. En el sciolismo, en tanto, están seguros de que si Daniel gana y es elegido presidente (apuestan todo a la primera vuelta del 25 de octubre), demostrará carácter y determinación. No intervino en la confección de la lista de legisladores, pero –apuntaron– solo él armará el futuro gabinete y manejará la lapicera que lo vinculará con los 24 distritos. Eduardo Duhalde lo ninguneó señalando que “no le interesa nada la política, no le interesa armar nada” y que sólo se preocupa por sobrevivir. Un colaborador del gobernador contestó que el exmandatario es parte del pasado y que Scioli no necesita nombrar diputados ni senadores, porque éstos pertenecen al FpV y desde diciembre los bloques parlamentarios peronistas responderán a su nueva conducción desarrollista.

Arnaldo Paganetti arnaldopaganetti@rionegro.com.ar


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