Papa débil pero aún con las riendas, Por Philip Pullella 24-11-03

En momentos en que el papa Juan Pablo II luce más frágil y débil que nunca, los católicos de todo el mundo se preguntan si todavía sigue siendo el líder de una iglesia de miles de millones de feligreses. Y también se interrogan sobre si aún tienen algún valor sus viajes, que han destacado su pontificado, ahora que la enfermedad de Parkinson y la incapacidad para caminar opacan su mensaje. Las respuestas, como la Iglesia misma, tienen muchos niveles.

«El sigue al mando», insiste un clérigo del Vaticano. «No está solamente poniendo sellos. Las cosas se hacen a un ritmo más lento, pero nadie le está cubriendo los ojos». Incluso cuando gozaba de buena salud, el Papa nunca fue un micro-administrador. Desde un comienzo nombró asesores en los que pudiera confiar y les delegó los detalles. Gran parte de la burocracia del Vaticano funciona como con un piloto automático, produciendo documentos y sugiriendo nombramientos, pero el Papa aún tiene que firmar, literalmente, muchos de ellos, aun con la mano tem

blorosa.

En su pontificado, que cumplió 25 años el 16 de octubre, el papa polaco de 83 años ha hecho más que lo que se esperaba que hiciera la mayoría de los pontífices. Fue una personaje clave en el colapso del comunismo en Europa oriental en 1989, revolucionó las relaciones con los judíos, canonizó más santos que todos sus antecesores y realizó extensos y numerosos viajes para llevar su mensaje a todos los rincones del mundo. Como el ocaso de cualquier reino, los últimos años de Juan Pablo II han provocado comparaciones, según algunos en forma injusta, con su vibrante pasado. «¿Está tomando la iniciativa como antes? No. Sin embargo, hay que preguntarse: '¿Qué queda por hacer?' '¿En qué más puede tomar la iniciativa?' «, se preguntó una fuente.

Por lo general, el reinado de los papas es vitalicio, incluso si están enfermos. Pero, ¿qué tan saludable debe estar el Papa para ser el máximo líder de la Iglesia? Lo suficiente para comunicarse de una u otra manera, dicen sus asesores. «El papa es más lento, no tan inquisitivo. Mucha gente ha estado a su alrededor tanto tiempo, que cuando él comienza una frase ellos la pueden terminar. Pero eso no significa que las demás personas estén tratando de promover su propia agenda», dijo el clérigo del Vaticano.

Los funcionarios del Vaticano ponen la guerra en Irak como un ejemplo. El Papa lideró la oposición del Vaticano a la guerra y fue quien decidió enviar cardenales a entrevistarse con el ahora derrocado líder iraquí Saddam Hussein y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para que trataran de evitar el conflicto. Sus asesores hicieron casi todo el resto. Si Juan Pablo II hubiera sido más joven o gozado de mejor salud, habría ido en persona a Washington y Bagdad. Aunque esto hubiera tenido un efecto más dramático, la oposición del Vaticano a la guerra no fue menos clara porque el Papa no pudiera hacerlo.

Más recientemente, fue el Papa quien tomó las decisiones finales sobre el nombramiento de 31 nuevos cardenales. Aunque el Pontífice todavía toma las decisiones en temas importantes, algunos burócratas de menor rango del Vaticano dicen que algunas veces sienten una especie de estancamiento en sus oficinas.

Otras figuras clave que han superado la edad de retiro de 75 años siguen desarrollando sus labores en el Vaticano, incluyendo al secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano; el jefe doctrinal, el cardenal Joseph Ratzinger, y el cardenal Edmund Szoka, gobernador de Ciudad del Vaticano. «Quizás (el Papa) no quiera dejar a su sucesor con gente más joven en puestos clave», dijo la fuente. «El próximo Papa probablemente querrá nombrar a su propio equipo».

Los papas ejercen en general sus labores de líderes máximos de la Iglesia hasta su muerte. No existen regulaciones claras para el caso en que un Papa esté incapacitado por largo tiempo y nadie toma medidas sobre qué se debe hacer si no puede comunicarse. «La capacidad de la medicina moderna de mantener el cuerpo vivo aunque la mente se esté deteriorando en un futuro hará que la Iglesia enfrente una crisis institucional», dijo el sacerdote Thomas Reese, historiador y editor de la revista jesuita semanal estadounidense América. Informes no confirmados surgieron con el paso de los años de que el papa Juan Pablo II preparó una carta de renuncia para el caso de que quedara seriamente incapacitado. (Reuters)


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