Pasó Masticar con fuerte presencia patagónica

Durante 4 días la feria más importante del país mostró una oferta de cocina, producto y clases como nunca antes.

Hace diez años comenzaba Masticar en Buenos Aires. Año tras año y edición tras edición el salto fue plenamente evolutivo. Desde la primera se dijo que el corazón de Masticar era el mercado de productores. Y lo sigue siendo.

Una constelación de productores dejaron ver el núcleo de una feria que muestra un entramado brillante de norte a sur y de este a oeste del país.

Una columna vertebral que sobrevive a las inclemencias del país-barco-ebrio, un catálogo de productos maravillosos: Yerba mate, quesos, destilados, frutas, verduras, ahumados, dulces, aceites, harinas, embutidos, vinagres, sidras, mieles, jugos, panes, pastas, aromáticas, carnes, y muchos más.

Son claves los mercados. Sobre todo si están al alcance de la gente. En nuestro país faltan políticas públicas que traccionen para que todos los productores a lo largo y a lo ancho puedan estar en pueblos y ciudades. El mercado de Masticar es la muestra.

Cada vez es más fuerte la presencia patagónica en Masticar. No es ilógico por lo vasto del territorio y los excelentes proyectos de cocina y de productos que allí habitan. En los fuegos estuvieron Pablo Buzzo, Ezequiel Gonzalez y Gustavo Rapretti con claro anclaje de mar y montaña. También fue de la partida Mauricio Couly quien llevó su raclettera que fue una de las perlas de la feria. Un motor que gira una estructura de varios brazos de metal que en la punta tienen un calentador y un soporte para agarrar pequeñas hormas de queso que caen derretidas sobre unas papas que esperan esa comunión orgásmica.

Ezequiel Gonzalez y Mauricio Couly.

También Flor Borsani de Santa Rosa, con su restaurante Pampa Roja. En el mercado de productores se pudo ver la presencia de Aromáticas Del Valle, esta fabulosa cooperativa de Fernández Oro, también la sidra Pulku desde Villa Regina que reivindica a la verdadera sidra. También fueron de la partida la Quesería Ventimiglia, los productos de Mariana Muller y Ernesto Wolf, la Sal de Aquí con Martín Moroni desde Chubut, la presencia de Facundo Chiara desde Usuahia en las clases y varios más que seguramente me olvide.

Cocina

Sería injusto calificar en un ranking a los mejores porque en 4 dias no me dio el estómago ni el bolsillo para probar todo, pero aun así puedo nombrar los platos que me gustaron mucho. Vamos.

* La sopa de Hong Kong style. Venía herido por el frío porteño que me recibió con un hacha de hielo, y esa sopa me puso todos los patitos en fila. Rica, sustanciosa, los invitados al puesto de Narda Comedor mantuvieron su trinchera bien arriba como siempre.

Sopa Hong Kong style.

* El arais de cordero (pita a la plancha) de Narda Comedor, con yogur y hierbas un diez. La empanada de cordero de Alo’s maravillosa y en el mismo puesto como invitados estaba Anafe, un restaurante a puertas cerradas de Buenos Aires que en la feria sirvió un repollo braseado con reggianito partido, en pan de masa madre zarpado.

* El flan de Proper, restaurante que debutó en Masticar con una de sus cartas desequilibrantes.

Flan de Proper.

* El chipa so cremoso de maíz de Patricia Courtois, invitada del restaurante BASA.

Chipa cremoso de maíz.

* El chori de ciervo de Pablo Buzzo, el shawarma de Abdala, los garbanzos de Café San Juan y la albóndiga de Mecha Solís.

Chori de ciervo.

* El alfajor marino de El Baqueano. Un formato súper loco como homenaje a la costa atlántica.

Alfajor Marino.

* El tiradito de Coco Tomita, cocinero peruano que vino a representar a su país y trajo un plato de la cocina nikkei peruana que muestra un poco la fusión de ambas culturas con una mirada generacional que la rompe.

Una de las ferias gastronómicas más importantes

Salvo la edición de Mar Del Plata en el resto estuve en todas. Quizás esta es una de las que más me gusto. No solo el mercado que cada vez es más grande y con más productores y productos sino también el formato de invitada, invitado en la cocina que llevó cada restaurante.

Creo que las clases y el taller de oficio son siempre un acierto. Enterarte de primera mano como cuando y donde se hacen los productos que consumís. La filosofía de cada proyecto encolumnado detrás de sus protagonistas es una apuesta invalorable.

El rincón de niños, la oferta de bodegas y cervezas y la cantidad de oferta gastronómica para probar y para conocer. Perú como país invitado, mostrando de cerca a sus cocineros y sus productos. Sin lugar a dudas estamos ante una de las ferias de gastronomía más importantes de Latinoamérica.


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