Peñas Blancas y Valle Verde: cerca, pero lejos de todo
Servicios básicos con deficiencia, un Estado apenas presente y muchas carencias conforman el escenario de dos pequeñas poblaciones donde viven no más de 500 personas. No tienen una ambulancia, la ruta que los conecta estuvo en estado calamitoso hasta hace poco tiempo y apenas si se está haciendo un bacheo. Ni siquiera tienen un surtidor.
Es paradójico. Peñas Blancas y Valle Verde en realidad están cerca, pocos kilómetros los separan de poblaciones más grandes, pero la sensación que siente su gente y la realidad indican que están lejos de todo.
Lejos de los servicios, del bienestar, se sentirse cuidados.
La gente siente en carne propia la falta de interés, de transporte, de agua, de asistencia médica y de herramientas que les permitan resguardarse ante las inclemencias del tiempo.
Se trata de lugares agrícolas ganaderos, en los que la industria petrolera fue ganando terreno. De ahí que muchos de los primeros pobladores del lugar hayan sido desplazados por personas de mayor poder adquisitivo que adquirieron campos en sectores estratégicos para la actividad hidrocarburífera, de los cuales en varios casos, optaron por tomar mano de obra boliviana para reactivar las tierras.
Así es que además de las familias originarias y su descendencia, la zona creció considerablemente en los últimos años, estimándose una población de unas 500 personas.
Las necesidades de la gente que vive en el paraje rural son muchas, y ninguna es menor. Sin embargo, los pobladores coinciden en que “contar con una ambulancia en el lugar es urgente”.
En ese sentido, hasta hace más de un mes el servicio lo cubría la vieja ambulancia del hospital de Catriel, una camioneta Ford, modelo 72, que estaba destinada a los habitantes de Peñas Blancas y Valle Verde, pero se rompió y dado el elevado costo de la reparación, en la actualidad se encuentra parada. A la gente no le queda más alternativa que hacer dedo o pagar entre 300 y 400 pesos que cobra un taxi, para movilizarse unos 35 kilómetros hasta el hospital de Catriel.
La situación se torna más adversa ahora que se instaló el frío en esta época otoñal, sobre todo porque todavía no llegó el Plan Calor, que provea de insumos para calefacción a la gente que no cuenta con el servicio de gas natural.
Es así que las afecciones respiratorias comienzan a incrementarse y acentuarse, y si bien hay un centro de atención, se trata de una salita donde sólo atiende una enfermera todos los días, excepto los miércoles que cuentan con un médico que va desde Catriel hasta el paraje rural.
En este sentido, además de las dolencias propias de la época, por las características del lugar se han detectado casos que requieren de una guardia de emergencia o de mayor asistencia.
A modo de ejemplo, “una vez, a mi marido lo picó una araña que era mala y no tenían una vacuna para ponerle en la salita. Mi marido transpiraba, no podía respirar, le dolía el cuerpo y tuvimos que esperar tres horas para que llegara la ambulancia”, dijo una pobladora.
Además, gente que esperaba atención el miércoles por la tarde, contó que una ambulancia permitiría el traslado de gente que “tiene que ir a dializarse al Valle, o la gente que tiene que hacerse quimioterapia, que hoy son los que más lo necesitan”, dijeron.
Al respecto, el médico Facundo Ferrari, explicó que “las enfermedades que se detectan son las mismas que en Catriel, proporcionalmente. En verano las de origen intestinal y en invierno las respiratorias. Además, por las condiciones de la gente del lugar, también se han encontrado casos de hidatidosis y esto a veces, si no se lo trata a tiempo, puede derivar en una situación más compleja”, explicó.
“En este caso, la prevención tiene un rol fundamental. Sin embargo también tienen que darse las condiciones de higiene y salubridad necesarias para poder evitarse”, enfatizó Ferrari.
Cuatro despensas
Cuatro despensas en puntos estratégicos y un puesto de verduras es todo lo que hay para proveerse de víveres
En Peñas Blancas, los problemas que se originan a raíz del capitalismo o consumismo pasan desapercibidos. Ahí no se está pendiente del valor de la carne o del aumento de la nafta porque ni siquiera hay un surtidor y autos muy pocos, muchos modelos viejos, que en su mayoría están demasiado deteriorados, por lo que la mayor parte del tiempo están sin funcionar, así que no tienen más opción que moverse de a pie, en bicicleta, a caballo o en moto, que son los medios más económicos.
Ante la pregunta ¿qué vamos a comer?, eso se resuelve sobre la marcha. Generalmente se carnean los propios animales y si no se tienen, hay dos mercados con anexo carnicería.
En cuanto al resto de las provisiones, en la curva de ingreso al pueblo está el puesto de verduras que eligen los operarios de las empresas petroleras, ya que es paso obligado antes de ingresar a sus puestos de trabajo y el último a la hora del regreso.
Unos 500 metros más adelante está la despensa Don Santiago y a tres kilómetros de esta, en el ingreso al sector conocido como “el barrio”, se encuentra el complejo El Pinar, un lugar donde además de mercadería, hay comida para llevar y rotisería.
En otro sector, (cuatro kilómetros hacia el noreste), está la despensa y carnicería Esteban y hacia el oeste (tres kilómetros más), el puesto de “Don Ginebra”, que tiene carnicería.
Puede verse que hay aspectos fundamentales que de no estar resueltos, derivan en perjuicios para la población y en este sentido, cabe destacar que la falta de agua es uno de los factores determinantes para paliar los problemas de salud.
Si bien un camión provee quincenalmente de agua potable, no siempre puede hacer el recorrido.
Por ejemplo, el camión estuvo roto durante un mes y el mismo miércoles que iba a empezar a funcionar, tuvo un desperfecto y no pudo poner en marcha el servicio.
Durante ese tiempo, con naturalidad mucha gente expresó que se abastecían de agua del canal. En lugares más claras por estar en sitios correntosos, o cuasi estancada, el agua tiene la turbiedad y densidad propia del Río Colorado.


Paula fava
paulafava@rionegro.com.ar
PARAJES RURALES
Es paradójico. Peñas Blancas y Valle Verde en realidad están cerca, pocos kilómetros los separan de poblaciones más grandes, pero la sensación que siente su gente y la realidad indican que están lejos de todo.
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