Personal de salud: el cuidado como política

Jorge Osorio*


Choferes, médicos, enfermeros, cocineros, psicólogos, kinesiólogos, personal de maestranza, directivos y funcionarios, se han visto en la necesidad de ir explorando en el territorio la situación inédita y dramática de la pandemia.


Desde hace 30 años habito en esta querida ciudad de General Roca; trabajo en salud, desarrollando mi tarea en el ámbito privado. Me contagié de covid-19 trabajando, fue una dura experiencia. Los tres meses que siguieron al contagio fueron tiempos de floridos síntomas, intensos, variados y cotidianos. Hoy puedo decir que estoy recuperado; continúo medicado para controlar secuelas que se resisten a abandonarme y realizo los controles periódicos necesarios. Sigo bien, acompañado por mi familia, amigos, colegas. Fui atendido cálida y eficientemente, podríamos decir amorosamente, desde el primer día.

Viví la emergencia de la pandemia desde sus comienzos, compartí diversas reuniones y participé en la organización y aplicación de distintos dispositivos asistenciales en el área de la Salud Mental.

Sentí el virus en mí, entonces recorrí parte de nuestro sistema asistencial desde el lugar de enfermo. Hoy estoy volviendo al ruedo laboral y quiero compartir una observación y agradecer profundamente y dar un firme apoyo a los trabajadores de salud de todos los ámbitos.

La observación: durante esta pandemia fue apareciendo ante mí una grieta entre los trabajadores de salud. De un lado están las personas a las que les importa solo el trabajo; del otro lado las personas a las que les importa el mundo (Haraway, 2019). Dediqué parte del tiempo a observar, registrar mis propias afectaciones, estudiar y conversar con personas de oficios variopintos, para arribar a alguna pregunta que pudiera orientarme en la descripción de lo que estaba notando.

¿Cómo producen unos y otros?

¿Cuáles son los efectos de lo que producen?

Las personas a las que solo les importa el trabajo producen reuniones, intercambios de información con profesionales de diferentes disciplinas; están ocupados en la elaboración de documentos, en la búsqueda de las mejores formas de aplicación de los actos clínicos correctos y de calidad. Operan con conocimiento disciplinario o ciencia basada en la evidencia, o clasificando entre verdad y creencia, hecho y opinión, bueno y malo. Juzgando y juzgándose. Establecen si los demás se equivocan o dicen la verdad (Haraway).

Producen conceptos, definiciones, clasificaciones. Abstraen, o sea, restan. Reproducen contenidos producidos en otras regiones. Distribuyen información. Hablan, escriben, sacan cuentas, producen reglas, deberes y protocolos. Producen listados, expedientes, disputas por el poder, documentos, reflexiones de lógica impecable, órdenes, ordenanzas, decretos, intimaciones y castigos. Anticipan. Toman el cuidado como sustantivo. Sostienen que el sujeto es el propietario y el autor del cuidado. Producen expertos, comunicaciones y comunicadores. Producen burocracia.

Con la pandemia se vieron urgidos a implantar una política del cuidado (Najmanovich)

Para realizar todas estas acciones solo hace falta la capacidad de repetir y obedecer.

El efecto de tales producciones son conflictos, desencuentros y distancias. Desconfianza y sospecha. No están atentos, están alertas. No están presentes en lo que pasa a su alrededor ni a lo que les pasa. No habitan la vida. No se cuidan ni cuidan a otros.

Las personas a las que les importa el mundo consideran el cuidado como política, toman el cuidado como verbo, están presentes, atentos a lo que se presenta; admiten una acción destinada a producir una modificación favorable o impedir un efecto desfavorable. Componen vínculos y nuevos modos de relación de a uno y colectivamente. Conversan. Cultivan una ética -estética- política del pensar para configurar situaciones; utilizan el espacio colectivo como espacio de aprendizaje; también cultivan la confianza. Le dieron lugar a la vulnerabilidad como condición necesaria del pensamiento. Participan. Habitan la vida inventando acciones. El cuidado es de implicación mutua. No tiene comienzo ni fin (Najmanovich).

El efecto: choferes, médicos, enfermeros, cocineros, psicólogos, kinesiólogos, personal de maestranza, directivos y funcionarios, todos los trabajadores de la salud, se han visto en la necesidad de ir explorando en el territorio la situación inédita y dramática de la pandemia. En esa exploración fueron redefiniendo competencias, las fueron llevando a la práctica. Generaron nuevas habilidades y destrezas confiables en el nuevo contexto.

Todo esto no se puede lograr sin pensar. Cada acción pensada en función del cuidado propio y del otro produce belleza. Todos los días producen belleza en los hospitales, clínicas y sanatorios, que son los lugares más trágicos en estos días, allí se encuentran las personas gravemente enfermas con personas gravemente cansadas. Aun en esa gravedad producen belleza.

El agradecimiento: quiero agradecer al equipo de trabajo del Sanatorio Juan XXIII, quienes me cuidaron amorosa y eficientemente.

Agradezco profundamente a mi médico, Dr. Roberto Baez, quien me ha cuidado durante todo este proceso; está atento y presente, acompañando y asistiéndonos a toda la familia.

Agradezco profundamente al personal del hospital López Lima, al personal de la clínica Roca y a todos los trabajadores del ámbito de la salud, sea público o privado.

El apoyo: las personas a las que les importa solo el trabajo y a las que les importa el mundo comparten los mismos espacios, pero viven en mundos diferentes. En estos tiempos de grietas, la que me encontré en mi mundo de trabajo ha tenido efectos perjudiciales para los trabajadores de salud y para la comunidad.

Como ejemplo, basta nombrar el cansancio del personal y la descarada y agraviante desconsideración que impunemente muestran los funcionarios y funcionales con el reconocimiento económico o con la división en los gremios que en nombre de los trabajadores ni siquiera pueden llegar a un mundo en común. O los efectos sobre la comunidad de las permanentes contradicciones en la comunicación y aplicación de herramientas adecuadas para el cuidado comunitario.

Una parte de tiempo importante de nuestro trabajo en salud está dedicada a pensar los modos en que ejercemos el cuidado, la ética que ponemos en juego. Siempre es un buen momento para juntarse a pensar, pero hoy es una urgencia.

*Licenciado en Psicología


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