Pocos líderes para tanto poder


Juntos Somos Río Negro crece política y territorialmente pero sigue dependiendo de las decisiones de Alberto Weretilneck, que es muy probable que se vaya al Senado.


Es difícil reproducir fuera del laboratorio el experimento que intenta Alberto Weretilneck y su fuerza provincial: que, gane quien gane la elección presidencial en Río Negro, Juntos reciba la cantidad de votos suficientes para llevar al gobernador al Senado, corte de boleta mediante. No reparten tijeras sino combos ya armados.

Las encuestas que manejan en la Casa de Gobierno de Viedma muestran una desaprobación llamativa de la gestión de Mauricio Macri y un apoyo, igual de contundente, a la imagen de Weretilneck.

Esa percepción de los rionegrinos se traduce en una intención de voto masiva a los Fernández y, en casi la misma despareja proporción, a Weretilneck como senador.

¿Cómo evitar que un error en el corte de boleta invalide el voto en el segmento de los senadores y diputados nacionales? “Hay que enseñarle a la gente”, empezaron a pensar en Juntos. Muy rápido se dieron cuenta de que iba a ser en vano. Por eso, el partido provincial ofrece a los rionegrinos el combo ya armado: la boleta de cualquiera de los candidatos a presidente y vice sin los tramos de diputados y senadores nacionales, que son reemplazados por los que llevan a Weretilneck y a Luis Di Giacomo.

La boleta de Mauricio Macri-Miguel Pichetto no tiene el tramo para senadores, lo que le allana el camino a Weretilneck en su búsqueda de votos de donde fuera. Y disipa el peligro del voto anulado por duplicación. Un sondeo muestra que el 65% de los que votarían al gobernador para el Senado apoya al presidente.


Una Legislatura con casi los dos tercios de los votos, y las intendencias que ganó y las que anota como seguras de acá a octubre, conforman un escenario inmejorable para Carreras.


En la elección a senadores no hay proporcionalidad que valga: el que gana coloca dos y el segundo, una banca. De nada sirve salir tercero para entrar al Senado ni arrasar en las urnas para quedarse con los tres lugares.

En cambio, en la elección de los candidatos a diputados nacionales (que eso es una PASO: una primaria) es distinto. Si los resultados del 11 de agosto se repitieran en octubre, el que obtenga la mayor cantidad de votos se quedaría con dos de las tres bancas en juego solo con duplicar los votos del tercero. Todo gracias al belga Víctor D’Hont.

Solo en una elección muy pareja, que las encuestas no anticipan, el Frente de Todos, Juntos por el Cambio y Juntos Somos Río Negro se repartirían las tres bancas en la Cámara Baja.

Dónde se ha visto

En la década del 90 más de una vez las provincias pudieron desdoblar la elección legislativa nacional de la presidencial porque el régimen electoral no estaba normado como ahora y todo dependía más de las conveniencias presidenciales. A los partidos provinciales, una especie que parecía confinada en Neuquén hasta que llegó Juntos, el desdoblamiento les convenía porque competían sin necesidad de llevar aspirante a la presidencia.

Pero para Juntos hay una enseñanza bastante cercana: el 14 de mayo de 1995 Carlos Menem conseguía la reelección. En Neuquén la fórmula del PJ sacó 99.033 votos, el 53,63%. Sin embargo, en una ingeniería electoral memorable, el Movimiento Popular Neuquino se llevaba 60.781 votos para diputados nacionales y con el 34,65% se quedaba con el primer lugar.

Diciembre

Si el año electoral terminara como lo piensan en Juntos, Pedro Pesatti se convertiría en octubre en el intendente de Viedma y el aliado Gustavo Gennuso repetiría en Bariloche.

El partido provincial acumularía así un poder que hace años no se ve en Río Negro: el gobierno provincial hasta el 2023, 28 legisladores (a un paso de los dos tercios), las intendencias de las ciudades más importantes (menos Roca) y mucha presencia en localidades más pequeñas.

Semejante construcción tendrá seguramente a Weretilneck muy lejos, en el Senado. ¿Quién liderará entonces esta etapa decisiva del partido provincial? A la gobernadora electa Arabela Carreras no le falta ambición ni voz de mando, pero hasta ahora nadie la vio gobernar.


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