Dudas entre los investigadores por el secuestro de la joven cipoleña

La denuncia por el supuesto secuestro extorsivo de una joven cipoleña generó dudas en los investigadores. Con el paso de las horas, todavía hay muchos cabos sueltos, y por eso son varias las hipótesis que se manejan.

Las dudas están centradas en diferentes cuestiones:

Originalmente se informó que la joven se había arrojado de un auto en movimiento, pero luego que se había escapado por sus propios medios de la casa.

Si bien la entrega de los 50 mil pesos de rescate supuestamente se iba a hacer de noche, el lugar pactado (la Plaza de las Banderas en Neuquén capital) es un lugar público muy concurrido.

Silencio familiar. “Río Negro” intentó comunicarse varias veces con la familia de la joven pero no obtuvo respuestas.

Hasta al momento no hay sospechosos y no aparece el auto en que la habrían tenido secuestrada.

La causa por secuestro extorsivo está en manos de la Justicia Federal con asiento en Roca, que cuenta con el apoyo que brindó la comisaría 32 de Cipolletti debido a que la madre se acercó hasta esa dependencia para denunciar la desaparición de su hija.

Anoche, y en compañía de sus familiares, la joven pudo relatar los hechos que sucedieron durante las más de diez horas que estuvo desaparecida, antes de ser encontrada por un móvil policial en las calles Casilda y Belgrano, de Neuquén.

Según confiaron fuentes relacionadas a la investigación, el miércoles por la mañana la joven se quedó a dormir en la casa del novio. Un familiar de él la despertó y fue en ese momento cuando ella decidió salir a caminar porque no se encontraba en buen estado de salud, según confiaron hoy a este medio.

La víctima indicó que en inmediaciones de la calle Naciones Unidas la abordó un auto Volskwagen Gol. Una vez adentro del vehículo, la joven declaró que le taparon el rostro y la maniataron.

Según indicaron a este medio, el novio de la joven y el dueño del comercio donde ella trabaja fueron las personas que recibieron fotos de la chica, que se veía amordazada, con los ojos cerrados y la cara descubierta.