Crece la alternativa de los frutos secos en la zona del Valle Inferior
Hay unas 1.500 hectáreas en plena producción y nuevos proyectos en marcha. La actual cosecha es la más importante de los últimos años, con rindes que llegaron a los 4.000 kilos/ha.
La producción de frutos secos se consolida como una buena alternativa en la zona del Valle Inferior, tanto en el sector bajo riego del Idevi como en otras producciones que están fuera de esa zona pero también aprovechan el agua del río Negro.
Se calcula que ya hay unas 1.500 hectáreas, entre nogales, avellanos y almendros, con una importante producción que se destina, en su gran mayoría, al mercado interno.
El último relevamiento del organismo provincial estimó una 450 hectáreas de nogales en distintas chacras de productores locales y otras 200 en la zona de San Javier, que se riegan de forma directa del río y corresponden a capitales de los Países Bajos que también tienen explotación en Valle Medio.
En avellanas hay 700 hectáreas, entre las que se cuentan las 200 de la empresa Ferrero, que marca el rumbo en la zona desde hace muchos años.
«En general hay pequeños productores de 10 o 15 hectáreas y algunos productores que están invirtiendo más, como una familia que está sobre la ruta tres vieja que está con un proyecto de unas 60 hectáreas» contó Daniel Quintero, titular del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior.
Este fruto es el que distingue a la zona porque acumula casi la totalidad de la producción nacional. «No hay en otro lado, un poco en Valle Medio y algo en Alto Valle» agregó el funcionario.
En cuanto a las almendras todavía «la superficie es muy chica», de unas 45 hectáreas, porque «es una zona con heladas», aunque «ahora se está implantando porque hay variedades tardías que son nuevas».
Quintero, además de funcionario es productor de avellanas, contó que la producción «es bastante atípica porque no es un árbol, es un arbusto y siempre fue muy complicado, por eso no hubo un desarrollo más temprano en la Argentina».
Explicó que «tiene un sistema de polinización muy complejo, cada planta es hermafrodita pero no se poliniza a sí misma sino que tiene que ser otra variedad y no cualquier variedad», eso «recién se determinó en la década del 50».
La centralidad de la zona de Viedma, tanto en el valle irrigado como en otras lugares próximos, tiene que ver con que «en Argentina el único lugar donde se habían realizado estudios era en el Inta Valle Inferior» y «cuando llegó la empresa Ferrero a buscar información sobre avellanos en Argentina el único lugar que lo tenía era Viedma y eso fue determinante para que pusiera su inversión acá».
Sobre la actual temporada, con algunos productores todavía en etapa de cosecha, señaló que «el resultado es bueno, en general», y aclaró que «el mayor problema que tenemos en la zona es el viento, que se controla con cortinas, y las heladas que es más complejo» porque «es un factor no tan controlable, no hay defensas, salvo una defensa pasiva que es inundar el campo cuando viene una helada tardía».
Remarcó que «este fue un año excelente» y puntualizó que «es el mejor año en cuanto a cosecha desde que se tienen datos relevados hasta ahora». Por cada hectárea se estimaron rindes de unos 2.500 kilos, con un máximo de 4.000 en avellanas.
Esa producción dijo Quintero, «se debió a una cuestión climática del año pasado, los polinizadores sobrevivieron a todos los factores climáticos y no hubo heladas».
El destino de la producción de los nogales es el mercado interno, aunque «hubo experiencias de exportación de forma individual con un contenedor, todos los años, a Europa» y otra «grupal junto a productores de Valle Medio con envíos a Rusia».
En avellanas explicó que «el 70% del consumo local está insatisfecho con lo que produce Argentina» y «hay importada de Turquía, Chile y España. El grueso va al mercado interno y hay un excedente que se vende a Ferrero y va en carácter de exportación a Chile donde tiene su gran centro de valor agregado».
La etapa de producción se inicia con la colocación de los plantines, «en invierno» y «si haces todas las cosas bien: mantener limpio, fertilizar, las podas apropiadas; a los cinco años podes tener alguna producción y la planta está en plena producción a los 10 u 11 años y puede producir durante 40 o 50 años».
Para la producción de nueces «se compra el pie del nogal injertado, por lo general de la variedad Chandler» pero «el problema es la falta de abastecimiento de esos plantines que se están comprando en Mendoza, pero“es todo un tema tener las reservas de cada año y no es tan simple hacerlo acá» dijo Quintero.
Para las plantas de avellanos «hubo algunas experiencias anteriores en viveros locales, pero fundamentalmente lo hace la empresa Ferrero».
En SanJavier funciona el Centro de Servicios para Agregado de Valor (SEPAV) donde una cooperativa realiza la tarea de pelado de los frutos secos.

La producción de frutos secos se consolida como una buena alternativa en la zona del Valle Inferior, tanto en el sector bajo riego del Idevi como en otras producciones que están fuera de esa zona pero también aprovechan el agua del río Negro.
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