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Hito en Cipolletti, frustración en Roca: la historia del resonador que a último momento cambió de destino   

El Gobierno de Río Negro anunció años atrás una millonaria inversión para el diagnóstico por imágenes en el hospital López Lima. Esta semana el equipamiento llegó al Pedro Moguillansky, en la ciudad del gobernador. 

Seguramente estará presente cuando se ponga en funcionamiento. Habrá sonrisas de ocasión y mensajes de celebración, como los difundidos esta semana por el gobernador, Alberto Weretilneck, quien habló de un “hito” para el sistema público de Salud. Pero, como afirma el dicho popular, la procesión irá por dentro para la ministra Ana Senesi. Porque ese resonador de última generación, esa inversión multimillonaria que hizo el Estado para mejorar la capacidad de respuesta a los rionegrinos sin cobertura social, fue planificada inicialmente para el hospital de Roca, que ella dirigió hasta el año pasado. Y por razones que nunca nadie explicó en forma clara, pero que sin dudas tienen a la política como protagonista central, el aparato terminó en Cipolletti. 

Esa es la introducción para una historia con varios capítulos, que durante los últimos años le quitaron brillo a un hecho tan relevante como la incorporación para la red sanitaria estatal de un equipo de esos que no llegan todos los días, ni todos los años, porque cuesta alrededor de 500.000 dólares. 

Esa inversión no la hizo la Provincia, con su presupuesto siempre ajustado desde hace años. Los fondos los puso Nación, en el marco del Programa Reconstruir.  

Lo que sí hizo el Ministerio de Salud de Río Negro fue decidir dónde se colocaría el resonador, marca Philips 1.5 Tesla, una característica que lo ubica dentro de los estándares de alta complejidad, con capacidad de hacer estudios para una amplia gama de requerimientos. 

Y ese lugar era el López Lima de Roca. Lo dicen los médicos y técnicos del hospital, quienes repiten el concepto de que “nunca se supo qué pasó” para que ese proyecto trascendental se esfumara. 

Lo dicen también otros médicos, que se animaron y preguntaron a la propia ministra Senesi sobre el tema. Cuentan que a la exdirectora le cuesta disimular su bronca, pero que el cargo que ocupa ahora le impide ser más explícita y apenas responde que esas consultas hay que trasladarlas a la gestión anterior, encabezada por Fabián Zgaib. 

El exministro fue consultado por Diario RÍO NEGRO, pero no quiso hacer declaraciones públicas. 

El que sí puso su firma y dio explicaciones oficiales fue José Pacayut, actual secretario de Acceso a la Salud y Relaciones Institucionales de la provincia. Fue en la respuesta al pedido de informes que presentó el bloque del PRO en la Legislatura, el 14 de marzo pasado. 

Entre numerosos detalles acerca de mantenimiento, planificación de obras, compras y otras gestiones, esa nota, que lleva el número 208 del Ministerio de Salud, contiene un apartado sobre el hospital de Roca donde se asegura que en el sector donde se iba a colocar el resonador “se detectaron fisuras aparentes en una de las aristas edilicias del patio interior inmediato al espacio del futuro equipamiento, las cuales iban a ser solucionadas con el posterior proyecto y obra del Ministerio de Obras y Servicios Públicos”. 

El documento indica que ese diagnóstico surgió a partir de los requisitos “que solicitaba el proveedor del resonador”. Una prueba irrefutable sobre la decisión inicial de instalar ese aparato en Roca. 

Pacayut también menciona datos que sirven para ubicarse en tiempo y espacio. La fecha de intervención del Ministerio de Obras Públicas para resolver esos problemas edilicios fue el período “2021-2022”. Tres años es suficiente tiempo para asumir que el resonador nunca llegará al López Lima y que en la respuesta a los legisladores del PRO se repitieron elegantes argumentos para ocultar lo que verdaderamente ocurrió. 

Esa realidad llegó en fotos el miércoles, dentro de posteos del gobernador y también en un comunicado oficial del Ejecutivo, celebrando el momento “histórico para el hospital Pedro Moguillansky y toda la comunidad” de Cipolletti. 

“Podrá tratar patologías ambulatorias y de alta complejidad, mejorando el desempeño de nuestros profesionales y la recuperación de los pacientes atendidos. Felicitaciones”, amplió el gobernador y exintendente de la ciudad. 

De Roca a Cipolletti: un antecedente

Ahora bien, la “mudanza” del resonador a la ciudad del mandatario provincial no es el único trago amargo que cuentan profesionales del hospital de Roca. 

Dentro del área de Neonatología recuerdan que una moderna incubadora para bebés nacidos antes de las 32 semanas de gestación también fue reorientada años atrás a Cipolletti, pero que allí no se utiliza, por las características que tiene esa maternidad dentro de la clasificación que asigna el Ministerio de Salud de la Nación.  

De todas maneras, el caso de la incubadora puede ser relevante para el día a día de ese servicio, pero también es una mancha más si se lo ubica en el contexto de promesas incumplidas por el gobierno provincial para el sistema de salud de Roca.  

En Pediatría y Neonatología todavía no se borra el recuerdo de las reuniones y anuncios sobre del Hospital Materno Infantil que iba a construirse desde el 2023, en dos etapas, y que le daría a la ciudad el centro de atención de recién nacidos y de niños “más importante de la Patagonia”.  

Eso fue a fines del 2022. Un año y medio después –igual que con el resonador– la suerte del proyecto parece estar echada. 


La versión oficial que recibió el hospital de Roca


Ni la ministra, Ana Senesi, ni el legislador y exministro de Salud, Fabián Zgaib, quisieron hacer comentarios públicos sobre el resonador que se pensó para Roca y terminó en Cipolletti. 

Pero a pesar de esas posturas, otras fuentes permitieron conocer la explicación oficial que recibieron las autoridades del hospital de Roca, cuando les confirmaron en junio del año pasado, que el costoso equipamiento finalmente sería instalado en el Pedro Moguillansky. 

Esa versión indica que el Ministerio de Salud se vio presionado por la posibilidad de que Nación, en la gestión de Alberto Fernández, destinara el resonador a otra provincia, concretamente a Tucumán, porque pasaba el tiempo y Río Negro no avanzaba con la instalación. 

Los funcionarios que aportaron estos datos indicaron que las obras necesarias en Roca tenían un costo aproximado de 200 millones de pesos, porque se demandaba una construcción a nuevo de la infraestructura del sector de Farmacia y que esos fondos nunca estuvieron disponibles. 

El proyecto para instalarlo en Cipolletti fue mucho menos costoso –se habla de 40 millones- y los recursos salieron del presupuesto de Salud. 


“Un hecho histórico más” para el hospital de Cipolletti


Luego de la llegada del equipo esta semana, el funcionamiento pleno del resonador en el hospital de Cipolletti está previsto para agosto o septiembre. 

Así lo informó la directora del hospital, Mabel Raviola, en un comunicado oficial que también detalló el aporte del equipo, que “facilitará la realización de estudios de alta complejidad, acortando tiempos en el trabajo de los profesionales y la evolución de los pacientes que asisten y se atienden en el hospital público”. 

Desde el Gobierno provincial se indicó que se trata de un equipo de resonancia magnética de 1.5 Tesla, para todo tipo de imágenes, diagnósticos de rutina y de alta complejidad, apto para estudios pediátricos y de adultos permitiendo cobertura completa del paciente, de pies a cabeza. 

Cuenta con bobinas incluidas que permitirá realizar exámenes de cabeza, cuello, estudios neurovasculares, columna completa, tórax, abdomen y pelvis, extremidades, de mama y cardiacos, entre otros. 

Raviola celebró la llegada del resonador y destacó que es un “hecho histórico más” para la institución, los pacientes y toda la comunidad de Cipolletti.  

“Va a resolver patologías ambulatorias y de alta complejidad y va a facilitar el trabajo de nuestros profesionales y la evolución de los pacientes que asisten y se atienden en el hospital público”, remarcó. 

Raviola expresó que “es un equipo para resolver y acortar los caminos hacia la detección de la enfermedad. Es apto para hacer estudios de rutina, como por ejemplo un esguince de tobillos, como así también de mayor complejidad y cobertura completa del paciente”. 


La incubadora que también fue reorientada


La maternidad del hospital López Lima de Roca está catalogada por el Ministerio de Salud de la Nación dentro del nivel 3-B. 

Eso significa que tiene máxima complejidad y puede recibir bebés que requieren cirugías complejas y aquellos que nacen antes de las 32 semanas de gestación. 

Para ese tipo de bebés existen incubadoras específicas, que garantizan niveles de humedad y otros aspectos fundamentales para el desarrollo de esos recién nacidos. 

Por su parte, el hospital de Cipolletti tiene una maternidad de nivel 3-A, una clasificación que indica que tiene recurso humano y tecnología para bebés mayores de 32 semanas. 

Sin embargo, desde el Ministerio de Salud mandaron una incubadora especial para maternidades 3-B a Cipolletti y allí se mantiene desde hace meses, sin uso, según fuentes del sistema público. “Está en un depósito”, comentó un trabajador que dialogó con Diario RÍO NEGRO


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