Por primera vez en 34 años, ofició una misa de Pascuas sin fieles por el coronavirus

El padre Branko Jan lleva 34 años al frente de la Parroquia de la Virgen Medalla Milagrosa de Bariloche. Las actividades religiosas están suspendidas por la cuarentena obligatoria y ayer realizó el tradicional servicio de Semana Santa a puertas cerradas.

El padre Branko sabía que esta Pascua sería muy diferente a las anteriores. Sin embargo, se preparó como de costumbre. Entró a la iglesia a la hora señalada y lo recibió un impasible silencio. Ni un solo murmullo. Sintió que la parroquia era más grande de lo que pensaba.

Por primera vez en 34 años al frente de la Parroquia de la Virgen Medalla Milagrosa, que está ubicada en la zona del Alto de Bariloche, el padre tenía que oficiar una misa de Pascuas en absoluta soledad.

La cuarentena obligatoria que ordenó el gobierno nacional para enfrentar el avance del coronavirus se transformó en una barrera insuperable para los fieles. Nadie asistió ayer por la mañana a la parroquia, que está situada en la calle Onelli al 2600. “Ni con un metro de nieve estuve solo en una misa”, comentó, sonriendo, el párroco, tras finalizar la misa de Resurrección.

Explicó que la parroquia está cerrada desde que se dispuso el aislamiento social. “Todos los sacramentos están suspendidos”, explicó. El sacerdote contó que intentó oficiar misas en una cuenta de Facebook que tiene la parroquia, pero “era muy lento o la señal que tenemos se cortaba”. Desistió. Optó por abrir un canal de comunicación permanente en un grupo de WhatsApp en el que intercambian mensajes y oraciones todos los días. “Estamos unidos en el espíritu”, destacó.

La parroquia está cerrada desde que se dispuso el aislamiento social. Foto: Marcelo Martinez

La misa de ayer fue especial. Dijo que nunca en 34 años había estado solo en una misa de Pascuas, con todo el valor simbólico que tiene para los cristianos. Comentó que fue sorprendente la paz de ese momento. “No te fijás en la hora y sentís más intimidad con Jesús”, afirmó. Y aseguró que no se sintió solo.

El padre tiene 60 años. Se ordenó sacerdote en Eslovenia, cuando tenía 24 años. Allí, permaneció un año y medio y cuando regresó a la Argentina, lo enviaron a Bariloche.

ian se ordenó sacerdote en Eslovenia, cuando tenía 24 años. Foto: Marcelo Martinez

A finales de la década de los ochenta esa zona del Alto no estaba tan poblada como ahora.

La parroquia se levantó con el esfuerzo de los fieles y en 1989, aunque la obra se finalizó en 1992.

Creo que a la larga, este alejamiento interiormente nos va a unir más”.

Padre Branko, Parroquia de la Virgen de la Medalla Milagrosa.

Dijo que la cuarentena “potencia” los problemas que algunos fieles tenían, como familiares enfermos, que están internados por otras enfermedades. “No poder visitar a los hijos provoca angustia en la gente”, sostuvo.

“La vida trae muchas pruebas, lo que pasa es que a veces nos damos cuenta y otras veces, no”, expresó. “Sabemos que un día esta pandemia va a pasar y esa esperanza está viva”, enfatizó. “Esta resurrección de Jesús, nos llama a resucitar y ser diferentes el día de mañana”, planteó.

“A mí me agarran momentos de angustia y preocupación, porque no sabemos cuándo va a pasar, pero yo trato de llenarme de esperanza”, manifestó. Foto: Marcelo Martinez

Advirtió que gran parte de los habitantes de los barrios que rodean a la parroquia “viven del trabajo cotidiano que hoy no se está dando y mientras no se reactive, el Estado va a tener que ayudar con algo”.

“A mí me agarran momentos de angustia y preocupación, porque no sabemos cuándo va a pasar, pero yo trato de llenarme de esperanza”, afirmó. “Dios siempre cuando cerró la puerta, abrió una ventana”, manifestó Branko.

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