Postales de otoño en el norte neuquino: los arreos a las tierras de invernada
Los crianceros llevan a sus chivas, ovejas y vacas a los puestos donde pasarán el invierno. Aquí, las fotos y el relato de Ricardo Kleine Samson.
Las huellas, senderos y caminos de la Cordillera del Viento en Neuquén se llenan de paisanos arreando sus animales a la estepa patagónica. Algunos lo hacen en apenas un día, otros llegan a tardar más de 30. Algunos van desde aquí, hasta ahí nomás y apenas se cansan.
Otros van desde las altas cumbres, y tardan, dependiendo del clima, entre 20 a 30 días comiendo y durmiendo donde les toque en suerte, pero no son improvisados y saben que se exponen a lo que venga y como venga.
Hacen lo mismo desde hace miles y miles de cosas. Generación tras generación consolidando su cultura, como una trinchera, que los defiende del ataque de los cuerdos.
Los arrieros cuentan que a los animales les cuesta volver a la invernada porque saben de la escasez de comida y el intenso frío que van a soportar. Los colores del otoño enmarcan los escenarios que atraviesan y le dan más vida a la vida.
Los álamos, ayer sombra de sus ranchos, quedan vacíos y sus ramas soportan estoicas las nevadas, heladas y lluvias que sobrevendrá por estos tiempos del invierno. Es otoño en el norte neuquino.
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