Productividad en tiempos de pandemia

Motivar y contener a colaboradores es un gran desafío para las empresas en el contexto actual. Ser preciso en lo que se quiere, y simple a la hora de plantearlo, es una receta que puede dar resultados. Hay que capacitar a los líderes de la empresa porque no todos están en condiciones de manejarse de manera adecuada frente a tantos cambios.

En situaciones como estas, donde las predicciones no parecen ser favorables, la gente aspira a asegurar las condiciones básicas como ser: preservar su trabajo, ayudar a la empresa a que pueda subsistir y esperanzarse en que todo termine rápido, algo que ni los profesionales de la salud pueden predecir con rigor científico.

Son los CEOs, el equipo directivo y las personas de recursos humanos, quienes pueden y deben llevar a cabo, a través de un plan de comunicación constante, los esfuerzos y medidas que están adoptando y adaptando para que el estado de incertidumbre y miedo no se convierta en paralización, pánico, ansiedad y estrés que no puedan controlar emocional y psíquicamente.

Los líderes juegan un rol clave en contextos como los actuales a la hora de abordar conceptos como productividad y motivación de los colaboradores y sus equipos a cargo, con el finde de revertir o minimizar al máximo el contexto adverso, donde la historia demuestra que aún en las peores crisis siempre hay ganadores.

La clave está en hacer foco en las diferentes estrategias y acciones, no haciendo más de lo mismo y esperando obtener resultados distintos tomando desde la dirección de la compañía y RR.HH una actitud proactiva,  sistémica y estratégica.

El empleado necesita órdenes claras y motivación, sobre todo en épocas de crisis.


“No todos los líderes tienen la habilidad de contagiar a los colaboradores para que traduzcan su día a día a más y mejores resultados que se necesitan primordialmente en contextos difíciles o de imprevisibilidad como el actual. Por eso, hay que brindarles herramientas que les permitan afrontar estas situaciones de manera adulta y fortalecida”, considera Miguel Alfonso Terlizzi, presidente de Hucap.

En este contexto, las competencias socioemocionales ganan cada vez más terreno. Dentro de ellas se destacan: dominio personal o inteligencia emocional, o dominio emocional, tolerancia a la frustración, a trabajar en entornos demandantes, auto-conciencia, socialización, adaptación a los cambios.

Liderazgo claro, fundamental para acompañar a todo el grupo de trabajo.


Para Terlizzi, además de las competencias tradicionales, aquellos líderes, personas con posiciones claves y las organizaciones que aspiren a lograr RESE (Resultados Extraordinarios, Sustentables y Equilibrados) deben incluir en sus propios modelos, competencias tales como:

Capacidad para pensar sistémica y estratégicamente: ver y comprender el funcionamiento de todo (sistema) en su conjunto y cómo interactúan las partes que lo componen a lo largo del tiempo: Poseer visión sistémica y estratégica a la vez; es ver el futuro con claridad pudiendo predecir con exactitud las consecuencias y tendencias futuras, teniendo gran conocimiento y amplia perspectiva. Capacidad de idear estrategias y planes competitivos e innovadores.

Trabajar en la motivación y contención de los colaboradores es un gran desafío que poseen las organizaciones de cara a incrementar la productividad y eficacia organizacional, aspecto que se vuelve fundamental en estos tiempos”

Miguel Alfonso Terlizzi, presidente de Hucap

Capacidad para pensar en resultados extraordinarios: Pensar resultados que trascienden lo que personas o empresas comunes son capaces de lograr. Ir más allá del objetivo acordado y planificar las tareas propias y las de los colaboradores a cargo siguiendo el orden de pensar primero el destino al que se dirigen y luego las tareas que se necesita llevar a cabo para lograr los resultados extraordinarios.

Capacidad para construir sistemas generativos saludables: Detectar las partes de un sistema que pueden estar funcionando de manera disfuncional en la actualidad o a futuro, proponiendo soluciones, negociando o pidiendo ayuda para evitar el mal funcionamiento, actuando siempre sobre las causas que lo producen y no sobre los efectos.

Precisión y simplicidad: Hacer fácil lo difícil, descubrir las zonas de apalancamiento que todo sistema posee (los lugares donde con mínimo esfuerzo se logran resultados extraordinarios) y actuar sobre ellas.

Capacidad para responsabilizarse incondicionalmente, elegir y hacerse cargo de sus resultados y los que las partes del sistema del cual forma parte deben lograr, dando siempre respuestas generativas, sin aceptar ni ofrecer respuestas tranquilizadoras: Actuar de manera protagónica en cualquier orden de la vida, sin buscar culpables. Hacer que las cosas sucedan a pesar de las circunstancias, contextos y dificultades.

“En tiempos como los actuales se necesita que cada integrante del sistema brinde ‘esa milla extra’ para enfrentar el contexto de la mejor forma posible, con el menor sufrimiento organizacional y personal para buscar maximizar la productividad, eficacia y eficiencia organizacional. Trabajar en la motivación y contención de los colaboradores es un gran desafío que poseen las organizaciones de cara a incrementar la productividad y eficacia organizacional, aspecto que se vuelve fundamental en estos tiempos”, concluye Terlizzi.


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