Protagonismo y responsabilidad

Correr el velo para mostrar la cara que el poder pretende ocultar impone desafíos extras para el periodismo del interior argentino. La prueba está en el reciente informe del Monitoreo de la Libertad de Expresión del Foro de Periodismo Argentino, que contabilizó el año pasado 101 agresiones a trabajadores de prensa en localidades medianas o chicas, mientras que en las capitales de provincia se registraron 49 casos y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 22. La autocensura es el principal condicionante en comunidades de media o baja densidad poblacional. La tarea de investigar al funcionario o empresario al que se cruza asiduamente en la calle, en la escuela o en un club nace para muchos bajo una fuerte carga inhibitoria. Y mucho más si el periodista o el medio para el que trabaja recibe publicidad vinculada con esos actores. El dato positivo es que, a pesar de ese contexto, el periodismo de investigación se abrió paso como protagonista de la vida cotidiana en las provincias. Las fallas en los mecanismos del Estado para prevenir o sancionar la corrupción y gobernantes convencidos de un goce eterno de impunidad ofrecieron un terreno fértil para el desarrollo de informes periodísticos que revelaron acciones ilegales o irregulares. En Río Negro el periodismo de investigación permitió conocer el pago de coimas en la Lotería, los sobresueldos en el gobierno radical, la concentración de la obra pública en pocas manos y las irregularidades en la construcción del asfalto en Roca, por nombrar los casos más recientes. Ahora bien, de la misma forma que ocurrió a nivel nacional desde la década del 90 en adelante, el aporte realizado con sus revelaciones acercó al periodismo del interior a un sitio riesgoso, que conviene no perder de vista. Una buena parte de la audiencia creyó tener en los medios el reemplazante ideal para un Poder Judicial que no ofrece respuestas en los tiempos y formas que la mayoría reclama. Y el problema concreto es que muchos periodistas se convencieron de que ése era su rol. De esta manera, la misión de indagar, mostrar lo desconocido y explicar procesos desarrollados a espaldas de la sociedad mutó hacia un escenario en el que los periodistas “justicieros” ganaron terreno. El desafío, entonces, es mantener la legitimidad. Ir más allá de las versiones oficiales, explorar, plantearse dudas, preguntar y exigir el derecho a preguntar… ésas son varias de las claves para lograrlo. Pero poco será el avance si al mismo tiempo no se reconocen los límites de una profesión que –saludablemente y como pocas veces– es materia de debate en la agenda pública.

La causa de Lotería fueuno de los casos emblemáticos de investigación periodística regional.

HUGO ALONSO halonso@rionegro.com.ar


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