Cultivá frambuesas sin semillas: el paso a paso para tener tu propio arbusto en casa

Conocé cómo cultivar frambuesas en casa sin semillas, en solo seis pasos. Además de ser deliciosas, sus frutos aportan fibra, antioxidantes y beneficios para la piel y la salud en general.

El árbol de frambuesas, más conocido por su forma de arbusto, es una de las plantas frutales más populares del mundo. Originario de Europa y el sur de Asia, este arbusto se distingue por sus deliciosos frutos rojos comestibles, típicos del verano. Si querés disfrutar de frambuesas frescas directamente desde tu jardín, te contamos cómo podés cultivarlas en solo seis pasos y sin necesidad de comprar semillas.

Una de las particularidades de esta planta es la variedad de colores que pueden presentar sus frutos, lo que la convierte en una opción atractiva tanto para el consumo como para la cosecha estacional. Además, la frambuesa no solo es sabrosa, sino también altamente beneficiosa para la salud: es rica en fibra y antioxidantes, ayuda a la producción de colágeno, favorece la piel y contribuye a prevenir enfermedades neurodegenerativas, entre otros efectos positivos.

Sin embargo, para poder disfrutar de los beneficios de las frambuesas, es fundamental que el cultivo de las mismas sea el ideal, como así también los cuidados que va a recibir. En lugar de comprar semillas y tener que esperar  hasta que florezcan, los jardineros expertos tienen el truco para que puedas cosecharlas de manera directa en tan sólo seis pasos y utilizando el blíster que se encuentran en supermercados.

Paso a Paso para cultivar las frambuesas en 6 simples pasos


  1. Extender todas las frambuesas sobre hojas de papel de cocina
  2. Aplastarlas firmemente con una cuchara hasta que se forme una pulpa, pero sin retirar las semillas
  3. Dejar secar todo durante al menos 48 horas en un sitio ventilado. El papel debe quedar rígido y quebradizo, transformándose en una alfombra natural de siembra
  4. Dejar que transcurran dos días y luego de este tiempo, cortar el papel en seco en fragmentos de 2 a 3 centímetros cuadrados, donde cada trozo contendrá semillas viables
  5. Colocar los fragmentos en una zanja de poca profundidad, separados por 5 centímetros entre sí y cubrirlos con una capa de sustrato suelto
  6. Pulverizar con agua hasta que esté todo bien húmedo

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