Nicolás Márquez no tuvo la convocatoria esperada: Milei, la revolución que no vino a la Feria del Libro

Los organizadores de la presentación del libro de Nicolás Márquez y Marcelo Duclós, “Milei, la revolución que no vimos venir” esperaban más de dos mil personas. Fue menos de la mitad

El miércoles es un día atípico en la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Hay más gente que el martes, hay más gente incluso que el domingo. También es atípico para la sala más grande del predio: la sala Hernández, en el Pabellón Rojo. En el hall, en el lugar en el que hasta ayer había sillas para descansar, ahora hay un vallado de seguridad. En el lugar donde hasta ayer había gente sentada, tomando mate, libro en mano, haciendo colas de tres o cuatro horas para ver a su escritor favorito, ahora no hay nadie. Faltan tres horas para la presentación de “Milei: la revolución que no vimos venir”, pero aún no vino ningún fanático de sus autores, Nicolás Márquez y Marcelo Duclós. Igual, el entusiasmo y la confianza de los responsables de la editorial Hojas del Sur es apabullante: no dejan de anunciar que se espera muchísima gente.


Cuando falta media hora para el comienzo puntual de la charla, previsto para las 20.30, la cola de gente que espera, libro en mano, no ha crecido mucho. La seguridad luce excesiva. Mansamente todos avanzan, ingresan a la sala y no alcanzan a llenarla. Las dos mil sillas dispuestas también parecen excesivas.


De la dupla de autores, Nicolás Márquez es el más conocido por sus declaraciones de los últimos días. Abogado y autor de 12 libros, es el hombre que esta semana generó polémica por sus opiniones homofóbicas en el programa de radio que conduce Ernesto Tenembaum: dijo que los homosexuales eran invertidos, insanos, y que tienen menores expectativas de vida. Cuando Márquez llega al hall, lo rodean micrófonos de periodistas, todos quieren su opinión sobre el tema. Él está encantado: “La reacción negativa se dio porque a mi no me entró ni una bala en la cuna del progresismo. Si me hubieran puesto nervioso, me hubiera convertido en meme, pero como no me entró ni una bala, se indignaron ellos”, dice mientras abraza a conocidos (Lilia Lemoine, Bertie Benegas Lynch, el “Tata” Yofre), y se saca fotos con seguidores.


Márquez es mucho más que el biógrafo del presidente de la Nación. Es su seguidor, su admirador. Escribió su primer libro hace veinte años, “La otra parte de la verdad: la respuesta a los que han ocultado y deformado la verdad histórica sobre la década del ‘70 y el terrorismo”. Pasó de pagarse él mismo la impresión de ejemplares a este presente: escribir junto a Duclós, la vida y obra de Milei. Los coautores se dividieron el trabajo: Duclos contó lo económico, y Márquez lo personal. A Márquez, ser amigo le dio privilegios para armar un retrato de cerca: fue invitado por Milei a la Quinta de Olivos, durmió una noche ahí y lo entrevistó tres veces en esas 24 horas: mientras el presidente se bañaba en la pileta de la residencia, mientras cenaba una milanesa sin guarnición, y mientras desayunaba un té con tres galletitas de agua y un poco que queso crema. De ahí salió parte de lo que se puede leer en el libro que cuesta 28 mil pesos. La editorial Hojas del Sur lo vende en el hall.


Igual, los presentadores no cuentan mucho de qué se trata el libro: ni el influencer y escritor Agustín Laje, que sale en un video grabado desde España, ni los que están en la sala, Márquez, Duclos y, el economista, asesor de Milei, Miguel Boggiano.

La presentación parece más bien un acto político, en la que todos repiten, como un mantra, un concepto: batalla cultural, con un objetivo: ensalzar la figura de Milei.

«Milei fue el único político que no dijo ‘Vótenme a mí que yo les voy a dar esto o lo otro y aquello y lo de más allá en un plazo rápido’. Dijo ‘Para dejar de sufrir hay que seguir sufriendo incluso peor de lo que estamos sufriendo, y al final del túnel habrá un camino’. ¿En qué consiste el cambio de época? La gente votó para estar peor, pero con la esperanza de que con ello luego va a tener una nueva Argentina”, dijo Márquez. Y se preguntó: “¿Para qué sirve el libro? Creo que en la parte que me toca a mí sirve para entender a Javier Milei, porque creo que no lo entienden. Sirve para entender quién es Milei, su psicología, sus influencias rockeras que son visibles y estéticas, deportivas, que también hacen una determinada actitud psicológica».

En los seis minutos de charla que le quedan, Duclos se entusiasma: «Argentina tiene un futuro hermoso. Yo no les puedo asegurar lo que puede llegar a ser Argentina si hacemos las cosas bien. Así que a leer, a estudiar, a redoblar los argumentos, porque realmente por primera vez, por primera vez hay esperanza. Sé que la estamos pasando mal, pero la estamos pasando mal porque se han limpiado las variables económicas que nos han mostrado como estamos. Se ha quitado el velo de la situación que nos dejaron. Lógicamente esto no es sencillo, pero acá no hay ningún presidente que se vaya a ir en helicóptero. Los que lo conocemos les podemos asegurar que muerto lo van a tener que sacar de ahí». El público aplaude con vehemencia.

L,a charla la cierra Boggiano, que cuenta que tuvo un accidente, que pasó diez días en coma, y que ese fue su momento definitorio, en el que se dio cuenta de que podría haber muerto. Lo dice porque está convencido de que la batalla cultural es el momento definitorio del país, y que los seguidores de Milei deben salir a amplificarla. «Les pido que no se queden callados. En realidad es más que un pedido, es casi una exigencia, es un reclamo. Que les queme adentro y griten, no se queden callados, levanten la voz y sobre todo y ante todo, está prohibido tener vergüenza”. A Boggiano lo aplauden con fervor, como el martes, en este misma sala, aplaudían a la best seller de autoayuda Marian Rojas Estapé, autora de “Recupera tu mente, reconquista tu vida” o de «Encuentra a tu persona vitamina». Milei no está, pero todo cierra con su frase de Macabeos 3.19: “La victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”.


Afuera de la sala, en los otros Pabellones y entre los stands, la Feria sigue llena de gente. Es un miércoles atípico en la Feria, antes de un jueves que estará signado por el paro de la CGT.


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