Riad y sus aliados rompen relaciones con Irán

Tras decisión de Arabia Saudita, Baérin y Sudán de cortar vínculos diplomáticos con el gobierno iraní, aumentó la tensión en la zona.

AP

RIAD (AFP) – Baréin y Sudán siguieron ayer los pasos de Arabia Saudita y cortaron relaciones diplomáticas con Irán, agravando una crisis generada por la ejecución de un dignatario chiita por parte de Riad. Rusia, que teme una escalada con consecuencias imprevisibles, se dijo “dispuesto a ejercer de intermediario entre Riad y Teherán”, indicó una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Moscú.

Estados Unidos, aliado de los sauditas pero que se ha acercado a los iraníes desde la firma del acuerdo sobre el programa nuclear en julio pasado, pidió “medidas positivas para calmar las tensiones”. El secretario de Estado estadounidense John Kerry se reunió ayer con sus homólogos iraníes y sauditas para instar a ambas partes a mantener la calma.

Francia y Alemania también exhortaron a ambas capitales a bajar la tensión, luego de que Baréin y Sudán, siguiendo el ejemplo saudí, anunciaran una ruptura de relaciones con Irán.

Emiratos Árabes Unidos también reaccionó en solidaridad con Arabia Saudita llamando a consulta a su embajador en Teherán y reduciendo sus relaciones diplomáticas. La crisis entre la monarquía sunita y la República islámica chiita estalló este fin de semana tras la ejecución en Arabia Saudita de Nimr al Nimr, , un clérigo chiita, crítico del régimen saudita.

Su ejecución, junto con la de otras 46 personas, en su mayoría condenadas por “terrorismo”, provocó una guerra verbal entre Riad y Teherán, así como violentas manifestaciones entre la comunidad chiita de varios países de Oriente Medio, como Irak, Líbano, Baréin, Pakistán y la Cachemira india.

El domingo Arabia Saudita rompió relaciones con Irán después de que manifestantes iraníes incendiaran dos de sus sedes diplomáticas en protesta contra la ejecución del clérigo.

En consecuencia, la Autoridad de la aviación civil del reino anunció ayer la interrupción de sus conexiones aéreas con la República islámica.

Teherán reaccionó acusando a Riad de avivar las tensiones en la región y afirmando que la ejecución del clérigo chiita fue un “grave error estratégico” de los sauditas.

Ayer, unas 3.000 personas volvieron a salir a las calles de Teherán, gritando consignas contra la familia real saudita y quemando banderas de Estados Unidos e Israel.

En Irak, país vecino de mayoría chiita, miles de partidarios del jefe Moqtada Sadr manifestaron en Bagdad, llamando a su gobierno a romper relaciones con Arabia Saudita.

La escalada entre este país e Irán hace temer por un aumento de la violencia sectaria en Oriente Medio, particularmente en Irak, donde dos mezquitas sunitas fueron atacadas en el centro del país, dejando un muerto.

Irán y Arabia Saudita se enfrentan radicalmente en varios conflictos de Oriente Medio, entre ellos en la guerra civil en Siria, donde Teherán apoya al presidente Bashar al Asad y Riad a las fuerzas rebeldes.

También en Yemen, donde una coalición árabe liderada por los sauditas interviene militarmente contra los rebeldes hutíes chiitas apoyados por Irán.

La víspera, el presidente iraní Hasan Rohani había criticado la quema de las sedes diplomáticas sauditas. Pero el guía supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, había declarado el domingo “que la mano divina vengaría” al jeque ejecutado.


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