Rosendo Fraga: “Si hay ingobernabilidad en Brasil es problema regional”

Para el analista Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, los problemas de Jair Bolsonaro vienen desde antes de la pandemia y ésta solo los ha acentuado: su polémica actitud ante el coronavirus lo enfrenta más con el establishment que con su base electoral, que aún lo apoya. Sin embargo, cree que si las tensiones políticas y económicas que vive ese país derivan en ingobernabilidad, la crisis se puede extender a toda la región, por su enorme peso relativo.

P- ¿Qué efectos cree que tendrá la crisis político-institucional que vive Brasil por el coronavirus? ¿Es un problema-riesgo para nuestro país? ¿Y para la región?

Bolsonaro es un “outsider” que ha llegado al poder “confrontando” con el sistema y no pactando con él.

Rosendo Fraga, director del centro de Estudios Unión
para la Nueva Mayoría

R- El coronavirus en Brasil no es la causa de la crisis política, ella era preexistente y la controversia entorno a la pandemia no ha hecho más que ponerla de manifiesto. El presidente Jair Bolsonaro, que se veía “arrinconado” por los factores de poder estatales y privados, decidió contraatacar, teniendo como blancos a la Corte, el Congreso y la política tradicional. Con las Fuerzas Armadas, la situación es ambivalente. Las elogia, pero las tensiones con los mandos -especialmente con los del Ejército que tienen fuerte influencia- son crecientes. El riesgo es que esta crisis derive al plano institucional. Pero todavía la mitad no está a favor del impeachment y un tercio de la población lo sigue apoyando decididamente. Si Brasil cae en situación de ingobernabilidad, ello es un problema para la gobernabilidad de toda la región: Brasil es la mitad de los 12 países de América del Sur en población, territorio y PBI.

P- ¿La actitud “antisistema” que llevó al manejo de la pandemia debilitó su liderazgo?

R- La actitud de Bolsonaro le generó más tensiones con los factores de poder y las instituciones (Corte, Congreso y gobernadores) que con la gente. Los gobernadores de los principales estados como el de San Pablo (Doria) y el de Río de Janeiro (Witzel), que eran sus aliados, se alejaron. Pero como dije, el tercio que responde al liderazgo del presidente no se ha alejado, sino que por el contrario se moviliza en las calles a su favor.

P- ¿Cómo lo afectará la salida de ministros clave? ¿O cree que los últimos contactos con algunos partidos mayoritarios tradicionales podría fortalecerlo en el Congreso?

R- Tanto la salida del ministro de Salud como el de Justicia y Seguridad debilitan a Bolsonaro, pero ambos lo hacen más en las relaciones de poder, que con la gente. En última instancia, se trata de un “outsider” que ha llegado al poder “confrontando” con el sistema y no pactando con él. Ello no implica que, si se ve muy amenazado, no opte por acordar con algunos de quienes hoy lo rechazan. Su relación con el Ejército será clave en la resolución de cualquier crisis política.

P- ¿La mala relación personal e ideológica con Alberto Fernández terminará debilitando irremediablemente el Mercosur?

R- Las diferencias entre los gobiernos del Mercosur (Bolsonaro, Lacalle Pou y Benítez de centro-derecha y Fernández, de centro-izquierda) debilitan sin duda al Mercosur, pero puede sobrevivir a costa de perder contenido y significación. A las diferencias ideológicas se suma el choque de personalidades. En el pasado, Piñera y Cristina Kirchner lograron evitar conflictos, pero su relación era mejor que la de Bolsonaro y Fernández. Trump es un populista de derecha, Trudeau un social-demócrata y López Obrador un populista de centro-izquierda y ello no impide el funcionamiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Argentina debe asumir que el Mercosur el año próximo cumple 30 años y que ha logrado sobrevivir a diversas crisis económicas y con gobiernos de sesgo ideológico diferentes. Una “visión estratégica” mira al largo plazo y no se deja llevar por las tensiones inmediatas. La decisión argentina de no participar en las negociaciones con India, Canadá, Corea del Sur, Singapur, Líbano, etc., hace inviable en los hechos seguir negociando con la UE. Todo esto es más un retroceso que un avance para Argentina.


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