Aniversario de Centenario: el olivar que transformó la meseta en un sueño verde 

*Por Juan Pablo Iozzia

Hace poco más de una década, donde solo había meseta y silencio, una familia de visionarios decidió sembrar futuro. Mariana y Gustavo Mauad plantaron los primeros olivos y así nació «Praderas Neuquinas», un proyecto que no solo elabora aceites de oliva virgen extra de calidad premium, sino que también abrió las puertas al agroturismo en Centenario. Hoy, el olivar combina producción, cultura y experiencias únicas, consolidando a la ciudad como un polo de innovación dentro de la Patagonia.

El crecimiento no fue casualidad, sino fruto de una apuesta a la diversidad productiva que caracteriza a Centenario. Como explica su gerente general, Mariana Mauad , “el olivar ha sido un gran complemento a la rica tradición agrícola de Centenario. Traer el cultivo de aceitunas a esta región ha permitido diversificar nuestras prácticas productivas, ofreciendo un nuevo enfoque que no solo enriquece la identidad local, sino que también introduce una alternativa sostenible y de alta calidad al mercado. Este cultivo se alineaba perfectamente con el compromiso de optimizar el uso del agua”.

Foto: Gentileza.

En sus 70 hectáreas, «Praderas Neuquinas» produce aceites que ya fueron premiados por su sabor y sus propiedades, mientras abre sus puertas a visitantes que se maravillan con las catas y recorridos guiados: «vecinos y turistas se muestran entusiasmados por descubrir el olivar y las experiencias que ofrecemos». Para Mariana, la experiencia es personal y emotiva: “ver florecer ‘Praderas Neuquinas’ ha sido un viaje increíble para nuestra familia, ya que hemos podido desarrollar un producto que no solo celebra nuestras raíces, sino que también destaca en el mercado”.

Pero el olivar es mucho más que aceite: es un espacio donde Centenario se redescubre a través de la cultura, la naturaleza y la hospitalidad. “La respuesta ha sido abrumadoramente positiva. Tanto los vecinos como los turistas se muestran entusiasmados por descubrir el olivar y las experiencias que ofrecemos”, cuenta Mauad con orgullo. En tiempos de aniversario, el mensaje de este emprendimiento familiar parece marcar un rumbo para la ciudad:

“creer en nuestras raíces y en la capacidad de transformar nuestro entorno. Apostamos por nuestra tierra y nuestra comunidad, y esperamos inspirar a otros a hacer lo mismo”.

Foto: Gentileza.

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*Por Juan Pablo Iozzia

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