Mujeres protagonistas en la gestión agropecuaria

En la gestión agropecuaria las mujeres se han ganado un lugar protagónico. El sector privado y el público las reconoce, no solo por cuestiones de época, sino y sobre todo por lo que aportan al desarrollo productivo regional.

Redacción

Por Patricia Chaina

Por Patricia Chaina, INTA Patagonia Norte

El lugar de las mujeres cambió en los últimos años y es notorio en el mundo agrario tradicionalmente liderado por hombres. Hay mujeres en espacios decisivos de la gestión tanto pública como privada. Y aunque destacan que femenino y masculino son complementarios, admiten: “Somos más detallistas”, “metódicas”, “seguimos más los temas y procuramos un registro más abarcativo y permanente”, “somos más insistidoras”. Así definen las especialistas vinculadas a la gestión del INTA en la región, el quehacer femenino; siguiendo una curva de crecimiento que señalan “que se da también en muchos otros ámbitos”.

“El lugar de las mujeres se ha visibilizado en los últimos años, pero no solo en lo agrario” explicita la doctora Silvana Sommadossi, quien, preside el Consejo Directivo del Centro Regional Patagonia Norte del INTA representando a la comunidad científica, por ser investigadora CONICET y profesora titular de la Facultad de Ingenieria en la UNCo. Sucede que la ciencia y la tecnología aplicada a la gestión agraria fue siempre un lugar donde las mujeres eran “el apoyo” y no “la clave”.

Hoy sin embargo Mariana Amorosi dirige el INTA Patagonia Norte y es una de las dos mujeres que conduce un Regional entre los 15 que existen a nivel país. “Para mi fue un logro sumamente importante”, comparte. Además, hay mujeres jefas de Agencia en Centenario, Villa Regina, Río Colorado, Luis Beltrán, también en Los Menucos, Bariloche y El Bolsón. Ellas dan muestra de este avance del siglo XXI.

Mariana Amorosi CR Patagonia Norte INTA.


“Las mujeres hicieron un esfuerzo para abrirse paso en el mundo agropecuario” sostiene Alejandra Pistagnesi, directora técnica de cuentas clave para el Cono Sur de GLOBAL G.A.P., porque inicialmente hubo resistencia, más que nada de la gente mayor, pero cuando se vio lo que podía lograrse con el asesoramiento de mujeres en el agro, se empezó a valorar este aporte y se generaron más espacios”.

La ingeniera agrónoma y doctora en biología Liliana Cichon sostiene que obviamente “el hombre y la mujer poseen enfoques diferentes, pero no por eso unos son mejores que otros. Lo interesante es integrarlos de manera equilibrada para lograr el mayor provecho” puntualiza la especialista en sanidad vegetal y agentes de control biológico nativos, para el manejo sanitario de plagas de frutales. Desde el CEMUBIO (Centro de Multiplicación de Controladores Biológicos) que ella creó en la década del ’90, junto a la investigadora Silvina Garrido en el INTA Alto Valle, su trabajo permite controlar plagas como la carpocaspa.

“El hombre y la mujer poseen enfoques diferentes, pero no por eso unos son mejores que otros. Lo interesante es integrarlos de manera equilibrada para lograr el mayor provecho”.

Liliana Cichón, ingeniera agrónoma y doctora en biología.

Desde esa experiencia Cichon demuestra sus capacidades técnicas, y el alcance del trabajo persistente y riguroso. Si bien “la condición de mujer hace que sea más duro alcanzar los objetivos porque deben cumplirse más requisitos de lo habitual -señala-, considero que no es tanto un tema de género sino de capacidades o formación. En mi caso, pude encontrar los caminos para desarrollar con eficacia el trabajo que me había propuesto. Pero debo reconocer que fue arduo” afirma.

Ser protagonistas



Las mujeres “han tomado las riendas del negocio agrario familiar -subraya Sommadossi-, especialmente con el cambio generacional, incorporando tecnología tanto en la gestión como en la producción en baja y alta escala”. Aunque destaca que “lo agropecuario es responsabilidad de las mujeres desde tiempos ancestrales mientras los hombres cazaban o defendían el territorio”.

Alejandra Pistagnesi, directora técnica de cuentas clave para el Cono Sur de GLOBAL G.A.P.


“El cambio generacional ayudó mucho -coincide Pistagnesi-, yo empecé fuerte a ir a campo en 2006 y me decían ‘¿vos nena, me vas a decir lo que tengo que hacer?’. Y ya no existe tanta resistencia, hay un cambio de mentalidad en la actividad y hay una generación más joven, flexible, abierta y menos machista”.

“En general -señala Sommadossi- las mujeres se relacionan con un espíritu cooperativo en el intercambio de trayectos, experiencias y saberes. Buscan interactuar con actitud respetuosa y de curiosidad para integrarse y, eventualmente adquieren más protagonismo”.

Capacitarse para crecer



Las mujeres demuestran ser más permeables “a capacitaciones específicas” puntualiza Sommadossi-, o a la hora de orientar conocimientos adquiridos en otras áreas, hacia lo agrario. También incorporan tecnología y aportan alternativas creativas frente a métodos tradicionales. “Debido a las dificultades de empleo en relación de dependencia, logran también administrar sus tiempos entre familia y trabajo independiente”.

Silvana Sommadossi, presidenta del Consejo Directivo del Centro Regional Patagonia Norte del INTA.


La referente de GLOBAL G.A.P. añade respecto al hombre que “claramente tenemos capacidades diferentes pero complementarias”. Cuando el complemento se activa el resultado suma beneficios. “Cada vez hay más actividades donde el perfil femenino funciona mejor que el masculino -continúa Pistagnesi-, donde hay que ser muy detallista o dar seguimiento a múltiples tareas. Necesitamos a mucha gente trabajando en el agro, no solo hombres como antes”, concluye.

Elegir el mundo agropecuario



La doctora en Ciencias Naturales, Silvana Sommadossi, es hija y nieta de pequeños productores: “Nací y crecí en una chacra, en Centenario, y como en toda economía de minifundio, el trabajo familiae es intensivo. ¡En especial cuanto toca en suerte ser la mayor de cuatro hermanos, y que recién el tercero sea el varón! He realizado todas las tareas rurales, de la siembra a la cosecha y el empaque. Tampoco me fue ajena la cría o el faenado de animales de granja o la manufactura de conservas. Asistí además a una escuela rural con asignatura Agropecuaria”. Eso la llevó a estudiar Ingeniera Química, y hoy dirige el Instituto de Ingeniería de la UNCo donde se dedica a la ciencia de los materiales.

La investigadora Liliana Cichón estudió Agronomía “con un sin número de dudas en cuanto a la forma en que me podría involucrar en el ámbito agropecuario” recuerda. “Cuando me recibí ya sabía que el INTA podía brindarme algunas de las cosas que tibiamente imaginaba. Y 43 años después solo tengo agradecimiento para esta institución que no solo me dio herramientas para relacionarme con un sector claramente liderado por hombres, sino que me permitió alcanzar una formación profesional que de ninguna otra manera hubiera logrado”.

Liliana Cichon, ingeniera agrónoma y doctora en biología.


Alejandra Pistagnesi se involucró en lo agropecuario por tradición familiar: “Mi familia paterna era de chacras de manzanas y peras, por parte de mamá era de campos de cría de ovejas. Siempre me gustó esto, nunca pensé estudiar otra cosa, ni ser otra cosa que Ingeniera Agrónoma. De a poco descubrí el tema de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que alineó todo lo que me interesa de la agricultura con el ambiente y lo social, así pude encaminar mis intereses y en función de las BPA me fui acercando al INTA para generar sinergia en los temas comunes, que son muchos, y benefician al conjunto”.

Mariana Amorosi es hija y nieta de productores, nacida en Mainqué. Es Contadora Pública Nacional egresada de la Universidad de Quilmes. Y magíster en Comercio Internacional y Dirección de Empresas de la Universidad de Cataluña, España. Su extensa trayectoria intiana se funda en un fuerte vínculo con el agro a través de su familia. Hoy, no solo dirige el INTA Patagonia Norte, cuyo cargo ganó por concurso en 2024, y la Estación Experimental Alto Valle en forma interina.

¿Qué representa el INTA para ustedes?



“Es difícil de expresar -admite Liliana Cichon-, pero a través de INTA conocí profesionales de distintos lugares del mundo con los que hemos realizado proyectos increíbles que impulsaron desarrollos locales. Profesionalmente fui lo que quise ser, porque INTA me facilitó los medios para serlo”.

Silvana Sommadossi destaca del INTA su “constante crecimiento y capacidad de innovación ante las necesidades y dinámicas sociales desde hace casi 70 años”. Lo define como un organismo “vital en la producción de alimentos ya que garantiza calidad en los productos y brinda igualdad de oportunidades para el desarrollo armónico de la sociedad y el medioambiente”.

Alejandra Pistagnesi, de GLOBALG.A.P., sintetiza: “Para mí el INTA es un símbolo nacional, un símbolo de la agricultura, la investigación, la extensión y una herramienta clave de apoyo a los productores”.


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