“¿Sabés qué? Yo a vos te voy a hacer una canción”

Esa frase fue el origen de la canción Río macho, del poeta y compositor neuquino Marcelo Berbel. Dedicada al Traful, donde un día de primavera quiso mojar sus pies y la fuerte corriente le demostró quien mandaba al pie de la cordillera.

Un río, cordillerano, torrentoso y neuquino, inspiró quizás una de las melodías más lindas que retrata los paisajes neuquinos. Río macho es el nombre que le puso el poeta y compositor Marcelo Berbel a su homenaje al Traful.

En mapuzungun significa junto o unión, en alusión a su desembocadura en el Limay. Pero cuando Berbel le arrancó a su pluma esa canción, otras fueron las razones que lo inspiraron a escribir versos como “Tu voz, tropel de las piedras que va por cauce, golpeando y bajando”.

No fueron causas heroicas ni magníficas, sino sentires de un ser común enfrentando la naturaleza.

En una entrevista que se le realizó a don Marcelo en 1999, reveló como nació Río macho.
Por su profesión y amor a los paisajes de su tierra, Berbel solía recorrer frecuentemente la geografía neuquina. Un día de primavera lo encontró caminando por la orilla del río Traful. El aire cálido lo animó a meterse al agua y así lo hizo.

Cuando ya tenía la mitad de sus piernas dentro, la fuerte corriente lo hizo tambalear hasta perder el equilibrio. Una piedra cercana le hizo de sostener para no caer. Berbel miró “la correntada moliendo la espuma” y le dijo: “Con que esas te traes. ¿Sabés qué? Yo a vos te voy a hacer una canción”.

Salió del agua, agarró un cuaderno que siempre llevaba consigo y se sentó en una piedra para cumplir su desafío. Así fue como se sumó a su cancionero popular, una de las canciones más poéticas de su obra.

“Traful, vieja serenata, torrente escapado de un sueño de lago. Azul por las correntadas moliendo la espuma, te vienes bramando”, “llegas como un ciervo en celo, arisco trovero del valle encantado”, son algunos de los versos.
Pero hay uno que retrata el momento de su lucha contra el agua poderosa: “Yo anduve en la noche de tu rivera y te hallé en amores por las estrellas y me mojé en tu primavera, macho cantor de la cordillera”.

Marcelo Berbel fue además de poeta y compositor un geógrafo exquisito de los paisajes de la provincia de Neuquén. Cada una de sus coplas, serenatas y valses contienen, escritos en formato de poema, datos precisos de cada rincón neuquino.

También dedicó su cancionero a personalidades neuquinas, como su reconocida canción La Pasto Verde.

Se me ocurrió que en algún tiempo, de este mismo lugar y por la tarde otro ser como yo miraba el cielo y el sol del horizonte que arde y arde. Sentí como que hablaban los silencios y la vaga sensación de estar con alguien y no se por qué razón dejé la flecha en el mismo lugar que estaba antes. Más primero la apreté fuerte en el puño y cien siglos se clavaron en mi sangre».

Punta de flecha es una de las canciones más reconocidas del poeta.

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