San Valentín: hay que repensar las formas en que vemos el amor

La violencia en el noviazgo constituye un problema social de gran magnitud que estuvo invisibilizado durante largo tiempo. Como todas las relaciones humanas, está atravesada por la categoría género y en este sentido es importante destacar que la forma en que concebimos el amor determina la manera en que nos relacionamos con nuestra pareja, la cual a veces se vive como una combinación entre romanticismo y violencia.

Durante el ciclo de vida, mujeres y hombres estamos expuestos a situaciones violentas que varían según nuestro entorno familiar, social y en particular por su género. Según los valores que culturalmente se imponen, las mujeres debemos ser emocionales, dependientes de otros; la realización de nuestras vidas se da a través del matrimonio y la maternidad; todo esto fomentado desde los mitos del amor romántico que fueron difundiendo tanto el cine como las novelas y los demás medios de comunicación y en todos los espacios en los que socializamos.

Esta situación genera una desigualdad que tiene como pilar la dependencia afectiva, emocional, la idea de que una mujer “sola” no puede, son las bases para que muchas veces se naturalice la violencia en las relaciones de pareja.

Las estadísticas nos muestran un panorama complejo, según la Organización Mundial de la Salud, 3 de cada 10 adolescentes denuncian que sufren violencia en el noviazgo. El observatorio de la organización de la sociedad civil La Casa del Encuentro expresa que de los 31 femicidios que se cometieron en nuestro país durante enero de 2021, en la mayoría de los casos las víctimas son mujeres entre 19 y 30 años. En nuestra provincia, el Observatorio de Violencia Contra las Mujeres registró más de 4.000 denuncias policiales por situaciones de violencia durante 2017 y 2019 de mujeres entre 15 y 25 años.

Muchas veces la violencia se manifiesta de manera sutil y por eso es tan difícil que la persona que está involucrada emocionalmente en esa relación pueda ver claramente los signos del maltrato.

La prohibición de salir con amigos y amigas o de usar cierto tipo de ropa, los celos, la presión para tener relaciones sexuales, son alertas a las que hay que prestar atención. Estas manifestaciones pueden ser nocivas a la salud física y mental, así como a la vida social de las y los jóvenes, quienes viven el mismo dolor, deterioro y confusión que las víctimas adultas de violencia.

A nivel provincial, desde distintos sectores se trabaja en el diseño de políticas públicas tendientes a afrontar la violencia en el noviazgo. El programa “Pintó enamorarse”, vigente desde el 2009, busca incorporar la perspectiva de género, como marco transversal de la sensibilización y prevención de la problemática.

Pone el énfasis en el análisis crítico de la construcción social de las masculinidades y propone cuestionar las ideas, las creencias, las actitudes, las aptitudes, los estereotipos, las normas y los roles tradicionales, los modelos y prácticas de la masculinidad hegemónica en los varones para así dar paso a las alternativas de la construcción de igualdad, equidad y libertad en las relaciones de género entre jóvenes.

El contexto de San Valentín es el marco propicio para hablar de amor o de vínculos sexo-afectivos que construyen los y las adolescentes, de los discursos relacionados con la posesión, los celos, la dependencia apasionada, el ideal de que el amor puede hacer que el otro o la otra cambie mágicamente; resulta un gran desafío que podría contrarrestarse con mensajes positivos que apelen a la necesidad de construir relaciones con compromiso afectivo, de ayuda y respeto recíproco.

(*) Directora provincial del área de Promoción y Fortalecimiento de los Derechos de las Mujeres, Subsecretaría de las Mujeres, Ministerio de Ciudadanía de la Provincia del Neuquén


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