“Sandra, me quiero matar, no soporto más”
NEUQUÉN (AN).- Sandra De Caso, pareja de Luis Aboy, se mostró contrariada por la fuga. Por un lado está feliz, porque él está libre, pero por otro angustiada porque dice que ya no lo volverá a ver. “Toda la policía va a poner los ojos sobre mí, por lo que a la última persona que va a buscar contactar Luis es a mí”, dijo Sandra en una entrevista que mantuvo con “Río Negro”. “La fuga me tomó por sorpresa pero me pongo a pensar que en su lugar yo haría lo mismo, más aún siendo inocente como es él, porque termina condenado por no tener 20.000 pesos para pedir la casación. Acá la justicia no te escucha salvo que tengas poder o plata”, afirma la mujer que reside en Bariloche. Después de su captura en Bariloche en octubre de 2012, Aboy ingresó a la U11 en marzo de este año y quedó alojado en el pabellón 6, donde lo vio por última vez Sandra De Caro hace 15 días. “Él me dijo en varias oportunidades ‘cómo me gustaría salir de este lugar como sea’ y otras veces me dijo ‘Sandra, me quiero matar, no soporto más’. Siempre estaba en esos extremos porque él siente que no es su condena”, explicó la pareja de Luis Aboy. La actual situación le genera una contradicción a la mujer. “Por un lado estoy alegre de que esté en libertad, no puedo ser tan egoísta, pero por otro me angustia saber que no lo voy a ver más. De ahora en más su silencio va a significar saber que él está bien. Si el precio de su libertad es no verlo más, lo pagaré”, reveló De Caro. La mujer recordó que conoció a Aboy al poco tiempo de su primera fuga, de la U41 de Junín, que fue en octubre de 2011. “A mí me llamaron y me pidieron pasar a buscar a un tipo por la terminal de Bariloche en los primeros días de noviembre de 2011. Lo que me sorprendió es que llegó sin un bolso, venía con lo puesto”, relató la mujer, que lo trasladó en auto hasta una pieza que le habían alquilado en una suerte de inquilinato. Sandra tiene 33 años, cinco hijos de una anterior relación y vive con su madre que es jubilada. A los pocos días de conocer a Aboy entabló una relación y “una tarde tomando mates me dijo que me tenía que ser franco porque yo era una buena mina y me contó todo. Yo lo investigué, le creí y se mudó a casa”. El amor los impactó a ambos a tal punto que en enero de 2012 caminaban por el centro de Bariloche tomados de la mano, pasaron por una galería y decidieron tatuarse sus iniciales en el brazo derecho. Aboy se hizo grabar S. D. y ella L. A. Desde entonces vivieron su propia historia hasta que en octubre de 2012, a un año de su fuga, Aboy fue interceptado en un control montado por la policía rionegrina y quedó detenido. El traslado a la U11 para la pareja resultó muy complicado. “Yo no tengo trabajo y mi vieja es jubilada; ir a verlo a él significaba unos mil pesos en pasajes y cosas que uno le lleva, como yerba, azúcar y cigarrillos en las épocas que fumaba, porque por ahí dejaba y después retomaba”, reveló. Producto de la distancia y la precaria economía las visitas eran mensuales. “La U11 no tiene para un sector para visitas íntimas pero poníamos unas cortinas en la celda y pasábamos el día ahí. Los compañeros eran muy buena onda porque como sabían que a Luis lo visitaba una vez al mes nos dejaban estar toda la jornada, que dura de las 10 a las 17”, recordó Sandra De Caro. “Para él era un peso muy grande toda esta situación porque sabía que yo tengo cinco hijos y estoy desocupada, por lo que ahora es una mochila que me sacó aunque lo voy a extrañar, porque yo lo amo”, concluyó la pareja del hombre más buscado de la región.
“S. D.” El tatuaje en el brazo derecho de Aboy lo une de por vida con Sandra De Caro.
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