Sin motivos para brindar: la crisis llegó a las cervecerías artesanales

Los cerveceros de la región alertaron que se ven afectados por la inflación, la suba de tarifas y una baja en el consumo. Los insumos con los que trabajan están dolarizados y la competencia feroz completan un amargo panorama.

Luego de la explosión que registró en los últimos años el mercado de la cerveza artesanal comenzó a perder terreno por el largo ciclo de recesión, la inflación, que afecta a distintos sectores de la economía y la caída del consumo. Los productores apuestan, por ahora, a contener precios para no perder más ventas a la espera de un cambio de escenario.

Así lo reconoció el presidente de la Asociación de Cerveceros Artesanales de Bariloche, Guido Ferrari, quien dijo que la caída de la rentabilidad es acentuada, debido a que los insumos con los que trabajan están dolarizados y sus precios de venta al público no puede seguir ese ritmo.

De los cuatro ingredientes fundamentales con los que se elabora una cerveza (agua, malta, lúpulo y levadura), casi tres son importadas en su totalidad. En Argentina no crecen todas las especies de lúpulo y para la elaboración de ciertos estilos es necesario agregar ciertos lúpulos que, si o si, hay que traer de afuera. En cuanto a las maltas, si bien hay muchas nacionales, no tienen la calidad de las importadas.

Hoy en Bariloche y también en el resto del país, una pinta de cerveza se vende “al equivalente de 2,5 dólares, no llega a tres, cuando en países como Chile o Uruguay está a casi 7 dólares. Y en Paraguay a 5”. Según señaló, ese cuadro de situación “afecta los márgenes” y se agrava porque la cantidad de microcervecerías no paró de crecer y la competencia es muy grande.

No hay un peso para la pinta

“La burbuja está al mango” graficó Ferrari, titular de la cervecería Berlina, una de las más grandes de Bariloche, con canales de comercialización a nivel local y también en el resto del país.

El productor coincidió con su par Lucas Lico, presidente de la cámara argentina de cerveza artesanal, quien hace pocos días le dijo a un medio nacional que luego de la devaluación fuerte de 2018 “el mercado dejó de crecer a tasas altas y se estabilizó. Y a partir de este año está comenzando a decrecer”.

Pablo Rodríguez, socio y fundador de cervecería Antares (Mar del Plata), aseguró a su vez que “el atraso del poder adquisitivo de la gente repercute en el consumo”, con lo cual se redujeron mucho los márgenes de ganancia. “No podíamos subir la carta un 50% cuando los salarios subieron 20%, la concurrencia cayó un 15% y la rentabilidad cayó un 30%”, precisó Rodríguez.

Es un momento bisagra para el segmento. Luego de cinco años de crecimiento, 2019 se presenta con profundos desafíos.

Plantean desde la Cámara y de la Cerveza Artesanal de Argentina (CCAA).

Ferrari coincidió con el panorama que describieron sus colegas y dijo que la producción de cerveza artesanal siempre se caracterizó por privilegiar la calidad antes que el volumen. Y apuntó que a la situación de apremio que viven hoy se suma “la aparición de pseudo artesanales de las cervecerías industriales, que están tallando fuerte y complican más, porque tienen otro acceso al mercado”.

Cantidad y calidad

Bariloche cuenta hoy con unas 35 fábricas de distinto tamaño y produce entre 5.000 y 7.000 hectolitros mensuales de cerveza artesanal (700 mil litros), de los cuales una parte se vende en la localidad y el resto se envía a otros centros de consumo como Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Rosario.

Ferrari dijo que el costo logístico también es alto y complica la ecuación. “El mercado está retraído y en estas condiciones es imposible trasladar los costos, porque se vendería menos todavía”, explicó.

En números

u$s 2,5
se cobra en Argentina por una pinta de cerveza, cuando en Chile o Uruguay está a casi 7 dólares.
6.500
personas emplean las fábricas artesanales en el país. La misma cantidad que las dos empresas líderes del mercado.

Aunque no cuantificó la caída, señaló que el público “igual sale mucho, va al bar cervecero, pero no tiene el mismo poder de compra y eso se nota. El que antes tomaba tres cervezas y además cenaba, hoy se toma una o dos, y come algo ligero, a compartir”.

Dijo que una realidad así los obliga a estar “más preocupados por la supervivencia que por el crecimiento”.

De todos modos, Lico destacó que el sector tiene mucho margen para crecer porque en Estados Unidos las artesanales representan el 14% del total de las cervezas y en muchos países europeos entre el 6 y el 8%, mientras que en la Argentina, donde el desarrollo empezó más tarde, no supera el 3%.

Señaló también que las fábricas artesanales emplean en forma directa en todo el país a 6.500 personas, “la misma cantidad que las dos empresas líderes del país, que representan el 87% del consumo total”.

Ferrari insistió en que “el negocio se pone difícil con estos márgenes, pero por ahí es un momento, y después llega la recuperación. Además Bariloche tiene la ventaja de dos temporadas turísticas fuertes, que ayudan a multiplicar”.

Bariloche – Paseo Cervecero. Foto: Marcelo Martinez

Los productores del Alto Valle intentan mantenerse en pie

Por Fabricio Álvarez

En el Valle, el costo dolarizado de todos los insumos de la producción de cerveza artesanal también golpeó el mercado, hizo tambalear los ingresos de los cerveceros y obligó a los productores a buscar estrategias para mantenerse en pie.

“Ahora estamos al costo, sobreviviendo, pero esto no se puede mantener mucho tiempo”, afirmó Federico Franke, uno de los socios de Kalevala una pequeña empresa mayorista cipoleña que tiene una capacidad de 10.000 litros de producción de cerveza.

“Inicialmente la rentabilidad era cómoda para poderse proyectarse y crecer. La devaluación impactó muchísimo. Este sector creció muy fácil y muy poco profesionalizado. Entonces cuando nos encontramos con esto nos afectó mucho”, resaltó Pablo Vrlica, dueño de Kürüf, una de las grandes productoras de la región que encontró en Buenos Aires un mercado atractivo. Según indicó Vrlica, el costo de producción aumentó, desde abril del 2018 a hoy,  un 100%, mientras que el traslado al consumidor final no superó el 25%.

“El traslado de costos al producto final es muy complejo, aparte estamos en un sector muy competitivo. Lo último que vamos hacer es traslada el costo al cliente final”, sostuvo.

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Bariloche – Paseo Cervecero. Foto: Marcelo Martinez

Los empresarios cipoleños entienden que el “cliente final bar” es el que más se vio afectado, porque “la gente sale menos”, “gasta menos” y se buscan “otras alternativas”.

“En tres años el costo de una pinta subió el 100% mientras que los insumos entre el 300 y 400%”, contó Franke.

Uno de los socios de Kaveleva expresó que este verano el consumo “fue muy bueno” pero que a diferencia de años anteriores, desde marzo el comenzó a bajar”.

Ley derogada

El año pasado el municipio cipoleño aprobó una normativa para que todas las cervecerías que produzcan más de 5.000 litros se instalen en el Parque Industrial.

Sin embargo la normativa fue derogada por el Poder Ejecutivo.Esta medida, según Franke, hubiese “terminado” con muchas firmas.“El año pasado nos juntamos por este tema, finalmente no se puso en vigencia porque sino nosotros teníamos que cerrar”, explicó.  


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