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Barrios cerrados, un estilo de vida que crece en Bariloche

El mercado inmobiliario apuesta a este tipo de emprendimientos que tuvo una explosión en los grandes conglomerados urbanos en pandemia y se incrementa la demanda en la cordillera.

Seguridad, aire libre, servicios de calidad, amenities, una cuestión de estatus o inversión. Con esas premisas, cada vez hay más barrios cerrados en Bariloche y aunque no llega a tener el exponencial crecimiento del área metropolitana en pandemia, es una tendencia visible.

Para los desarrolladores, inversionistas e inmobiliarias comercializadoras es un dato positivo del mercado: hay demanda y se generan nuevos proyectos en la oferta. En el ámbito sociológico observan que es un fenómeno de estudio que tiene una lectura más amplia.

“Desde hace varios años se viene viendo un incremento en la demanda de barrios cerrados. No creo que el incremento de esta demanda en el tiempo haya sido tan rápido, ni con la misma lógica que en Buenos Aires en la pandemia ya que en Bariloche hay mucho más gente que ya vive cerca del verde”, admitió Victoria Díaz Vaccaro, gerente de O’Keefe, una inmobiliaria de Bariloche que comercializa este tipo de emprendimientos.

Para Gabriel Di Tullio, propietario de la inmobiliaria que lleva su nombre, los barrios cerrados crecen pero no lo considera una “tendencia”. “No es lo que la gente más busca, un segmento particular sí, hay mucha gente de Buenos Aires o de otras ciudades que invierte acá para tener la propiedad como segunda residencia y en este caso es más fácil para ellos cuidar la vivienda en un predio cerrado, pero el local busca más barrios abiertos”, opinó.

Díaz Vaccaro señaló que la pandemia trajo a Bariloche “un público que no vive necesariamente todos los días del año en la propiedad y la usa para vacacionar o aquellos que por el tipo de trabajo online/remoto hoy es una opción trabajar y viajar al mismo tiempo”, acotó.

En Bariloche hay barrios privados de grandes extensiones, como Arelauquen (foto) y otros más pequeños. Foto: Chino Leiva

Hoy hay barrios cerrados en Bariloche con lotes para la edificación particular de la vivienda, que tienen ciertas exigencias edilicias y de superficie, y códigos de convivencia, propias del emprendimiento. También muchos cuentan en el interior con edificios de departamentos porque el código prevé áreas de servicio en las que se pueden construir residencias temporales.

Por eso, también los barrios cerrados se convirtieron en una alternativa de alquiler, en un perfil de inquilinos de un poder adquisitivo alto porque las expensas son un plus que se debe tener cuenta y que generan una diferencia sustancial al momento de afrontar el costo.

La seguridad, el principal motivo

Los referentes del mercado inmobiliario coindicen que la seguridad, “el sentirse protegidos” con un cerco perimetral, barrera o portón de acceso, custodia las 24 horas, videovigilancia, es uno de los motivos por los cuáles mayormente se opta por invertir en este tipo de emprendimiento, aunque en Bariloche hay variantes, entre los que tienen custodia todo el día y los que están cerrados y con videocámaras. La diferencia está en el costo de las expensas.

Díaz Vaccaro -que desde la inmobiliaria comercializa Barrancas de Melipal (que continúa en expansión con seis nuevos edificios en construcción), Dos Valles, Arelauquen Golf & Country Club, Bariloche Yacht Club y Pioneros Green Lago- destacó como otro factor importante de los inversiones es la búsqueda de “tranquilidad” y consideró que “los amenities también son un diferencial, en la medida que no hagan que la expensa sea muy alta”.

Uno de los emprendimientos cerrados con mayor expansión es Barrancas de Melipal donde están en construcción seis edificios. Gentileza

La situación compleja del tránsito actualmente en Bariloche también infiere en las prioridades. Según la gerenta de O’Keefe “en relación al lugar donde vivir, hoy empieza a primar la accesibilidad de los barrios en relación al trabajo, el colegio de los chicos y toda la actividad diaria. Con el crecimiento de la población estos últimos años el tránsito se ha vuelto más difícil en horarios pico, por lo que la gente suele elegir barrios bien ubicados, en cercanía a sus actividades”.

Di Tullio -que además de comercializar, es desarrollador de los barrio Altos de Quinchahuala, Solares, Mirasoles, entre otros- dijo que en algunas zonas de Bariloche, como por ejemplo una fracción del Este, hacia donde va el crecimiento de la ciudad, hay “una falta de modernización del código urbanístico, que solo permite este tipo de desarrollo, barrios cerrados” y también por normativa en la zona Oeste hay fracciones que no se pueden subdividir.

Este diario intentó sin éxito obtener la opinión del área de Planeamiento municipal, que habilita las edificaciones.


El fenómeno que trajo la pandemia


En Argentina la historia de los barrios cerrados tiene más de 100 años y a Buenos Aires y los grandes conglomerados urbanos, como protagonistas. Pero hay que remontarse a la década del ’90, durante la presidencia de Carlos Menem, para remitirse al último auge de las urbanizaciones privadas vinculadas a la economía neoliberal.

El fenómeno actual -sobre todo en el área metropolitana y grandes capitales del país- está asociado a otra realidad, más vinculada a la inseguridad y como consecuencia de la pandemia, que generó la necesidad de buscar espacios verdes y aire libre en muchas familias agobiadas por el encierro.

Las comodidades, tranquilidad y seguridad son algunos de los servicios que buscan en los barrios cerrados. Foto: Gentileza

Una solución individual, un problema en lo social


En términos sociales los barrios cerrados generan una “disolución de lo colectivo, una fragmentación social, se tiende a aislar, estar protegidos y la consecuencia es la desintegración del tejido social”, opinó Daniel Natapof, sociólogo, becario doctoral de Conicet- UNRN en el Instituto de Estudios en Ciencia, Tecnología, Cultura y Desarrollo (Citecde) de Bariloche.

“Si se lo mira desde el punto de vista individual pareciera ser una solución, pero desde el punto de vista social es un problema grande”, resumió el sociólogo y urbanista Fernando Bercovich en una nota publicada en la agencia Sputnik Mundo.

Natapof observó una pérdida del carácter “comunitario” del barrio abierto, del sentido de pertenencia y los vínculos humanos en el vecindario que en una sociedad como Bariloche, “con alma de pueblo”, eran prioridad hasta hace un tiempo.

Para Natapof, el crecimiento de los barrios cerrados también tiene una lectura con la “percepción de inseguridad y el deseo de aislarse de una realidad que no interesa conocer”.

También observó que el trabajo remoto generó la llegada de personas nómades que se instalan temporalmente en la ciudad y no tienen interés de generar vínculos sociales en la comunidad, “no generan arraigo”.


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