Carlos, el custodio de los libros impresos de Neuquén

Llegó a Neuquén con su esposa hace 40 años. En su librería de calle Belgrano se exhiben textos que datan de 1600 y 1700. Colecciona además, antigüedades e historias.

Hace 40 años que Carlos García y su familia llegaron a Neuquén, atrapados por la historia de la Provincia y con el deseo de tener un lugar especial destinado a una actividad cultural que funcionara como su cable a tierra.


Junto a su esposa, cumplieron el objetivo que compartían desde jóvenes y se vinieron a vivir con sus hijos desde Quilmes, provincia de Buenos Aires. Estuvieron durante 20 años en la feria de los artesanos frente a la catedral en la capital neuquina y luego decidieron hacer realidad su deseo de tener un espacio cultural propio.

Su cable a tierra encontró un lugar en calle Belgrano 317. Quienes crucen las puertas de la particular librería, podrán encontrarse con libros entrañables, algunos impresos en 1758 y en 1680, primeras ediciones de Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Robert Arlt, diarios de 1811 y 1816, una primera edición de “La razón de mi vida” de Eva Perón y muchos autores más.

Entre tantas otras reliquias, hay un proyector Super 8, radios a válvula y dos vitrolas, una que tiene 100 años y la otra 120, las dos son originales y funcionan a la perfección. Carlos está jubilado y pasa sus días en su local haciendo algo que asegura, le da satisfacción. Comentó que no buscaban tener un negocio, sino un lugar cultural para poder rescatar, especialmente, la historia de Neuquén y el progreso que tuvo.

La historia de Neuquén es muy rica”, mencionó, y agregó que siempre les atrapó ya que se trata de un lugar que tiene algo especial, con una historia propia, con paisajes hermosos y su gente es “maravillosa”.
Durante toda su vida fue rescatando objetos antiguos para poder mostrarlos al resto de las personas. Para él “los libros no pueden estar encerrados” y le pasa lo mismo con las antigüedades. Carlos recordó que, tanto él como su esposa, tuvieron la suerte desde chicos de tener a sus familias que eran muy lectoras y tenían bibliotecas “donde no había libros prohibidos y donde uno respiraba libertad”.

En la casa de mis padres, había bibliotecas donde no había libros prohibidos y donde uno respiraba libertad. De ahí aprendí que los libros no pueden estar encerrados”.

Carlos García es oriundo de Quilmes, provincia de Buenos Aires.

El librero comentó que la esencia de su emprendimiento familiar es poder ser útil en transmitir esos valores. En su local las personas se interrelacionan, se comunican. Aseguró que “uno se enriquece también con el diálogo” y comentó que la gente se engancha, se expresan “y eso es lo que a uno lo motiva a seguir”. Para él, la libertad la da el poder interactuar con pensamientos disimiles, compartir y aprender permanentemente.

La recepción de la gente siempre es buena y cálida, mencionó Carlos. También comentó que la intención es que se sientan en un ambiente cómodo, agradable, que puedan venir y revolver los libros. Aseguró que eso le da permanentemente satisfacciones porque, al sentirse la gente cómoda, “de pronto te transmiten un montón de cosas”. Para Carlos, este lugar es hoy más que nunca su cable a tierra, porque su esposa falleció hace poco y esto lo ayuda a atravesar la difícil situación.


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