Día de las Infancias: el desafío de alejar a los niños de las pantallas y buscar alternativas en el juego
Un grupo multidisciplinario de Bariloche ofrece talleres en instituciones educativas para concientizar a las familias. El rol del adulto y la importancia de generar propuestas distintas que atraigan a los más chicos.
La inquietud por el uso excesivo de pantallas por parte de los más chicos es reciente, pero en muy pocos años resultó apabullante. En 2022, la directora de un jardín de infantes de Bariloche pidió asesoramiento en el Profesorado de Nivel Inicial del Instituto de Formación Docente (IFD) al detectar el abuso frecuente de celulares en los hogares de sus pequeños alumnos, sin imaginar que era una problemática incipiente.
“En ese momento, recuerdo que buscamos información, pero escaseaba. Nos reunimos en la salita de salud del barrio para poner en palabras qué estaba ocurriendo. Surgió la propuesta de realizar talleres con las familias, junto a profesionales de diversas áreas”, sintetizó la licenciada en Educación Inicial, Daniela Gutiérrez, profesora de Prácticas en el Profesorado de Nivel Inicial del IFD.
Al año siguiente, la problemática se trasladó a otros espacios curriculares del profesorado y empezó a ser abordada bajo la premisa de “una crianza compartida entre las familias y el jardín”. “Se invitó a las familias a pensar sobre esto en los hogares. Se propuso recordar cómo fue nuestra infancia, la crianza de nuestros padres, los cuidados, rememorar a qué jugábamos, si se salía a jugar o se iba a la plaza”, comentó Gutiérrez.
En esos mismos encuentros, los docentes detectaron padres jóvenes que incluso han tenido una relación con la tecnología, “aunque no de la manera que vemos hoy”. También registraron la preocupación por parte de muchas abuelas que están al cuidado de sus nietos.
Los profesionales pidieron a las familias que describan escenas cotidianas. Surgió que, muchas veces, cuando los padres sacan los celulares a los chicos, estos “hacen escenas de gritos, llantos y enojos”. “Se trabaja para que cada familia pueda construir pautas. Sin imponer. Se propone que la cena, por ejemplo, sea un momento de desconexión total del celular para poder dialogar. Pero siempre ponemos el foco en el adulto que es responsable del niño”, recalcó.
En muchos casos, los adultos comentaban maravillados los conocimientos tecnológicos de sus hijos. “Lo cierto es que somos la figura responsable. Cuanto más sepan las familias, más informadas estén, más herramientas habrá para cuidar a los niños. La tecnología tiene beneficios, pero hay que tener cuidado y se trata de construir pautas”, subrayó.
El dispositivo «no reemplaza el acompañamiento»
El equipo que trabaja con las familias es interdisciplinario, conformado por docentes, psicopedagogos, psicólogos y profesionales de la salud.
“Al pensar en las infancias, más allá de los niños y niñas, debemos preguntarnos también por el rol del adulto. ¿Cómo se vincula ese adulto en el hogar con la tecnología? Porque, a veces, también nos encontramos con un adulto muy pegado al dispositivo. Sumamente conectado”, resumió Dante Bridier, licenciado en Tecnologías Digitales para la Educación.
La propuesta, insistió, es invitar a los adultos a pensar en su propia relación con el uso de la tecnología porque los chicos miran a su alrededor. Y copian.
“Uno no puede limitar el uso de la tecnología cuando como adulto corre a atender el teléfono cada vez que suena. Hay una cuestión de coherencia. Si queremos educar a los niños hay que evaluar qué imagen trasmitimos”, consideró.
También planteó que, como adultos, es necesario hacerles conocer otras alternativas: “Ellos conocen el celular y no otras actividades analógicas, como un juego de mesa. El adulto puede poner un audiocuento, pero debe permanecer al lado del niño. El dispositivo no reemplaza ese acompañamiento, ese abrazo, esa mirada que buscan los niños con su familia”.
Gutiérrez resaltó que el juego es uno de los pilares de la educación inicial. También en la familia. De esta forma, los chicos descubren el mundo, gestionan emociones. Sin embargo, diferenció el juego del celular. “El mundo ofrece otras posibilidades. No quiere decir que desconozcamos la importancia de la tecnología, pero siempre con los cuidados del adulto que acompañe”, especificó esta docente que continúa los talleres con las instituciones que solicitan ayuda.
Un rescate del baúl de los recuerdos
Ya en 2013, la Observación del Derecho a Jugar por la Convención de los Derechos del Niño alertaba que la práctica excesiva de los juegos de pantalla genera sedentarismo y limitaciones en la motricidad. Chicos torpes, guiados por modelos culturales ajenos y la promoción de conductas agresivas.
Tras su retiro como docente, la barilochense Evelina “Mausi” Brinnitzer se propuso recuperar los juegos tradicionales. Aquellos de palabras, motrices, de ingenio. El abanico es amplio ya sea para jugar en familia, con amigos o en la escuela.
Su desafío fue concientizar a los maestros de la necesidad de rescatar los juegos del baúl de los recuerdos y darlos a conocer a las generaciones más jóvenes que hoy solo parecen verse seducidas por las pantallas. El juego como un mundo por descubrir.
Esta profesora de educación física advierte que posibilita aprender habilidades sociales, cognitivas y perceptivas. También ayuda a ejercitar la atención, la memoria, el lenguaje y el pensamiento. Por eso, “Mausi” decidió difundir todo juego que se le iba cruzando en el camino, con sus reglamentos y en algunos casos, sus orígenes.
El año pasado, publicó el libro «Claves para jugar y aprender en las aulas», junto a Gabriela Fernández Panizza, referido a las prácticas para enseñar a jugar. El material bibliográfico incluye un repertorio con unas 100 actividades para el aula. Por otro lado, creó una página de Instagram llamada “Juegos e Ideas” con todo tipo de propuestas lúdico -creativas e indicaciones para la construcción de juegos y juguetes reciclados. Allí se concentran decenas de juegos motrices, con dados, de lápiz y papel, de palabras, de representación, perceptivos, origami, entre otros.
Comentarios