El bandoneón más buscado: se encontró con su artista de Roca, tras una gira por el mundo

Los más elegidos por los tangueros tienen su historia en la Europa de preguerra y ya no se fabrican más. Algunos quedan en distintos lugares del planeta; como el de Gala, una joven música de Roca que recorrió Buenos Aires para encontrar su “fuelle” predilecto.

Atrás en la historia quedó enterrada la fábrica de los bandoneones más famosos. La compañía alemana de Alfred Arnold “Doble A”, cerró sus puertas tras la segunda guerra mundial y así estos instrumentos dejaron de fabricarse en serie. Solo quedaron girando por el mundo los AA que habían sido confeccionados y que aún sobreviven. Verdaderas reliquias como una caja de resonancia cargada de historias, conciertos y recuerdos de un pasado artístico único e internacional.

Una de esas piezas hoy pertenece a Gala Tiscornia, una bandoneonista roquense de 30 años, quien hizo el hallazgo tras un viaje de búsqueda en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Le compró uno de estos bandoneones a un músico en Abasto, luego de probar más de diez distintos en la Capital Federal, todos especialmente buscados y seleccionados por ella.

Actualmente en el país, estos aerófonos portátiles con botones asociados a Troilo y al tango; solo se fabrican por pedido y de manera artesanal por algún luthier. Sin embargo, lo más común entre los bandoneonistas es adquirir alguno usado de aquella época y restaurarlo.

El de Gala, fue fabricado antes de la guerra mundial, llegó a Argentina en manos de algún desconocido, se compró en Buenos Aires, luego giró por Europa, vivió unos años en Inglaterra en la casa de un joven músico y volvió al país. Ahora está en Roca.

Foto: Andrés Maripe

La joven pudo adquirir su nueva herramienta de trabajo por la ayuda de sus padres. Pero el camino de búsqueda de su instrumento lo emprendió ella, así como lo hacen muchos músicos. Hace meses, estaba buscando. Empezó en la ciudad, pero ninguno la enamoró y por eso agrandó el radar. “Hace un mes definí viajar, me puse en contacto con los dueños de bandoneones que seguían disponibles. Yo quería un doble AA o Premier porque busco ese sonido”, contó. Así fue que viajó a Capital Federal acompañada por su pareja, Franco, con quien organizó el itinerario de visitas para probar los diez bandoneones que cumplían con sus expectativas.

El viaje de búsqueda a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Foto: Gentileza

Con la mochila a cuestas, en tren y colectivo, recorrieron Capital y Provincia en solo dos días: Quilmes, Palermo, Villa Urquiza, Abasto, Congreso y otras tantos lugares. “En total vi unos diez bandoneones. Cuando probé el de abasto me di cuenta que tenía grandes chances de ser el elegido”, recordó.

“Yo lo elijo principalmente por la calidad del sonido que transmite y por las condiciones en las que está en el interior, las máquinas y las voces. Eso es muy importante.”, comentó Gala.

Antes de tomar la decisión, tuvo que probarlo de nuevo y ratificar esa conexión. Se tendió el lazo entre artista e instrumento, y así empezó el operativo de compra-venta. “Me atrapó la potencia que tiene, el volumen y la reacción que tienen todas las notas. Tiene bajos muy potentes, parece un buque”, ironizó. “Me gustó mucho la dulzura que puede generar, los vibratos que se pueden hacer”, agregó. El camino para encontrarse uno con el otro es en sí, parte de una búsqueda artística y profesional.

Dato

192
años de antigüedad tiene el bandoneón como instrumento musical. Se creó cerca de 1830 en Alemania.

El bandoneón: la historia del “fuelle”

La particularidad del bandoneón es que tiene un fuelle y que vos respirás con él”, explicó Gala y contó que en total tiene cuatro teclados.

El instrumento se originó en Alemania para acompañar largas procesiones religiosas en las que iban caminando de una ciudad a otra, necesitaban suplantar el sonido del órgano dentro de la iglesia, puertas afuera. Luego, el “fuelle” migró al país junto con la gran población europea.

Se empezó a tocar entre los sectores más humildes y la gente trabajadora. Se hizo más representativo de otro tipo de música, también con mezclas de estilos y con un poco de sabor a música negra. Ahí se empieza a generar este sonido más tanguero”, contó la joven.

“Muchos jóvenes y cada vez más mujeres se van sumando a tocar el fuelle. Va creciendo una nueva ola de bandoneonistas”

Gala Tiscornia, música y bandoneonista Orquesta Municipal de Tango

Amor de juventud


En su adolescencia su amor era la batería. Decidió estudiar Percusión y en 2011 llegó a Roca para cumplir esa misión, pero en el camino apareció el bandoneón y el tango. “El sonido me atravesó y tenía que aprender a tocar esa caja mágica”, recordó Gala. Un concierto didáctico en el IUPA a sus 18 años fue el antes y el después. Así fue que empezó a estudiar bandoneón en paralelo a percusión, pero en el tercer año ya se definió 100% por el “fuelle”.

Desde el inicio de su carrera, participa en diferentes formaciones, con distintos géneros musicales. En 2016 se unió a la Orquesta Escuela Municipal de Tango bajo la dirección de Nicolás Malbos y desde 2019 es parte del electo estable de la Orquesta Municipal de Tango “Aníbal Troilo” dirigida por Walter Ruiz.

Actualmente, es técnica universitaria de Interpretación Musical con orientación de Bandoneón y está en la recta final de la Licenciatura en Música y el Profesorado en Interpretación Musical; en el Instituto Universitario Patagónico de las Aires (IUPA). Trabaja realizando conciertos y ya realizó varias giras por la región y fuera del país, en Chile.

Músicos

8
bandoneonistas hay actualmente en ejercicio en el Alto Valle y seis son de Roca, según datos estimativos.



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