El campo que educa: una propuesta del INTA Bariloche para los chicos de la ciudad
Desde hace 11 años, la institución propone el encuentro “Puertas Abiertas: de la ciencia a los colegios primarios”. En esta ocasión, recibirá a unos 700 alumnos a lo largo de la semana.
Al ingresar al salón del Puerto San Carlos, cientos de chicos de escuelas primarias se encontraban con una oveja de juguete ubicada sobre unos fardos y una bandera del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). «¡Bienvenidos!», los recibía Manuela, una de las trabajadoras de la institución en Bariloche, antes de llevarlos por los diversos stands que proponían distintos contenidos y de juegos.
Este martes comenzó la edición 11 de “Puertas Abiertas: de la ciencia a los colegios primarios”, la propuesta del INTA Bariloche para que las escuelas de la región conozcan la actividad de la institución. En esta oportunidad, unos 700 alumnos pertenecientes a escuelas públicas y privadas visitarán el Puerto San Carlos esta semana para participar de charlas y espacios demostrativos. Los temas varían desde genética forestal, la producción animal, insectos, agroecología, ecología forestal y los rastros de los carnívoros.

«Esta iniciativa nació en 2012 porque, hasta ese entonces, nos llamaban de las escuelas para consultarnos si podían recorrer los laboratorios del INTA. Surgió entonces la posibilidad de concentrar las actividades en una misma semana», comentó Paula Lagorio, del INTA Bariloche. En la prueba piloto, concurrieron chicos de nivel inicial, primaria y secundaria y la experiencia resultó caótica. Por eso, decidieron poner el foco en los chicos de primaria. Y desde el año pasado, la muestra se trasladó al Puerto San Carlos donde las comunidades educativas podían acceder caminando.
«Recibimos a los chicos de 9 a 12 años que son los más curiosos, los que más preguntan«, resumió Lagorio recorriendo los tres circuitos del recorrido.
Una de las primeras propuestas era un juego de cartas sobre la huerta agroecológica. «Se trata de introducir el concepto de huerta en la práctica para producir alimentos de manera sostenible. Los chicos deben armar una huerta con 15 cartas y se van sumando los puntajes. En el medio se encuentran con algunos desafíos», comentó una de las trabajadoras del INTA que estaba a cargo de esa «parada».

A pocos metros, dos investigadoras proponían hablar sobre genética forestal. «Estudiamos las especies nativas y diferenciamos lo nativo de lo exótico y la importancia de la diversidad de bosques para la conservación. Les contamos que estudiamos el ADN ya que a partir de ahí, encontramos las diferencias que permiten ver la diversidad en el bosque. Les mostramos las semillas, los plantines y cómo son las células», detallaron.
De pronto, un grupo de cuarto y séptimo grado se acercaron al stand. «¿Fueron alguna vez al bosque?, ¿cómo se siente?«, preguntó una investigadora intentando atrapar la atención de los chicos. «¿Saben cuál es el gran problema en el mundo hoy? Los bosques están desapareciendo del planeta. Y eso plantea un gran problema porque los bosques dan oxígeno. Ayudan al cambio climático«, les dijo.

«En el INTA trabajamos con biotecnología para que los árboles crezcan más y ayudar así a propagarlos. Hacemos muchos experimentos. Cuando uno ve un árbol que crece rápido se puede cultivar un vitro. Miren», señaló acercándoles unos tubos que contenían ramas. Luego les mostró cómo se extrae y se secuencia el ADN de las plantas. «Este aparato lee el ADN y nos dice las secuencias. ¿Quieren ver cómo se usa?«, les preguntó. Los chicos respondieron entusiasmados y acercaron las cabezas a la computadora.
El grupo de producción animal, en cambio, contaba una historia basada en la experiencia de dos productores: uno muy dedicado a la cría y otro que prestaba poca atención y cuidado a sus animales. El relato, a través de títeres de ovejas, terminaba mostrando dos bolsas de lana correspondientes a un animal bien cuidado y otro mal cuidado. La diferencia de la calidad era notable. «Se plantea la necesidad, en este sistema vulnerable, de cuidar a los animales con un manejo sanitario. Nos basamos en el bienestar animal: que el animal se sienta bien, esté bien alimentado, no sienta dolor ni sufra estrés», plantearon las trabajadoras del INTA.

En otras mesas los chicos participaban de dos juegos: a través de «Quién es», debían adivinar el insecto que figuraba en una de las fotos que tenía en su poder el grupo contrario, a través de preguntas y ciertas pistas. La propuesta se focalizaba en las formas corporales de los bichos y en la alimentación. Por otro lado, investigadores del Grupo de Ecología Forestal mostraba a los chicos curiosos cómo evalúan el crecimiento de distintas especies de árboles en base al clima y el estrés hídrico.
También se abordó la importancia de la conservación de los pumas y zorros, «muy cazados por la producción ganadera». «Mostramos las técnicas biológicas para estudiar los rastros de estos carnívoros, ya sea a través de las huellas o el uso de cámaras de trampa para sacar fotos y conocer a dónde están ubicados», mencionó Elizabeth, una investigadora del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias de Bariloche (IFAB), un instituto de bipertenencia del INTA y Conicet.

Bárbara Águila, docente de la escuela 343 de Bariloche, sonreía al escuchar cómo sus alumnos respondían a los gritos ante cada consulta de los investigadores. «Nos llegó la invitación y nos pareció interesante porque la mayoría de nuestros chicos tiene vínculo con el campo. Son de la Línea Sur o El Manso así que esto tiene que ver con su contexto. Estaban entusiasmados en venir aunque lo cierto es que cuentan con bastante conocimientos», dijo.
Estudiantes del colegio industrial 2 también se sumaron a la propuesta del INTA, a través de la confección de unos tableros con juegos. Uno de ellos se llamaba «Cerebro mágico» y contenía una hilera de preguntas sobre temáticas del INTA y posibles respuestas en otra fila. Si los chicos elegían la respuesta adecuada, se prendía una luz verde.

Al ingresar al salón del Puerto San Carlos, cientos de chicos de escuelas primarias se encontraban con una oveja de juguete ubicada sobre unos fardos y una bandera del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). "¡Bienvenidos!", los recibía Manuela, una de las trabajadoras de la institución en Bariloche, antes de llevarlos por los diversos stands que proponían distintos contenidos y de juegos.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios