En el ADN del bosque andino hay vestigios de la Era del Hielo

Una investigación de científicos del Conicet y el INTA permite detectar en los árboles la evolución que los hizo sobrevivir a las glaciaciones. La evolución lenta de ciertas características de algunas especies dejó rastros que aun hoy pueden detectarse.

“¿Sabías que en el ADN del bosque quedaron los registros de la era del hielo?” De esta forma, los científicos del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias de Bariloche (Ifab) dieron a conocer los resultados de un estudio que lleva varios años.

Sucede que, a partir del estudio de ADN de los árboles nativos de la Patagonia, es posible inferir cuál fue el impacto del avance de los hielos durante las últimas glaciaciones. “Parece algo fantástico”, resumió Carolina Soliani, integrante de Ifab, un instituto dependiente del Conicet y del INTA.

Con el cambio de clima, los glaciares se retiraron y se restituyeron los bosques que, en ciertos sitios, habían desaparecido. Hoy, al estudiar las variantes de ADN de los árboles de Patagonia, es posible estimar el impacto que tuvieron los glaciares sobre los bosques durante las últimas glaciaciones. Pero no es todo. Al identificar bosques con alta diversidad genética, se pueden detectar los posibles refugios glaciarios, es decir, los sitios donde las especies pudieron sobrevivir a los hielos.

La investigadora adjunta del Conicet explicó que “las plantas no solo tienen ADN en el núcleo celular sino también en el cloroplasto. Lo que tiene de bueno este material genético es que evoluciona más lentamente que en el caso del núcleo y de esa forma, nos muestra una variación que refleja procesos más antiguos”, puntualizó Soliani.

“ Esas características -añadió- nos permiten hacer inferencias del pasado. No hablamos de ADN antiguo como si habláramos de personas momificadas o restos, sino de ADN de evolución lenta”.

El resultado de la investigación permite compararlo, por ejemplo, con la forma en que ocurrieron las últimas glaciaciones del Pleistoceno. “Si en Patagonia hubo muchas capas de hielo, muchos glaciares que cubrieron gran parte del continente, ¿a dónde fueron a parar nuestros bosques? La variación del cloroplasto aporta pistas acerca de dónde se podrían haber refugiado las especies; es decir, donde sí persistieron”, aseveró.

El primer paso fue realizar muestreos de distintas poblaciones de bosques para tener una representación geográfica adecuada. En el grupo, se trabajó con lengas, ñires, raulí, roble pellín, ciprés de la cordillera y pehuén, empleando “herramientas moleculares”.

“Conociendo los sitios que registran muchas variantes de ADN, es posible inferir cuáles pueden haber sido los refugios desde donde avanzaron las especies cuando se retrajeron los glaciares”, señaló. Puso como ejemplo el lago Lácar y los alrededores de San Martín de los Andes. “La variación genética nos da un indicio de que puede haber sido un lugar donde se refugiaron algunas especies vegetales. Y si fue un refugio, las plantas que estaban ahí pueden haber recolonizado otros sitios”, detalló.

Otro posible refugio resultó la Reserva Lagunas de Epulauquen en el departamento Minas de Neuquén y la isla de Tierra del Fuego. “Obtuvimos valores importantes de variación genética. Allí se encontraron rastros de polen fósil, lo que indicaría que persistieron in situ”, aclaró.

“¿Se esperaban de alguna forma estos resultados?”, preguntó Río Negro. “Uno no hace nada de cero. Había información similar del Hemisferio Norte y se toman aproximaciones. Pero resulta sorprendente cuando uno empieza a darse cuenta de que se pueden inferir los refugios y de lo relevante que resulta identificar áreas genéticamente diversas en nuestra región”, respondió Soliani.

Hay zonas, como las del lago Lácar, que podrían haber sido el refugio de muchas especies (Foto: Gentileza)

En el caso de la Patagonia, resaltó, lo llamativo es que no hubo un único refugio sino muchos lugares donde las especies sobrevivieron y, a partir de ahí, se constituyeron los bosques que hoy conocemos.

Este trabajo abrió un camino hacia otras líneas de investigación. El estudio de ADN de las plantas o árboles permitirá conocer cómo el cambio climático podría afectarlos, cómo podrían adaptarse y las estrategias para adecuarse a estos futuros escenarios.


Organismos que no pueden ni moverse pero sobreviven


Carolina Soliani es bióloga de formación y reconoce que siempre le han gustado los árboles.
“Es muy curioso que, siendo organismos que no puedan moverse, sobreviven, se adaptan y persisten en sus ambientes. Es fascinante poder comprender cómo lo logran”, explicó.

Dijo que, desde la biología molecular, es posible aproximarse para conocer y comprender los mecanismos de adaptación y cómo enfrentan situaciones de estrés ambiental, como una sequía o las altas temperaturas. “Además -agregó-, conforman los ecosistemas que hoy son considerados de los más relevantes para mitigar el cambio climático, los bosques”.

En relación a la investigación del Ifab, consideró que los resultados asisten a la toma de decisiones por parte de los organismos de conservación y manejo.

“A partir de los estudios de diversidad genética, es posible indicar cuáles son los sitios más apropiados para la cosecha de semillas y la producción de pequeños árboles para activar un plan de reforestación o restauración (en caso de que ocurra un incendio, una gran sequía o una plaga que impacte sobre el bosque)”, aseguró.

“Se habla de refugios múltiples. Hay que poder identificarlos. Hay que pensar que tenemos un país muy grande; de modo que identificar varios lugares es más que relevante”, señaló esta científica, que trabaja en la estación experimental del INTA.


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