Se reencontraron con cuatro ballenas francas australes que eran monitoreadas en Chubut

De las 103 ballenas monitoreadas satelitalmente desde que inició el proyecto en 2014, 29 individuos fueron identificados por el equipo de investigación del ICB. En este caso, dos de ellas son estudiadas hace casi 50 años.

El Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) identificó en el Golfo Nuevo, Chubut, a cuatro de las ballenas que eran monitoreadas satelitalmente durante la temporada 2023, dos de las cuales son estudiadas hace casi 50 años, y aseguró que los datos recogidos aportaron «información valiosa» sobre los viajes migratorios de estos mamíferos y sobre la protección de los ambientes que son clave para el ciclo de vida de la especie.

Además, la organización informó hoy a través de un comunicado que los cuatro ejemplares de ballena franca austral identificadas son parte de los 16 mamíferos equipados con dispositivos satelitales y fueron identificadas como Eos, Aura, Gaia e Iris.

Forman parte de la 8va temporada del proyecto colaborativo «Siguiendo Ballenas», con dispositivos que se colocaron entre octubre y noviembre del año pasado con el objetivo de aportar información clave para la conservación de esta especie en el Atlántico Sudoccidental.

«Cada reencuentro con ballenas conocidas, más allá de su contribución científica, nos llena de alegría. Sobre todo cuando se trata de individuos como Eos y Aura, que conocemos desde hace casi 50 años. Contar con la historia de vida de los individuos previo a su seguimiento satelital permite estimar la edad de esos animales, determinar si sus hábitos y éxito reproductivo se modifican a lo largo de los años y monitorearlas a futuro.

De este modo, los resultados se enriquecen y sirven de insumos para protegerlos en todo su rango migratorio», destacó la bióloga Florencia Vilches.

De las 103 ballenas monitoreadas satelitalmente desde que inició el proyecto en 2014, 29 individuos fueron identificados por el equipo de investigación del ICB y forman parte del catálogo que contiene las historias de vida de 4500 ballenas francas australes conocidas desde 1971 en Península Valdés. Al igual que en las temporadas previas, el equipo de fotoidentificación del ICB analizó las fotografías de las ballenas equipadas con transmisores y efectuó su búsqueda en el catálogo digital.

Se reencontraron con las ballenas: cada una con su historia


Eos es una hembra con cría y desde que se le colocó su transmisor, el 25 de octubre del 2023, ha recorrido 11.235 kilómetros. Esta ballena fue identificada por primera vez en 1979 cuando ya era adulta,
lo cual significa que tiene al menos 50 años, y se conocen a seis de sus crías, y este nuevo registro -tras 16 años- indica que continúa en etapa reproductiva.

Aura, es una hembra adulta con cría y los registros del catálogo indican que desde 1996 tuvo al menos 6 crías (incluyendo la de 2023), con períodos entre partos regulares de 3 años (1996 a 2005) y un último periodo entre partos (2005-2007) de 2 años, indicando que su cría nacida en 2005 pudo
haber muerto.

Gaia es una hembra con cría que identificaron por primera vez en 2009. Su transmisor dejó de emitir señal el 16 de enero, luego de 83 días de transmisión y 4.341 km recorridos. Al momento de la desconexión, esta madre con cría se encontraba sobre la plataforma alimentándose, pero previamente permaneció casi un mes en un área productiva frente a las costas de Chubut y a unos 250 kilómetros de distancia de la boca del golfo. Gracias a la fotoidentificación ahora sabemos que tiene más de 20 años.

Iris es una hembra con cría. Durante la colocación del transmisor, esta ballena y su cría se destacaron por ser individuos muy curiosos: el día que se le colocó el dispositivo satelital estuvieron más de 30 minutos rodeando la embarcación y continuaron muy próximas al equipo mientras los investigadores sacaban fotografías y despegaban el drone para registrar información sobre su comportamiento. Su dispositivo de corta duración, colocado el 1 de noviembre dejó de transmitir tras 20 días cuando se encontraban en la cuenca oceánica. A Iris se la identificó por primera vez en 2013 siendo una hembra ya reproductiva por lo cual sabemos que esta hembra monitoreada satelitalmente tiene más de 20 años.

Cada ballena franca tiene un patrón único de callosidades en su cabeza que permite identificar individuos, como sucede con nuestras huellas dactilares. Este descubrimiento, realizado por Roger Payne en 1970, permitió que se desarrolle desde hace más de 50 años y en forma conjunta con el Ocean Alliance el catálogo de foto identificación de individuos más extenso de una especie de ballena.

Actualmente este catálogo de más de 4.500 ballenas conocidas se nutre de fotografías de diferentes fuentes y proyectos, aportando información complementaria.

Agencia Télam.


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